31 diciembre, 2009

Impotencia

¿Qué haría yo si me encerrasen en tu misma cárcel, si estuviera obligada a dormir en tu mismo colchón, si tuviera que acariciar las mismas paredes que sostuvieron años ha tus recuerdos?


Estoy segura de que miraría mis (tus) muebles intentando extraer algo de tu esencia con mi mirada, que arrastraría lastimeramente mis manos intentando empaparme de tu presencia ya marchita.



Enloquecería, estoy segura, si le dieran tu celda a otra persona que no fuera yo. Anhelaría la dulce y amarga suerte de arrinconarme en tu polvoriento cascarón y ocultar mi cabeza bajo la almohada para inspirarte y exhalarte.



Lo que se me antoja extraño es no hallarme en ella, y sin embargo, tener mis sentidos perfilados con tu aroma; tener las manos manchadas con tu ausencia.



Y amarte. Amarte, como solo puede amar una enferma de nostalgia enamorada de un fantasma que, a su marcha, solo le dejó el recuerdo del decrépito sonido del arrastre de sus cadenas.



26 diciembre, 2009

Cartas que nunca se envían


“Miran al cielo y piden un deseo:
Contigo, la noche más bella"




1. Lilith


“La encontrará en la barra
como a un delfín varado que ha perdido su estrella”



Ella, pobre puta de bar,
que espera al señor que cada noche
la acoge en su seno para dormirla
como la niña pequeña que nunca fue
y que nunca será.
Pobre huérfana de besos,
hastiada de caricias prohibidas,
de vino y cognac.
Fuma para no engordar,
bebe para olvidar,
y el sexo es su suicidio.
Vaya puta de vicio,
que, en lugar de entregarse a su amante,
se limita a follar.




2. Luna, luna


“Pobre Blancanieves,
nuestro príncipe prefiere a la madrastra,
a la mala del cuento.”



Deja de acostarte cada noche conmigo
pensando en ella.
Cada vez que la recuerdas, me olvidas.
No soporto ahogarme en tu saliva
si no puedo acurrucarme con el cadáver
de algún viejo amante
para calmar mi desdicha.
No puedo soportar tenerte a mi lado
sin saber si estás o no de mí enamorado.
A mí jamás me miraste como a ella la has mirado.
Cielo, dime la verdad ahora.
Quizá la suerte te sonría
y te sean favorables los dados.
Llámame frívola y víbora.
Soy más lista de lo que nunca fui.
Ahora, tira.




3. L’Enfant Terrible


“Ella soñará un verso que él nunca escuchará”


Guardé una carta para ti,
y jamás te la daré.
No sabes hasta qué punto
en ti puedo leer,
cómo puedo deshojar tus deseos
con tan solo una mirada.
Pero descuida, solo quiero asustarte.

Cierra los ojos.
¿Querrás por una vez
entregarte al vacío?
No digas nada.
Tírate.




4. Lolita


“De hecho, te he sido asquerosamente infiel”


Aún conserva el calor nuestra cama
de mi último amante.
Me enamoro cada día de cien hombres
y no descanso hasta que los ato en mi almohada.
Entiéndelo, siempre fui fatua enamorada.
No te dedicas en exclusiva a mí,
¿por qué iba a velar por ti?
¿No está ya tu corazón casado con otra mujer?
¿Por qué te he de querer?
Escuchar su canción favorita me pone enferma.
La sonrisa que le dedicas a Elena
hace que desee matarte.
Solo con tu deseo basta,
me traicionas con él
y con el recuerdo de viejos fantasmas.
No me digas que me amas,
te hace ser tan cruel…
¿Mi modo de pago?
Mi cuerpo.
De todas formas, ya estabas muerto.
De hecho, te he sido asquerosamente infiel.



5. Lady Blue


“Nadie más poderoso”


Solo soy el fantasma de lo que fui.
Mano de hierro, guante de seda.
Yo también, mujer de acero
me he vuelto de hojalata.
¿Quién querrá este cuerpo marchito
enfermo de nostalgia?



6. Lulu


“Gente que miente por un trozo de calor.
que reza porque pare el ascensor, atrapado contigo”

Te quiero.
Te quiero y nunca te lo confesaré.
Dos noches de reflejos de LCP
y dos años de olvido.
Tal vez debiera haberme hecho pasar por tu hermana,
dejarte que me acunaras entre tus brazos
y tras dos polvos rápidos,
borrar mi número de tu agenda.



7. L.


“It's four in the morning, the end of December
I'm writing you now just to see if you're better”




Me compraré un coche nuevo
para poder verte en otras tierras.
Te llamaré por otro nombre.
Si quiero pensar que no hay nada que perder,
¿qué debo hacer?
Dime, ¿por qué no puedes oírme?
Aunque fuera mentira,
siempre soñé que existió un mundo para ti,
para mí.
Para nosotros dos.




"Si ella se va, no trates nunca de entenderla.
[...]
Y te olvidará, todo habrá muerto.
Y aquel otoño nunca habrá sido vuestro"

22 diciembre, 2009

LA RESIDENCIA DEL TERROR. Guía de supervivencia.




En Enero de 2009 hice una pequeña reflexión/vómito/relato de mi experiencia sobre la época de exámenes. De hecho, sobre mi vida estudiantil he contado alguna que otra anécdota en este blog. Hoy, añado una más.

Quiero hablaros de la mala situación de los estudiantes al compartir piso de residencia, o tal vez de mi mala suerte a la hora de haber compartido piso. Véase con canis el año pasado, véase con pijas este año (menos mal que desde hace meses la situación cambió y me largué de allí, pero pobre de mí de haber seguido allí residiendo).


Hoy presentamos pues LA RESIDENCIA DEL TERROR.


El problema surge cuando se apiña en un apartamentito a personalidades que parecen haber sido especialmente diseñadas para que se maten entre ellas. Como un Gran Hermano, pero sin pasta, ni fama, ni cámaras de por medio (lo de la pasta no lo veo bien, deberían de indemnizarme por haber convivido con semejantes fieras de circo entre cuatro paredes).


Deberían hacer tests de personalidad a la hora de hacinarte con otras 3 personas dentro de un piso. Nada de agrupar por carreras o por sexo. Incluso con tests de personalidad, las agrupaciones fallarían, estoy segura. Pero al menos, el margen de error sería más pequeño que el que ofrece ese maravilloso hijo de puta que es EL AZAR.


Así tendríamos perfiles psicológicos que podrían basarse, por ejemplo, en el horóscopo chino. No por su pertenencia a él debido a su nacimiento, sino clasificar a las personas según su temperamento.


Guía de estudiantes para la supervivencia (o no) a ciertos especímenes que compartirán piso contigo:


CONEJO/A: Si es Coneja, su lema es: LE TIRAS LOS TRASTOS Y ELLA SE DEJA. Si es Conejo, su lema es: FOLLO CON TODAS Y NUNCA ME QUEJO.
Ya has desistido en aprenderte el quincuagésimo nombre del nuevo tío o tía que te presenta tu compañer@. Joder, si en una semana ha traído a cinco y se ha acostado con tod@s. La tele está llena de condones firmados y besos de pintalabios. Todo lo que tocas, transmite SIDA.



Solución: Cástralo antes de que sea tarde. Ponle a ella un cepo de castidad. O conviértelos al catolicismo. Eso siempre funciona.



Advertencia: Se aconseja que conviva con sidosos. De otra forma, la enfermedad se extenderá.




RATA: Mierda, se te acaba de olvidar comprar tomates en el súper ¿verdad? ¿Estabas haciendo huevos con patatas y descubres horrorizad@ que no hay ni huevos, ni patatas? ¿La despensa no está tan llena como la recordabas? ¡¡No te preocupes!! El rata o la rata no dudará un momento en dejarte una mierda, porque le gusta que lo que es suyo, siga siendo suyo. Llora, patalea, grita. A la Rata nada le conmueve. Con su desbordante imaginación te contará alguna excusa para no dejarte su ………………………….. (a rellenar).


Solución: Compra Post-It. Muchos Post-It. Recuerda hacer toda la compra. No escatimes en comprar productos de más, por si acaso. Tu vida depende de ello.


Advertencia: Prohibida la convivencia con D-Tragón.




D-TRAGÓN/A: ¡¡Ajá!! ¿Quién se ha comido tu última jícara de chocolate? ¿Dónde se han metido los donuts que compraste ayer? El D-Tragón, lejos de ser comunista, no tiene miramientos por la propiedad privada. Tiene hambre y no le apetece ir hasta el mercado, qué quieres que te diga. Además, le falta azúcar. MUCHO AZÚCAR. Y quiere TU AZÚCAR. La bolsa o la vida, elige.


Solución: Guarda tu comida bajo llave, en tu cuarto o debajo de tu almohada. Ponle un candado a tu despensa. ¡Pero ya!



Advertencia: Prohibida la convivencia con Rata.





CERDO/A: Entras en casa ¿y qué es lo primero que hueles? Basura. Sú (ya sé que no tiene tilde) BASURA. A lo peor, el olor está mezclado con tabaco, perfume, sudor y otros fluidos divinos y humanos. Siéntate en el sofá. Si puedes hacerte un sitio entre la mierda que ha dejado en él, claro. El lema del cerdo/ de la cerda es: todo lo que toco lo convierto en mierda.


Solución: Cómprate una mascarilla, un aspirador. O llama a los Plaguicidas. Seguro que tus cucarachas te lo agradecerán.


Advertencia: Prohibida la convivencia con seres vivos, salvo hongos.




TIGRE: No, no es ningún Cerdo. ¡¡Es el Tigre!! No sabe lo que significan las palabras
d-e-s-o-d-o-r-a-n-t-e y d-u-c-h-a. Los de la RAE no pueden explicarlo. Son conceptos que nada más tocar las fibras nerviosas de estos individuos son violentamente despedidos a razón de 234 Km/h.



Solución: Si ya has probado con directas, indirectas y mensajes subliminales, no dudes en rociarlo con lejía cada vez que lo veas. O alcohol. Préndele fuego y terminó el problema. Muerto el perro, se acabó la rabia. Evitarás las consecuencias de pobre salubridad asociadas a estos sujetos.



Advertencia: Prohibida la convivencia con personas.





CABRA: Divertid@ compañer @ de piso. Muy desesperante a veces. Puedes encontrarlo en el cuarto de baño con un montón de ollas alrededor o jugando con galletitas de dinosaurio en la cocina. Baila solo cuando los demás compañeros de piso están fuera, habla solo cuando los demás compañeros están dentro y tiene extrañas fijaciones con CONEJITOS. Representa un peligro para maníaticos del orden, amantes de la lógica, el sentido común y la NORMALIDAD. Recuerda de todas formas que, ante todo, es un peligro para sí mism@.


Solución: Lléval@ a un psiquiatra. Si no funciona, resígnate. Enciérral@ en su habitación cuando tengas visitas. O déjalo estar. Probablemente esté muert@ antes de que termine el curso.


Advertencia: Prohibida su convivencia con Buey.




PERRO/A: Vag@ no, vaguísim@. Irá de cabeza al infierno solo por su pecado capital de pereza. Puedes incluirl@ en el mobiliario porque nunca se levanta del sofá. No hará ruido, eso sí, y se pasará la mayor parte del día durmiendo. Buen modelo para los estudiantes de Arte. No sabemos si del Arte basura, pero Arte al fin y al cabo. Puedes usarlo de sujetavasos, de sillón o de estatua rupestre.


Solución: Cómprate un sillón, porque NUNCA dejará su bienamado sofá. ¿Lo oyes? NUNCA.



Advertencia: Prohibida su convivencia con Gallo.





GALLO/A: Fiester@, chul@ y muy muy ruidos@. Sabes cuando entra y cuando sale. Gracias al Gallo, has descubierto una nueva acepción de la palabra SILENCIO. Si no tiene nada interesante que decir, hará lo posible por encontrarlo. Y si no, se lo inventa. Todo el mundo tiene que saber que tiene la capacidad de HABLAR. Ocupa todo el espacio disponible: frigo, despensa, sofá, televisor, suelo, pared, techo, lámpara. Adivina, el Gallo… ¡¡Existe!!


Solución: Tapones para los oídos. Invención de un amigo invisible para poder tener una conversación interesante con alguien (Deidades religiosas también válidas). Córtale las cuerdas vocales. O los testículos o los ovarios. No se callará, pero te sentirás mejor.


Advertencia: Prohibida su convivencia con Perro. Lo llevará al suicidio.




SERPIENTE: Aparece y desaparece. Lleva una vida independiente. No sabes nada de esta persona. Quizá te esté mandando indirectas de que no le caes bien. Hará lo posible por conseguir lo que quiera de ti. No se arrepiente. Rastrer@, manipulador/a y todo un misterio.


Solución: Si no te preocupa lo que piensen de ti ¿qué más da? Eso sí, vigila tu espalda de vez en cuando.



Advertencia: No apto para personas hipersociales que necesitan la aprobación de todo el mundo y que tengan gusto por cotillear. Prohibida la convivencia con Mono/a.





BUEY/A: Trabaja lo que no trabajan otros. Siempre todo lo tiene limpio y ordenado. Es un/a estudiante modelo. Amante de la tranquilidad y de las buenas formas. Las situaciones anómalas le ponen nervioso@. Especialmente rar@ de encontrar. La persona que todos quieren tener de compañer @. Además, no le importa ayudarte con los deberes.


Solución: No te metas con sus cosas y viviréis felices para siempre.


Advertencia: Prohibida su convivencia con Cabra, Gallo, Cerdo, Tigre… en fin. Mejor ponlo junto a otros Bueyes y se acabó.




MONO/A: Fácilmente reconocible por los 3Kgs de maquillaje que suele llevar, o por la colonia Hugo Boss en la que se baña cada día. No es que sea atractivo, es que pretende serlo cueste lo que cueste. Socialmente encerrad@ en lo que se espera de él/ella, cumple con la moda, la apariencia y las revistas de estética. Todo conjunta con todo. Hasta los zapatos con la mancha de café de la camisa. Te da consejos sobre belleza sin que tú se los pidas. Suelen tener poco cerebro. Cuidado donde dejas tus productos de belleza. Pasará por encima del cadáver de quien sea para GUSTAR. Hasta puede que te mangue la ropa si te descuidas.


Solución: Véndelo a una agencia de modelos. Haz que sea director/a de revista de moda. Pero por favor ¡aléjate de su maligna influencia!



Advertencia: Prohibida su convivencia con Cerdos, Tigres, personas inteligentes y Ratas.



CABALLO: Chocolate, pastillas, drogas, drogas duras. Un problema para los jóvenes. ¿Quieres opio? ¡¡Él tiene!! ¿Quieres Speed? ¡¡El te lo vende? Hasta puede que te haga un descuento y todo. Cuidado con sus vomitonas, problemas con la policía, vandalismo…


Solución: Envíalo a la cárcel. Ya se encargará de interrogarlo la policía.


Advertencia: Quizá sea aconsejable juntarlo con el Gallo. Se lo pueden pasar muy bien.






Después de esta compilación, un último aviso más: ¡¡Hay especímenes híbridos!! Nunca sabes cuándo te vas a encontrar con un CER/NEJO o con un BUEY/BALLO. O con tu peor pesadilla, el RAT/ERDO/TRAGÓN/EJO. También llamados Monstruos de la Naturaleza.
¡Sálvese quien pueda!




17 diciembre, 2009


Dime la verdad...
¿Tú me quieres?
Solo la verdad.

Pero la verdad no es un estado definible e inmutable.
La verdad está en la cabeza de cada uno.
No depende ni de cifras ni de fechas.


-Lucía Etxebarría-
Beatriz y los cuerpos celestes


14 diciembre, 2009

Mi furia paranoica





Te buscaré mucho más allá
de lo que exige el tiempo
y dormiré en cualquier lugar

con quien me deje hacerlo.
Y besaré todas las bocas

intentando demostrar que solo existe una…
En mi delirio arrastraré todas las cosas buenas
hasta fundirlas con papel y hacer que den la vuelta,
y enroscarte en una idea hasta verte agua,
no dibujarte, no dibujarte…



Tal vez tratar de emborronarte.


Imaginarte hacia adelante,
recuperarte en cualquier parte,
dilucidar qué es importante
y qué mi furia considera indispensable.
En el fragor de la batalla poder ponerte cualquier cara,
y, en fin, decir que estoy seguro

que el pasado no te alcanza,
no te alcanza…


Te inventaré…
Te inventaré en cualquier mirada,

cualquier gesto, cualquier cama.
Te inventaré cada mañana,
te inventaré cada mañana…




-Iván Ferreiro-


10 diciembre, 2009

El destructor





Da dos pasos a través del cristal
y salta al vacío.
¿Nunca te dejaste llevar
por tan dulce melodía?


Tengo las entrañas hechas trizas
y aún tú quieres destrozarlas más.
Mi vida es fruto del ácido que se desliza
por mis venas malditas.
Me suena el futuro a ironía.


¿Para qué recoger a una dama harapienta,
coserle el vestido, ahuecarle el cabello,
si después vas a arañar sus vestiduras,
y destruir todos sus sueños?


Me he traicionado.
Ahora solo soy la protagonista
de una obra burlesca.
Y miro con nostalgia la cuchilla
que descansa en la escalera.
Debí dejarle un beso de despedida
al acomodador.

Mi señor, tomadme en vuestros brazos
y decidme que aún queda un rincón para mí,
un lugar donde recostarme y dejar de sufrir.
Un cubículo oscuro
donde, entre carcajadas obscenas,
mentiras y engaños,
consiga ser feliz.


¿Se me viene el mundo encima?
Aquí lo espero.
Y aunque no exista redención
ni consuelo
para que poco a poco mi cuerpo
entre cenizas se consuma,
no voy a cejar en mi empeño
de resistir la tormenta en pie.


¡Qué mujer!
Que por no inhalar más veneno
ni esperanzas, o empezar a llorar
al desconsuelo,
dejó, de un día para otro
de respirar.


¿Y ahora quién recoge
a esta rosa marchita?
No sabe si desmenuzar sus pétalos
o en el fuego empezarse a quemar.


Nunca pronuncies un “te quiero”,
que el amor es amargo,
el olvido muy largo,
y caduco el deseo.
Terminaron los “hasta luego”.
Ahógate entre vodka
y comienza de cero.


Y si vuelves a enamorarte recuerda,
que siempre hay mal que por mal sí venga.
Y si ha de venir, y te cansaste de otorgar el perdón
¿Por qué sigues enviando miradas de anhelo
a tu amado y odiado destructor?




¿Por qué marchitas todo lo que tocas?


07 diciembre, 2009

Sad but True



Hey, soy tu vida.
Soy la única que allí te lleva.
Hey, soy tu vida.
Soy la única que se preocupa.


Ellos, ellos te traicionan,
soy tu única amiga ahora.
Ellos te traicionan,
yo siempre estoy ahí.


Soy tu sueño y te hago real,
soy tus ojos cuando debes robar,
soy tu dolor cuando no puedes sentir.
Triste, pero cierto.


Soy tu sueño, mente extraviada,
soy tus ojos mientras estás ausente,
soy tu dolor cuando te es devuelto.
Ya sabes, es triste pero cierto.
Triste, pero cierto.


Tú, tú eres mi máscara.
Eres mi tapadera, mi refugio.
Tú, tú eres mi máscara
tú eres la única culpable.
Hazlo, haz mi trabajo,
haz mi sucio trabajo, chivo expiatorio.
Hazlo, haz lo que hago yo,
para eso eres la única que se avergüenza.


Odio, soy tu odio.
Soy tu odio cuando deseas amor.
Paga, paga el precio,
paga por lo que no vale nada.


Soy tu verdad mintiendo.
Soy tu cohartada.
Estoy dentro de ti, abre los ojos.
Soy tú.



06 diciembre, 2009

Agua Bendita (TGV)



Dedicado a Yayo, por todas las veces que me dejó quedarme en el Velouria y por las borracheras que me ha proporcionado a lo largo de mi vida; por Sad but True de Metallica que siempre suena allí cuando más lo necesito, por “Hasta que el cuerpo aguante” de Mago de Oz que me recuerda una parte de lo que soy, y por mi compañero de borracheras cordobés… y porque son las 8 de la mañana y seguimos despiertos. Y por desgraciaos...



Tengo por completo al Gineceo meciéndose por mis Vasos sanguíneos,
Trucos Guardados en mi Verde manga.
Tengo Grecas Viscerales que terminan en nada
y Tengo Ganas de Violarte
entre Tascas, Graneros y Viandantes.
Tú, Desperados, más que una Judas,
una Guiness debí haber tomado por Variar.
Tal vez soy Gilipollas ¿Ves?
soy Tu Generosa Vulpes,
Tus Genuflexiones terminadas en Vómito.
Tácita en mi Gélido andar de Venganza,
pues Taciturna Gemía ante V.
Soy Toda sexo, Genialidad y Veneno;
Tórrida, Genuina y Vacilante zorra de segunda.
de Tu patria mi presente, Granadino mi pasado
y Vacío mi futuro.
Terca, Granuja y Viciosa.
TGV. TGV.
Siglas que Tejen mi Gracia y mi Vida.
Tequila, Ginebra y Vodka.
Si Tengo Grietas en mi sangre Viperina, tranquilo,
tú me lo enseñaste.

30 noviembre, 2009

Mi vida diluida en vodka





Concédeme un instante
y deja que me oculte tras un velcro,
que te diga categórica que no podrás observarme,
que se terminaron los “hasta luego”.
Hoy, para siempre, he venido a despedirme.
Mis ojos ya se ocultan tras tu reflejo,
y en un ademán desbaratas
lo que, entre vinagre y perfume de puta barata,
viniste a decirme.


No te abriré mi alma, pues carezco de ella.
Tu ignorancia será en esta noche tan bella
tu presente y tu castigo:
No voy a quedarme contigo,
y no aceptes mis condolencias.
Te dejo como regalo de lo que vivimos
el recuerdo de mi sórdida existencia.


Te contaré mi historia de brujas y carantoñas:


Él acababa de tomar de mis labios la ponzoña
Que pretendió olvidar al esquivar mi alma alba
y, en un vaivén de espuma blanca,
en el que creí ahogarlo en desesperación y delirio,
nos arrastramos juntos a la perdición entre aullidos:
yo, a la del recuerdo; él, hacia el olvido.


¿Me quieres?, preguntaron sus ojos ardientes.
Y yo le ofrecí una manzana y un beso, y susurré:
“Deséame, trágate el veneno y no me digas nada”.
Y él me concedió su gracia.


Esa noche volví a casa irrealmente,
prendida entre el viento que ululaba
y las estrellas destellando tenuemente,
comencé a sentir el amargo olor futuro
del incienso, el abandono y el sulfuro.


Le volví a encontrar y le pedí que me rasgara
entre sus cuerdas percutidas,
sin arena, plástico ni insecticida.
“¿Soy digna de admiración?”
Y él ahogándose por miedo en su vaso,
Sin mirarme, olvidó la contestación.


Le dije: “Mi amor, siempre fuiste un incordio”,
a lo que él respondió: “ Tu corazón jamás latió por nadie”,
y secándose las manos en el clavicordio me dejó
a merced del polvo y el arraste.
Me regaló como neurótica obsesión
el olor del alquitrán penetrante
y su amor destrozado en el asfalto.
Nada dijo, y se marchó.


Las piedras del camino aún recuerdan
mi desangro de aquel día:
Al pasar junto a la iglesia las campanas me repican
una dulce y triste letanía.
“No te quejes por las cadenas frías
que originan tu lujuria y tu desdicha”,
quedó grabado en piedra.


Entré ciega de horror en el portal de un poeta muerto
y con su voz fantasmal me follé muy lento.
Creció entre mis pechos una amapola,
y al bajarme la falda y abrocharme los ligueros,
se tatuó en mi piel a fuego:
Los diablos nunca lloran”.
¡Furcia de mí, que casi había derramado una lágrima por ti!


Siempre mis muestras de tristeza
fueron hijas de la rabia.


Entre sordidez y derroche
me transformé sin pretenderlo en Hija de la Noche.
Yo gritaba a oscuras:
¿Acaso alguien tiene derecho a sentirse más solo que la Luna?
Pecando, elegí como forma de morir la hoguera a la sepultura.


Le dejé un mensaje en el contestador,
y solo en él una pregunta:
“¿Es demasiado tarde?”
Y casi sin inmutarse respondió:
“Déjalo. Olvídame. Lo sabes.
Siempre has sido una zorra insoportable.”
Y entre mi desaliento y desespero
intenté enamorarme del titán de acero en balde.


Ante licor y humo quise desahogar mis penas.
“Mi buen amigo, ¿te acuerdas cuando…?”
“No malgastes por él ni un latido”.
Y descubrí entre sollozos restos de caramelo fundido
y la soga de un alemán torturado en la cerveza.
Esa noche pregunté sobre la cena
y, tras la respuesta, comenté en un sádico arrebato:
“Religious, delicious… “


Y cuando estaba ahogada en azul te encontré.
Mis fantasías sexuales quedaron a mis 10 años obsoletas,
y ya hacía mucho que había dejado de follar
con la fogosidad de mis quince primaveras.
Empezaste a hablar con la fugacidad de un lince:


“Me llamo…”
“Silencio”, dije.


Leonard.
Leonard es el nombre
perfecto para un hombre.
Y como Leonard para mí te ofreciste.


Y mientras te follaba en esas incontables noches,
me daba por pensar en todas aquellas horas en que fui seducida por la oscuridad,
recordando entre los gemidos de placer que mi sombra te prodigaba
las voces lejanas que conocí un día y que nunca volverían a mi umbral.
Escribí a viejos fantasmas y te enseñé a quemar, por brujería,
mi deseo, ímpetu y lencería.
Fue mi mortalidad carnaza de inmortales carcajadas.


Más tarde busqué besos que robar,
miradas de lujuria que coleccionar
para así recuperar mi arrojo perdido.
Mi derrota se pagó con la locura
que me ofreció Satán con dulzura.
Y me desplomé con descuido cayendo de rodillas
ante la canción que se repetía y se repetía
y no dejaba de sonar.
Jamás volví a soñar.


Para siempre te digo adiós, ahora que termino mi historia.
No quiero un epitafio, te presto mis sábanas que invitan
a que por última vez llores entre mis piernas
lo que resta de ésta ánima maldita.


28 noviembre, 2009

Filosofía zen






El maestro zen se preguntó:



¿Cuántos conejos hacen falta para encender una bombilla?



Mientras esperaba hallar la solución, una garza con dientes salió de un río de lava y comenzó a atacarlo furiosamente, arrancándole sádicamente los ojos y haciéndolo sangrar por todos los poros de la piel a picotazo limpio.



Cuando el maestro cayó muerto y el ave lo devoró, pensó la garza:



Ahí tienes tu jodida respuesta.



Dejo que los lectores mediten lo que ésta bella historia quiere decir.


27 noviembre, 2009

Quince minutos

Quince minutos…


¿Qué son quince minutos?


Son un ángulo de noventa grados.


Son la mitad del recreo.


Son lo que se tarda desde la rivera al centro.


Son la duración media de un coito en España (o eso dicen).


Son lo que resta después de escuchar dos minutos de” In-Da-Gadda-Da-Vida” de los Iron Butterfly.


Son la vida de un cigarrillo al que solo se ha besado una vez.


Son el abrazo perfecto.


Son el recorrido que hace el vodka desde mi sangre al cerebro.


Son los minutos en los que me desespero dentro del tren antes de llegar a Córdoba.


Son mi retraso automático en todas mis citas.


Son el tiempo que tardo en escribir esto, aunque su vida para un lector sea mucho más efímera.


21 noviembre, 2009

Espejos y espejismos



Y volver de nuevo y encontrarte con la ciudad muerta, las calles negras, las farolas luchando por sobrevivir y el frío apoderándose de todos los rincones del cemento.


Nadie se baja hoy en la estación, los pasillos están desiertos.


Las rejas metálicas que enclaustran las vías, los cables que dirigen la corriente que otorga la vida al tren cargado de pasajeros sin rostro, la odiada y odiosa luz eléctrica que despoja a todo aquello cuanto baña de vida, y lo convierte en un trasto más de hojalata, en una mirada perdida, en una sonrisa plástica, en un suspiro silicatado; todo conspirando para convencerte de que el otoño no ha llegado a la ciudad: el otoño ha llegado a ti, y la ciudad es solo tu reflejo.


13 noviembre, 2009



Sí, creo que acompañaré a esta ronda de whisky
con algo de Prozac.


29 octubre, 2009

Sábanas de seda






Tú que has tenido la rara fortuna
de conocer
el corazón a la luz de la luna
de mi mujer,
tú, que supiste cogerle el tranquillo
a sus abrazos,
más de una vez te adivino en el brillo
de sus ojazos.



Aunque el en sueño se vista de seda
no me entusiasma
cuando en la noche una sábana enreda
y es tu fantasma.



Cuando descubre caricias ajenas
sobre mi piel,
ella, en lugar de cortarse las venas,
me es muy infiel
y, aunque a mi lado fielmente regresa
porque es muy buena,
puede también darme alguna sorpresa
si hay luna llena.



Que si el amante de turno es despierto
y no es un capullo
ella se instala un buen rato en su huerto
mientras yo aúllo.



Si el astro loco preside el paisaje nada es soez
e igual que a ella le viste de encaje
su desnudez
da un espectáculo resplandeciente
de un simple falo,
lo magnifíca románticamente
bajo su halo.



Y ella lo ve cual si fuera una alhaja
y lo acaricia
y, pues la luna es de quien la trabaja,
se hace justicia.



Pero después viene el cuarto menguante,
quieras que no
desmereciendo con ello el amante,
compréndelo,
entonces ella me busca por bares de cara oculta
y vuelvo a ser el primus inter pares,
ella me indulta.



Y eso fue todo y se acuesta a mi lado junto a la lumbre,
al calorcillo del fuego sagrado
de la costumbre.



Yo, que de otras no soy el marido,
fíjate tú,
echo de menos el tenso latido del "amour fou",
pero ese amor pasa por avatares bastante extraños
cuando a pesar de todos los pesares
pasan los años.



Y yo lo tuve y está en mi cabeza, nunca lo olvido,
y... para qué voy a hablar de belleza,
tú la has tenido.


Tú la has tenido, la rara fortuna de conocer
el corazón a la luz de la luna
de mi mujer,
tú que supiste cogerle el tranquillo
a sus abrazos,
más de una vez te adivino en el brillo
de sus ojazos.



Aunque el en sueño se vista de seda
no me entusiasma,
cuando en la noche una sábana enreda
y es tu fantasma,
tú que has tenido la rara fortuna del “amour fou”.



Adoro a este hombre. Bicheando por páginas de Internet he descubierto que la canción se le atribuye a Alejandro Sanz de forma equívoca, ya que este cantante hizo una versión de la misma para hacerle un homenaje al autor. Es Javier Krahe su único compositor (además, ya quisiera el imbécil ese hacer algo mínimamente parecido).



27 octubre, 2009




Esto era una mujer que a sus 45 años nunca había conseguido tener una relación estable. Famosa por romper sus compromisos, era la enésima vez que dejaba a otro hombre.

Su mejor amiga le espetó:

-¿Por qué eres tan inconformista con los hombres? Deja de buscar a alguien divino y confórmate con lo que hay.

A lo que ella respondió:

- Te equivocas. El problema es que no hay nadie que sea lo suficientemente humano.


23 octubre, 2009

La tormenta



Inspirado en "La Tormenta" de Javier Krahe,
dedicado a los amores que nacieron bajo una tormenta
y consiguieron sobrevivir.


Una vez, siendo muy niño,
aunque no tan niño como para no recordarlo,
encontré bajo la lluvia a una muchacha
con una falda de cuadros, una camisa blanca
y un jersey a rayas por paraguas.


¿Tienes frío?, le pregunté
con un deje de ilusión impregnándome la voz
esperando recibir una afirmación como respuesta.
Ella me sonrió, como si mi pregunta fuera tan obvia
que una contestación no mereciera,
y anudándose el jersey a la cintura
se guareció bajo mi paraguas.


Teníamos dieciséis años tanto yo como ella,
y dulce, me tomó la mano y me dijo
que así haría más segura el camino,
que los rayos que empezaban a iluminarse en el cielo le daban pavor.
¡Bella criatura! Que para protegerse asió mi mano
y me dejó a mi sin protección.


¿Cómo te llamas?, pregunté tembloroso
y ella me respondió un nombre de sirena
con una voz tan cálida como serena
que no pude sino guardar silencio
y no esperar replicación.


Seguimos caminando y la lluvia arreciaba más,
soplaba el viento, aún lo recuerdo,
y revolvía el pelo dorado de mi pequeña
como queriéndose llevar el otoño de su juventud.


¿Tienes luz?, me preguntó en un momento.
¡Iba tan contento que no me percaté de que empezaba a oscurecer!
Lo siento, lo siento, me disculpé torpemente,
y ella divertida y sonriente me respondió con un beso.
Fue entonces cuando un rayo rasgó el cielo
y mi niña se refugió entre temblorosa y asustada en mis brazos.
Entonces me detuve, me senté en el suelo con ella y le ofrecí mi regazo.


¡Pardiez! ¡Qué tarde es!,
se revolvió cuando miro mi reloj de muñeca y marcaban las diez y media.
La lluvia hacía horas que había cesado,
se puso de pie en un salto y quitándose el polvo de la ropa
me miró por última vez.


Gracias por acompañarme, caballero,
y despidiéndome así de cortés se puso en camino.
¿Te volveré a ver?, inquirí en un ruego,
y ella sin detenerse me sonrió, y lanzándome un beso me dijo:
Cuando vuelva a llover.

Y yo esperé y esperé una próxima lluvia,
¡Pero pasaban los días, y las semanas y los meses
y no volvía a llover!
“El cambio climático” me dijo mi tía
cuando le pregunté el motivo de tan prolongada sequía.
Y me desesperé.



Comencé a montar en bicicleta, a recorrer una y otra vez el camino
donde te vi esa última vez,
llamándote por tu nombre y preguntando puerta por puerta
a los vecinos por tu ausencia.


Se ha mudado, me dijo un muchacho,
la han casado con un vendedor de pararrayos.
¡Qué ironía!, pensé
y una carta de páginas y páginas te redacté,
esperando por respuesta que volvías conmigo.


Pasaron los meses, los años y no tuve respuesta.
Incapaz de casarme, me dediqué a dibujar tu retrato en las paredes
por miedo a no recordar tu carita de ángel.



Y siendo ya muy anciano,
comprendiendo al fin que jamás volverías
me acerqué presuroso a mi escritorio
-cajón derecho superior, como siempre-
y saqué un revólver que evocaba irremediable
al olor de mis años de gloria que tristemente,
no había pasado a tu lado.
Sin pensar en nada, me lo llevé a la boca
y recordé por un instante el sabor de tus labios
rondándome un beso con picardía y desparpajo.


Una lágrima descendió por mi rostro silente,
una vez más pronuncié tu nombre
y resonó en los granados el eco
de mi histérico y doliente desconsuelo.


21 octubre, 2009

Una ácida sonrisa para el W.O.



¿Por qué te maquillas para salir?

¿Tú no te disfrazas en Carnaval?

Sí, pero no estamos en Carnaval.

Cómo te equivocas. La vida es un baile de máscaras.

18 octubre, 2009

El grito de Lilith







Los sueños dulces están hechos de eso.

¿Quién soy yo para discrepar?

Viaja por el mundo y atraviesa los siete mares.

Todo el mundo busca algo.



Algunos de ellos quieren usarte.

Otros quieren ser usados por ti.

Algunos quieren abusar de ti.

Otros quieren que abusen de ellos.



Quiero usarte y abusar de ti.

Quiero saber qué hay dentro de ti.



Mantente firme, vamos.



Voy a usarte y abusaré de ti.

Voy a saber qué hay en tu interior.






Marilyn Manson Version


12 octubre, 2009

Olvidar la bivalencia



Los gritos se oían por toda la casa. Él asestó el golpe final y yo lo fulminé con la mirada.
Sintiéndose herido, se lamentó:


- No sé cómo siendo tan dulce, te me puedes mostrar tan amarga.


Sonreí irónica y le contesté indolente:


- Deberías agradecer que, siendo tan amarga, haya permitido que descubras mi dulzura.


Me di la vuelta y no miré atrás.
Se quedó sentado encima de la cama sin inmutarse.
Di doce pasos, doce pasos exactamente y abrí la puerta.


Simplemente me marché.

11 octubre, 2009

La traición de Wendy




He aquí el regalo que anuncié:


La visión de una niña del mundo adulto.

La lucha de una feminista contra el rol que le ha otorgado una sociedad masculina.

El blog de una mujer deseosa de ser quien es y no como debería ser.

El intento de cada día de no perdernos a nosotros mismos.

Una batalla por la libertad.

Lo individual frente a la masa.

Una refrescante crítica a la realidad de cada día.


La traición de Wendy es esto y mucho más.
Pasen y vean:

10 octubre, 2009

Cuaderno de notas del viajero encadenado

Venga, ahora un recuento de las razones por las cuáles me he subido a este tren...
Para qué molestarme, si no voy a encontrar ninguna convincente.


Dejo en una ciudad aquello que más quiero para reencontrarme con la negación de mi personalidad, que tanto me desgasta y desespera.



La gente de mi vagón parece aburrida. Seguramente, para ellos al igual que para mí, viajar en tren forma parte de la rutina. Sin embargo, para mí, cada trayecto tiene algo distinto, algo diferente. Nunca me subo a un tren con los mismos sentimientos y sensaciones que me acompañan en viajes anteriores.



Dependiendo de cómo vaya o con quién vaya, un mismo trayecto puede ser radicalmente distinto a otro.



En algunos me pongo a leer, en otros escucho música, en otros me paso todo el viaje con la vista clavada en el paisaje disfrutándolo y en ocasiones tengo esa misma postura, solo que realmente no estoy viendo nada, sino que estoy perdida en mis pensamientos aunque mantenga la vista fija en la ventana.



Tampoco falta el día que me da por escribir como hoy, ya sea a mano o en el ordenador. Siempre sale algo nostálgico, algo de color gris, porque hacer un viaje significa enfrentarte a la pérdida de algo. Porque viajar no es sólo perder un contexto, es perder todo el mundo que está sujeto a él. Y a veces, duele.



También suelo pensar mucho en otras personas, ya sean las que vislumbro desperdigadas por el paisaje, ya sean mis compañeros de vagón. ¿Irán a reencontrarse con alguien muy querido? ¿Quizá acaben de dejar a alguien muy querido? ¿Viajan porque buscan pasar un fin de semana en un lugar distinto al habitual? ¿Existe algún asunto urgente que tienen que solucionar y por eso parecen agobiados? ¿Será un viaje de negocios? ¿Irá alguien en mi vagón que, aunque está al igual que yo pacíficamente reposando en su asiento, está luchando interiormente porque se resiste a ir hacia donde este tren le lleva y se está preguntando que por qué no perdió oportunamente su billete, o por qué no hizo como que se le olvidaba algo de vital importancia en casa, o por qué en un último impulso romántico no se arrojó fuera del tren antes de que éste comenzara a avanzar por los raíles?



Hacer un viaje no es nada fácil. Hacerlo todas las semanas se convierte en una verdadera pesadilla.



Yo no quiero hacer este viaje. Quiero quedarme donde estaba. ¿Por qué tengo que regresar, si realmente no quiero hacerlo?



El cielo se sonroja. Parece que tuviera la culpa de lo que pasa. El cielo se sonroja porque el sol se esconde, porque el sol no quiere ver mi cara de desilusión cuando llegue a mi destino, porque quiere quedarse con mi última sonrisa de la estación.



El paisaje se vuelve árido. ¿Así de yermo se me vuelve a mí también el alma?



Paisajes semiurbanizados.



¿Así son los sueños de quienes viven por aquí, enladrillados, compartimentados en cemento, electrificados, metalizados, asfixiados por las piedras grises del camino?



Y un nudo se me hace en la garganta.



Porque hay viajes que nunca se deberían hacer. Porque hay viajes que deberían estar prohibidos.



Aunque si de viajes prohibidos se tratara, los haría todos, como por fortuna, haré mañana.



Seguro que para entonces, brilla el sol y algún amante entra en el tren de polizón por estar con su amada y yo los miro complacida y cómplice les sonrío.

09 octubre, 2009

POEma en el sepulcro



El diablo descansa en mi mesilla de noche
mientras arranco con las uñas los clavos de la pared
y se deslizan por mis dedos ríos sangrientos
que se confunden con el óxido del metal
que me incrusto impune en las muñecas.

Un gato maúlla a lo lejos.
¿Tan pronto se ha terminado el vodka?
El violín polvoriento se queja en la pared
porque no tiene dueño
y tristemente para él,
ya terminaron sus escarceos por el Duero.

Un cable de alto voltaje me recorre la espina dorsal
¿es latón lo que me recubre el alma?
Soy un engranaje más en la máquinaria diabólica
de esta habitación fantasma.
Soy un orgasmo virtual.

La madera cruje en la oscuridad del día
y yo sueño con vampiros en la noche,
con lamentos de ánimas sin descanso
y huellas de desalmados caídos.

Estoy enamorada del arsénico
y le agradezco que me lleve
poco a poco a los brazos de la muerte.
Eso sí será un amor eterno.

Con doce cilicios clavados en la espalda
y una alambrada desgarrándome la piel,
me rindo y sonrío macabra,
me trago todas las telarañas.
Y aún muero de sed.

Amanece y mi cama es ceniza,
en polvareda metamorfosean mis sueños
y mi cadáver se ha convertido en piedra.

¡No me lloréis, malditos!

06 octubre, 2009

Pensamiento Libérrimo


Se me ha adelantado mi compañero a la hora de hacer llegar tan grata noticia, pero vosotros, mis lectores, no vais a ser menos.


Hace ya varios meses, a raíz de escritos compartidos, se nos ocurrió a Mirthas y a mí el crear un blog conjunto. Hemos ido construyéndolo poco a poco, procurando no hacerlo visible hasta que estuviera listo, y hoy, por fin, tras horas deliberando entre tabaco y alcohol presentamos Pensamiento Libérrimo (queda añadido a mis Fuentes de Sapiencia), una curiosa amalgama de dos personalidades curiosas.


Ante las posibles preguntas, no, no voy a dejar Sapere Aude ni voy a dejar que pierda ni un ápice de su esencia, pero de ahora en adelante escribiré también en Pensamiento Libérrimo.

AVISO IMPORTANTE: Pensamiento Libérrimo solo puede ser visualizado correctamente con los navegadores Mozilla Firefox o Google Chrome.


Solo me queda deciros que lo disfrutéis todo lo que podáis.
Y puede que dentro de poco, os dé otra sorpresa... pero esa es otra historia y deberá ser contada en otra ocasión.


Saludos.

05 octubre, 2009

Una razón para vivir










A veces me desdoblo y me digo al oído:
"¡Qué bueno respirar, sentirte vivo!
¡Qué bueno que te cruces por mi camino!".
Rodeado de un espejo circular,
soy feliz con esta esquizofrenia tan particular.

¡Qué grato es encontrarme vaya donde vaya!
Por más que me cuento mis chistes
siempre me hacen gracia.
Si me voy, si me duermo, la vida se apaga.
¡Qué potra saber que siempre me seré fiel!
¡Qué suerte desde un principio caerme tan bien!


Y voy y me levanto cada mañana, feliz y seguro.
Me hago el desayuno, me lo sirvo en la cama,
y allá voy, menudo soy, me dedico un arrechucho:
sexo seguro, sin riesgos, sin contemplaciones,
dudo que nada me satisfaga mejor que un servidor,
menudo soy para el amor.
Y qué le voy a hacer si la gente me condenó al olvido,
a ser autosuficiente, si con eso sobrevivo, que no es poco,
mejor loco que mal acompañado.


¡Qué bonita, qué divertida es conmigo la convivencia!
¡Descojonarme de mi última ocurrencia!
Y esperarme despierto, vuelva a la hora que vuelva,
o cocinar para mí mi plato favorito,
no encontrar en el baño más pelos que los míos.
Sólo yo controlo, sólo yo determino, mis hábitos de higiene.
Lloro en mi hombro cuando nadie me entiende.
Si me siento solo miro a la luna, me juro amor eternamente.
Rodeado de un espejo circular, soy feliz con esta esquizofrenia tan particular.
Y voy.


Y voy y me levanto cada mañana, feliz y seguro.
Me hago el desayuno, me lo sirvo en la cama,
y allá voy, menudo soy, me dedico un arrechucho:
sexo seguro, sin riesgos, sin contemplaciones,
dudo que nada me satisfaga mejor que un servidor,
menudo soy para el amor.
Y qué le voy a hacer si la gente me condenó al olvido,
a ser autosuficiente, si con eso sobrevivo, que no es poco,
mejor loco que mal acompañado.


Ismael Serrano

26 septiembre, 2009

La triple V

"Nada de fumar, nada de beber"


Y al final, ninguna de las tres lo cumplimos.


¿Tanto hemos cambiado?


23 septiembre, 2009

Benditos pingüinos





Hasta los pingüinos prefieren sacrificar la vida que no ha nacido en pro de la que ya se ha asentado en la Tierra. Por no hablar de que los pingüinos adoptan a las crías que se han quedado huérfanas, aunque sean una pareja del mismo sexo. ¿Cuando aprenderá la Iglesia Católica que la naturaleza comprende muchas cosas?

15 septiembre, 2009

La mujer del silencio

Él era mi salvador.


Su olor, su mirada esmeralda, su torso hercúleo, sus rizos cayendo en cascada por la espalda.



Siempre quise hablar de su sonrisa, pero permanecía inexistente durante semanas, hasta que por fin, se asomaba vergonzosa a sus labios, para desaparecer durante un tiempo indefinido.


Todas mis esperanzas estaban puestas en él. Sabía que era injusta, que no tenía ningún derecho a responsabilizar a nadie de mi felicidad, pero me protegía a sabiendas de que era una injusticia compartida: nos repartíamos entre los dos el peso de los días, como una losa que se arrastra oprimiendo las ganas de vivir a favor de un instinto primario básico: la sed de la existencia.



Me aferré a él, ¡tanto me aterraba el mundo! Con ansia, con ganas, con desesperación. Cualquiera que supiera esto pensaría que sentía pasiones desbordadas por él, que me asfixiaba al no pasarnos el cigarrillo vital que es el oxígeno dentro de una misma habitación, que me perdía en sus ojos, incapaz de encontrarme.



Sabía que debía sentirme febril por él, que así mi naturaleza lo dictaba, pero era incapaz de mirarle con deseo, a pesar de parecerme una divinidad cincelada a la perfección al más mínimo detalle.



Pensé que sería mi refugio, mi Valhalla, pero acabó convirtiéndose en mi Infierno personificado.



Aquella mirada tan bella y gris que destilaba ¡cuánto reproche, cuánta rabia reflejaron por mi causa! Ni una sola vez acertó a mirarme con dulzura. No podía, no hubiera sabido, no era culpa suya. ¿O quizá la culpa era mía? No podía saberlo a ciencia cierta, realmente él era incapaz de mirar al mundo con unos ojos más benévolos y yo… yo para entonces había perdido mi inocencia, mi sonrisa cándida de niña, mi confianza ciega en los cuentos de hadas.



Éramos una nube y una piedra que se enfrentaban. ¿Y acaso el algodón pudo alguna vez vencer al cuarzo que lo desgarraba?



Yo lloraba cada noche, si bien no por fuera, me ahogaba por dentro. Él no sabía calmar mis lágrimas. Solía pensar que estaba hecho de latón: frío, mudable, fácilmente oxidable ante los sueños que en él reposaban, a mi cuenta.



Le quería, ¡cuánto sabían las estrellas lo que le amaba! Pero sabía bien que no amaba a un hombre, amaba a un niño. Me equivoqué ¡lo siento tanto! Pero si de algo no me arrepiento es de esos momentos fugaces, que ya apenas recuerdo, en que una sonrisa rompía su monotonía y una energía destelleante le alumbraba el semblante. No cambiaría esos instantes en los que conseguía que estuviera en armonía con el universo, ajeno al dolor, al sufrimiento, a la amargura del ser humano.



Odiaba que me pusiera a escribir. Suscitaba el papel su envidia y sus celos. ¿Qué tenía que contarle? Y él enmudecía airado mientras yo me perdía en un laberinto de palabras, sin inmutarme, entregándome –ahora sí- por entero a mi arte, a mis letras con lujuria y ardor desenfrenado. Jamás pudo entender un solo verso de todos los que escribí. Claro que no los comprendía, jamás le hubiera dejado que me conociera tan a fondo. Yo no estaba preparada para tener un niño y él no estaba preparado para mis versos. Le hubieran herido demasiado hondo.


Cuando nos despedíamos, lo hacíamos con miedo. Sabía, sin embargo, que él estaba más aterrado que yo ante la idea de perderme, aunque jamás lo manifestó en un comienzo. A mí solo se me hubiera caído el ídolo que conscientemente había levantado para mí, sabiendo que era una patraña más de tantas, un sueño más de tantos, una –y saboreo la palabra- mentira más de tantas. En cambio, a él se le destrozaba el mundo, tal era la necesidad que tenía de mí.


Nunca he vuelto a ser tan cínica como entonces. Nunca he vuelto a perseguir el hacer daño a la inconsciencia de alguien con tanto anhelo. Le acuchillé todo lo que pude antes de que terminara de caer al suelo.



Y después, ni siquiera le lloré a su cadáver.



¿Fui cruel? Fui inhumana –o acaso hay algo tan humano como la crueldad-.



Qué más da.



Se pudrieron en su tumba las flores, y no volví a mirar una foto suya con cariño.



Muerto, muerto estás para mí, más que muerto y enterrado.



Si acaso cuando asome la sombra del recuerdo pueda decir que al menos un sepulcro digno preparé para ti.



Incorporado a mi ser quedas, sin cicatrices ni esperanzas. Libre, completamente libre, al fin.


13 septiembre, 2009

Los elementos del olvido (En ausencia de la tormenta perfecta)





En el desván
ya no crecen telarañas
desde que te has ido.


La lluvia irrumpe traicionera
y me hace rememorar
el sabor de tus labios
en cada gota
que se suicida por el cristal.



Y llueve.
Llueve como llueven mis ojos
desde que te has ido
para no volver jamás.



Aire.
Aire que me recuerda
el olor de la tierra húmeda
y tus pasos sobre la hierba,
que no me deja olvidar
que, desde que te has ido,
estoy muerta.



Agua.
Agua que no cura
el dolor de las heridas
ni el sabor de la sangre en mi boca.
Las astillas se me clavan en los dedos
y decrecen el olvido en mi memoria.



Fuego.
Fuego extinguido
de las pasiones que se han ido,
de los ecos destrozados,
de los secretos prohibidos.
Del ronco estruendo
de la lucha entre tu sexo
y el mío.



Tierra.
Tierra, diosa y madre
a la que volveré algún día
sin el calor de tus abrazos.
La ausencia en mi regazo
me desgarra por momentos el alma
y me susurra, indolente, que,
tras la tormenta perfecta,
viene la calma.




11 septiembre, 2009

Lady Halcón condenada a ser gallina



Buenos días/tardes/noches. En el día de hoy he venido aquí a vomitar. Voy a utilizar la energía negativa que tengo acumulada, así que si no estáis de humor hay mejores lugares que visitar.


De pequeñita tenía una máxima que a día de hoy me sigue pareciendo acertada: "Amar es dejar en libertad". También recuerdo aquel refrán que me encantaba: "Si amas a alguien, déjalo ir. Si vuelve a ti será tuyo para siempre, pero si no regresa es que jamás te perteneció".
Y lo cierto es que sigo funcionando con esos esquemas (interpretando eso de "será tuyo para siempre" desde un enfoque muy desligado de toda posesividad). Esquemas que, ciertamente, casi nadie aplica a su vida. ¿Será que al final el consumismo ha vencido y que de tanto desear tener, tener y tener, terminamos deseando tener personas y nos frustramos si no lo conseguimos? ¿Tanto daño nos ha hecho ya?


De vez en cuando me da por desaparecer una temporada y dejo a la gente en ascuas. Tanto es así que hay quienes por saber algo de mi vida leen este blog, porque saben que, si bien me puedo ir al fin del mundo, siempre termino escribiendo. El problema está que parece que hoy en día las relaciones entre las personas se han vuelto tan efímeras y tan superficiales que para mantener una relación duradera tienes que estar siempre en contacto directo con la otra persona. Y si no te viene lloriqueando. Lo flipas.

Tengo amigos a los que no veo desde hace años. Amigos que, si bien los viera ahora, me alegraría muchísimo de volver a ver. Y a la inversa. Son personas a las que quiero un montón y no veo todos los días, y a lo sumo hablamos vía msn o ni eso.
Por otra parte, tengo una jauría de garrapatas. No sé si bien por inseguridad, si es por miedo a la soledad o a que me olvide de ellas, el problema está en que con su actitud me están exigiendo que les brinde mi compañía. Y esto es grave, porque cuanto más se me impone una cosa, más deseo yo la contraria. Entonces llega un triste momento en el que cada vez que hablan conmigo lo hacen para quejarse de que no mantengo con ellas el contacto suficiente. Muy inteligente por su parte, porque no solo están desperdiciando el tiempo que les estoy dedicando en quejarse, sino que además, se tiran piedras contra su propio tejado, porque me agobio mucho cuando veo que una persona tiene la necesidad de que siempre esté ahí, como una estatua. Y verás, para las personas que me importan, yo siempre estoy ahí aunque no lo haga físicamente. Esas personas saben que si tienen un problema en algún momento dado, cogen el teléfono y me cuentan lo que les ocurre, y como si están en Filipinas, que yo me planto allí. Pero eso es distinto a que me echen en cara cada día que ya no me importan o que ya les estoy dando de lado cuando no mantengo el contacto con ellas tanto como les gustaría. Me entran sinceras ganas de matarlas. Distinto es que expresen el deseo de volver a vernos, que digan que me echan de menos, que tienen ganas de hablar conmigo. Eso no solo es reconfortante, sino que me anima a mimar más a esas personas.
Pero la jauría de garrapatas, no sé si por algún complejo freudiano o por alguna carencia de afectividad materna, pretenden obligarme a estar siempre pendiente de ellas. Suelen recurrir al chantaje emocional, que parece ser su arma preferida. Menos mal que a mí el chantaje emocional hace mucho que me resbala. Y ya empiezan con su retahíla y sus indirectas y su descontento y sus quejas.

Y por contraste, tengo por ejemplo Linares. Cada vez que vuelvo al antiguo pueblo (pequeña ciudad, está bien) donde me crié se me hace un recibimiento que parece que ha vuelto una heroína de guerra. Y siempre, entre vez y vez que me paso por allí suelen transcurrir años. Y la gente se sigue acordando de mí y yo de ella.

Y ya está. Y precisamente las personas que se quejan de mi "descuido" no es que hayan pasado poco tiempo conmigo, lo que pasa es que cuando me notan más distante les entra el pánico y ya da igual lo que alegues o que intentes hacerlas entrar en razón para que te dejen respirar tranquila. Tienes que estar ahí y si no es que eres una mala amiga y una mala persona. Sí, como los niños pequeños.

Si estás teniendo problemas o te estás enfrentando a algo que requiere toda tu atención ¿qué más da? Ellos tienen sus problemas que por supuesto, siempre son mucho más graves que los tuyos y, hay que ver que mala soy, que les niego mi compañía.

Un amigo me tiene cogido el truco y me dijo en cierta ocasión: La clave para mantenerte como amiga durante muchos años es simplemente dejarte a tu aire. Hay veces en las que apareces más, veces en las que apareces menos, pero yo tengo la certeza de que estás ahí y eso es lo único que me importa.
De hecho, mi mejor amiga es mi mejor amiga porque comprende precisamente estos ciclos míos. Tal vez el problema es que no todo el mundo puede comprender esto. El mundo está lleno de egoístas y yo no sé cómo, pero siempre termino rodeada de ellos.
Y yo, pues lo siento mucho, pero soy un espíritu libre y voy hacia donde quiero. Y si no me han conseguido detener mis padres, chantajistas emocionales profesionales, no lo va a hacer nadie. Y estoy dispuesta a pasar por encima del cadáver de cualquiera por mantener esto.
Y joder, realmente no soy ninguna desconsiderada y me fastidia de sobremanera que encima de que en muchas ocasiones hago el esfuerzo de estar más pendiente de una persona por algún motivo en concreto, me eche en cara que no le parece suficiente. Pues váyase a la mierda, muy señor mío, que lo que usted necesita no es una amiga sino una esclava emocional que dependa de su persona. Oh, pero para eso búsquese a otra, que yo no valgo.
A veces me entran ganas de dejarlos desamparados de verdad y decir: hala, pues como soy tan desconsiderada, ahí te pudras. Y largarme de su vida de verdad, que encima no aprecian lo que les doy. Pues si no lo hacen, que no pierdan el tiempo conmigo. Y que no me lo hagan perder a mí.

Lo dicho, que me voy a comprar un criadero de ostras. Ya que la mayoría de las personas no tienen habilidad suficiente como para saber qué necesito cuando estoy mal, me compro un criadero de ostras, que me dan la misma compañía y el mismo consuelo y al menos sé que no se van a ir corriendo en cuanto se les cruce una idea extraña por la cabeza.

Y diciendo esto, voy a ir abriendo las alas como Lady Halcón. Quien quiera un ave doméstico que no vuele y que se mantenga siempre con las patitas en tierra, que vaya a un corral a por una gallina.

Vuela, que nada te ate.



P.D.: El link de arriba no tiene desperdicio xD.

10 septiembre, 2009

Despropósito



Póngase que en una calle cualquiera va caminando un señor con bigote. Cuando se habla de un señor con bigote, todo el mundo sabe a qué tipo de persona me refiero: un hombre con bigote de los de antes, de esos que llevan esmoquin, bastón, monóculo y sombrero de copa y son calvos por toda la cabeza. Y sin embargo, lleva bigote. Bien, pues este señor va caminando por la calle y de pronto se encuentra con una señora mayor con la que se tropieza. La vieja lleva una toquilla feísima, de esas blancas con lunares y por eso se precipita al suelo sin remedio. La señora, que ya es mayor, se rompe la cadera y sangra por la barbilla debido al impacto. Su sangre no le es indiferente a un batallón de hormigas que pasa por allí, de modo que recogen algunas gotitas y se las llevan al hormiguero. El hormiguero sin querer es destruido por uno de esos niños maleducados que no miran por donde pisan y que comen piruletas sin cesar. De pronto, el niño pisa un charco y se llena de agua todo el pantalón. Le da rabia al niño el haber pisado el charco, por lo que llora, patalea y maldice, en esto que la piruleta que tiene en la mano sale volando por los aires a causa de la rabieta, y termina estancada en la melena de una rubia que se acaba de casar. La rubia no lleva alianza en el dedo, dice que eso son tradiciones absurdas. Va conduciendo un auto rojo con la ventanilla bajada y como el tráfico es espeso, tose y traga humo y se enfada y escupe por la ventana, con tal mala suerte que el salivazo le cae en el esmoquin al señor con bigote.


Ante esto, una no puede evitar hacerse una pregunta muy importante:


¿Por qué saltan las ranas?




(A propósito, el otro día conseguí el reto que me propuso hará más de un año el chico del nombre azul)

07 septiembre, 2009

Suomen Tasavalta

Son las nueve de la mañana y afuera está nevando. Suomi nunca amaneció tan bella, cubierta de hielo y de escarcha, congelando los árboles que ahora se asemejan al cristal.


Son las nueve de la mañana y acabamos de hacer el amor.



Yo estoy desnuda en una cama inmaculada, con las sábanas todavía tibias del calor de nuestros cuerpos, mirándote.



Tú estás de pie, también desnudo, mirando por la ventana con la mano apoyada en el marco y la cabeza apoyada en la muñeca, dándome la espalda.



Hace un bonito día, comentas.



Sí, hace un bonito día y tú ya no me amas.



Sé que te has levantado tan raudo de la cama al terminar para no tener que enfrentarte a mis ojos. Para no tener que leer el reproche en mis ojos. Para que yo no tenga que leer la decepción en los tuyos.



¿Cómo hemos llegado a esto?



Hace todavía dos meses que nos amábamos y nos reíamos de los lirios, de las sombras, de los atardeceres que están por llegar.



¿Cómo hemos llegado a esto?



Aún recuerdo los besos de medianoche, los susurros en la mañana, los abrazos de París, las cerezas con miel en tus labios.



Nos hemos convertido en dos desconocidos que ya no se hablan, que ya no se miran, que se les hace insoportable la compañía del otro.



Si ahora me levantara y me vistiera, si tuviera valor para abrir la puerta y marcharme, tú no me detendrías. No tendría nada que explicarte. Abriría la puerta y me marcharía, echando nuestra relación por tierra para siempre, y no volvería a poner un pie en tu vida. Y yo sé que tú no me detendrías.



Pero no tengo valor ni de quedarme contigo, ni de partir para siempre, así que me quedo en la cama, esperando a que digas algo.



Tú murmuras, aún mirando a la ventana: ¿Dónde he puesto la ropa?



Y yo, que apenas puedo hablar, espero a que te des la vuelta y me mires al encontrar el silencio por respuesta, y guío a tus ojos, al encontrarse con los míos hacia los trapos que se acumulan en el sofá.



Es lo único que puedo darte ahora, y ni siquiera te lo puedo dar.



Sin mirarme te acercas a él y te vistes muy despacio.



Y yo, que ya no tengo paciencia ni siquiera para mirarte, clavo mis ojos en el vacío y espero a que la muerte me llegue, porque hemos caído en el peor pecado que dos amantes pueden cometer.



Acabamos de echar el polvo más triste del mundo.


02 septiembre, 2009

Mis demonios

¿Por qué tanto empeño
en que te envíe de nuevo
al Infierno de donde saliste?


20 agosto, 2009

Epístola de lo que nunca fue






Eres una consciencia que palpita, que se ilumina y oscurece, que respira, que maldice, que se enamora, que me recuerda, que bebió de mis ojos y que realmente para mí no existe.
Tampoco yo existo para ti.


Soy el rumor de una noche, del agua, de los árboles, arrancados a la orilla del río, que nunca conociste porque a tu llegada ya estaban muertos, aunque yo los amé desde mi niñez.



Perdida entre las hojas de un libro únicamente violado por mis pupilas, se haya nuestra historia escrita con humilde lápiz. Fue todo un acierto hacerlo con lápiz dada la situación. Nosotros nos borramos y nos escribimos en nuestras vidas a placer, qué mejor que el grafito en lugar de la tinta imborrable.



Nos conducimos, olvidándonos y recordándonos, cada uno por su senda, reparando con nostalgia alguna que otra noche en la memoria que tenemos y quizá, a veces, en la que perdimos y ahora abocamos al fracaso a cada instante.



Somos ecos de un pasado que nunca volverá.



¿Qué harás ahora? ¿Me condenarás a ser un ensueño, algo intangible y táctil al mismo tiempo, siendo una perfecta desconocida?



Conociéndonos bien, no nos conocemos de nada.



Y ahora yo no existo para ti. Tampoco tú existes para mí.



Quién sabe. Tal vez existimos brutalmente, inhumanamente, radicalmente. Existimos por aquel entonces demasiado, para poder seguir viviéndonos ahora.



Solo somos el ruido que rasga en la noche las horas de sueño y que revive la pesadilla de que, siendo, nunca seremos.




19 agosto, 2009

12 agosto, 2009

Nácar decadentista



Óyeme llover, ¿no sientes cómo te sangro?
Raídas cortinas de terciopelo
manchadas del vino de ayer
se retuercen en mi ventana.


La luz ajada destellea en mi mirada
y yo la rayo con polvo de estrellas.


Ya conseguí mi montura con ruedas
y la voz del viento prendida a mis cabellos.
Se amontonan perezosas las pelusas
en las tazas derramadas por doquier.


Ahora tocas las castañuelas
¿Te ahogarás en un vaso de zumo?
Se cuelan las volutas de humo
en mi boca cosida a lentejuelas.


Ya no consigo llegarte a ver.
¿Habrá caído la última capa?




Oscurece...
como las farolas se iluminan.


¡Amanece!
como el mortífero manto del firmamento.


Enrojece y te apago la sed con un beso.


Cierra los ojos y verdea,
como verdea el rubor de la tarde.