31 diciembre, 2012

Con el Caos a otra parte. El final de Sapere Aude.

Siento decir que las actualizaciones de este blog han llegado a su fin.

No puedo continuar con él, llevo tiempo sabiendo que sus días en activo en la red estaban terminando. A veces es mejor poner un punto y final, dejar las cosas tal cual están, antes de que toquen fondo.

Por muchas versiones que hiciera de este post, en ninguna podría expresar bien lo mucho que ha significado este blog para mí. Lo empecé con 17 años y me ha acompañado muchos días en los últimos casi cinco años. Comenzó siendo un hobby, un mero pasatiempo donde plasmar mi imperiosa necesidad de comunicarme, sin saber muy bien en qué iba a acabar la cosa, y terminó convirtiéndose en un verdadero salvavidas al que he recurrido en numerosas ocasiones durante todo este tiempo.

Sapere Aude ha sido un catalizador excelente para leer, aprender, escribir, conocer, criticar y equivocarme. Ha sido un gran compañero que ha crecido conmigo, una experiencia de la que me llevo muchos buenos momentos.

No puedo continuar con él porque, a pesar de que sigo reconociendo a esa chica que era hace cinco, cuatro, tres años..., esa chica ya no soy yo. Sapere Aude me ha dado una base importante a la hora de escribir y de re-conocerme. No pretendía mucho más en realidad, este nunca ha sido un blog de grandes aspiraciones.

Mientras escribo todo esto estoy tranquila. Creo que cerrar el blog es la decisión correcta y por eso no tengo ningún reparo en hacerlo, ni siento que me esté equivocando.

Sin embargo, que deje de actualizar este sitio no significa que deje de escribir. Comenzaré otro blog en 2013 -es un año bonito para empezar un nuevo proyecto-, más temprano que tarde espero, y que tendrá que ver y no tendrá que ver con este.

El balance de Sapere Aude es muy positivo. Tengo 39 seguidores confesos, aunque sé que me leéis muchos más. A pesar de que he borrado algunas, termino con 513 entradas -siendo esta la 512- y guardando la última para anunciar el nuevo blog. La media de visitas diarias es de 32, empecé con una media de 6. Este mes de diciembre he tenido el mayor récord de visitas mensuales en toda la historia del blog: 5.950; cuando abrí el blog tenía 1.471, por lo que he quintuplicado las visitas. En resumen: este blog no ha hecho otra cosa que crecer desde que lo abrí. 

Espero que muchos de vosotros me acompañéis en la nueva aventura que emprenderé en breve. Me llevo a mis blogs favoritos conmigo y Sapere seguirá siendo una referencia para mí. 

Las últimas palabras de este post son para vosotros, mis lectores: gracias por estar ahí. En este camino me habéis acompañado mucho más -y muchos más- de lo que había imaginado en un principio. Gracias a los que corríais a leerme en cuanto os enterábais de que había una nueva publicación esperándoos;  gracias a los que os pasábais de vez en cuando por el blog para ver si había algo nuevo y leerme con tranquilidad; gracias por echar de menos que publique cuando he estado más ausente que de costumbre; gracias por vuestros comentarios y vuestras palabras de apoyo y ánimo; gracias por los tirones de oreja, por las rectificaciones que me habéis hecho hacer y por haberme puesto una sonrisa en múltiples ocasiones; gracias por aguantar mis tonterías y cambios de humor, que han sido muchos.

MUCHAS GRACIAS POR COMPARTIR CONMIGO VUESTRO TIEMPO

Mi lucha, así, se convirtió en nuestra.

Hasta siempre.


Sapere Aude

11/04/2008
-
31/12/2012




27 diciembre, 2012

Palpitar

Acabo de encontrar un poema escrito en una libreta de apuntes. Tiene por lo menos dos o tres años de antigüedad. Me ha resultado curioso encontrarlo, así que he decidido que voy a dejar que vea la luz y no termine olvidado en un desván como tantos otros, a pesar de no ser nada del otro mundo.


Decía Wilde que la única forma
de evitar la tentación es cayendo en ella.
Yo me estremezco ansiando hacerlo
para regresar más sabia, más fuerte y completa.
Besar los labios de lo prohibido,
de los sueños, 
de las palabras que resuenan en los oídos
para perderse en el recuerdo.

Desear la suavidad y la violencia,
pasión sin freno y besos delicados
deslizándose por mi cuello;
haría titubear a cualquiera.

Hay que ser un loco,
un artista para soportarlo
de pie, sin postrarse humillado
ante la belleza;
más arrodillándose ante ella
con veneración.

Hay que ser todo y nada
en un segundo,
en una leve ráfaga.

Follar con los ojos cerrados
para besar con ellos abiertos.
Disfrutando del momento,
del instante.

Sumergirte en lo profundo
de las turbulentas aguas del deseo
para no regresar jamás.

23 noviembre, 2012

El miedo a pensar

Ayer estuve en un taller analizando un par de mitos griegos. En el taller se nos pedía que los reescribiéramos a nuestro gusto, que le diéramos una vuelta de tuerca a la historia. Mis compañeras más cercanas, en cuanto les dijeron que había que escribir se pusieron a resoplar como colegialas fastidiadas -hablo de mujeres que rondan la treintena, allí yo era la más joven con diferencia-. Como si escribir quince líneas aportando un poco de tu pensamiento costase la vida o algo por el estilo.

-Puff... es que a mí no me apetece pensar -decía una- yo estar aquí escuchando vale, pero pensar como que no.
-Yo es que no sé escribir -decía otra- a mí me sacas del tema de las bodas (¿?) y no sé qué decir.
-Yo es que no tengo imaginación ninguna -decía la tercera- yo te cuento si quieres algo que sé, pero ponerme ahora a inventar una historia...

A mí me entraron un par de arcadas sinápticas cuando escuché esto y me mordí la lengua para no convertir el taller en una batalla campal. Una de las vocecitas malvadas que tengo en la mente me dijo: ¿ves? por eso no te gusta la gente aleatoria, porque dicen burradas como esa, te revuelven la bilis y encima como cuentan con el apoyo del grupo, al final siempre quedas como abogada del diablo -de hecho ya les había discutido algunas cosas antes de haber llegado a este punto en el taller y me habían mirado como si estuviera loca-.

Hoy me encuentro con una entrevista a Julio Anguita donde dice lo siguiente:

"El miedo a pensar, ¡un país que tiene miedo a pensar! Este es un país en el que se pone un hombre delante de un toro, pero póngale un libro y sale huyendo. “Yo no quiero saber nada, yo no quiero saber nada” es la confesión de una parte de la población que tiene miedo a pensar. Eso está ahí, lo veo todos los días. Viene de muy atrás, de la época de Fernando VII. ¿Por qué? Porque ha habido una Iglesia y la historia pesa: tú no pienses, tú te vas a salvar, hijo mío, todo lo que es pensar es nefando. "

Imagino que sí, que en parte la herencia católica pesa bastante y que ha ensalzado el dogma por encima del pensamiento, pero el problema llega desde muchos ámbitos. Comentaba ayer el bajón que han pegado todas las Artes en cuanto a calidad. Cómo se estimula la venta de best-sellers facilones, de películas con guiones precarios y cargadas de edulcorante, de cuadros de Ikea simplones y anodinos... La cultura del envase. Todo muy bonito por fuera, pero carente de contenido. Y eso es lo que se vende y lo que nos intentan hacer comprar.

En el tema que me toca de forma más personal, la literatura, lo veo claramente. Es mejor leerte una bazofia que te ocupa dos tardes o menos porque las estructuras sintácticas son típicas de preescolar, sin giros en el lenguaje, sin tramas complicadas, y luego puedes comentarlo rápidamente con tus amigos más cercanos. Después te lees otro libro en otras dos tardes y vuelta a empezar. Y así se dice que la gente "lee" y va de megaculta por la vida. Pero es que leer "A tres metros sobre el cielo", "Crepúsculo" y "50 sombras de Grey" tiene menos valor que leer las etiquetas del champú en el baño. Mis compañeras de taller se los habían leído todos pero cuando les habían dicho: venga, piensa un poco en lo que acabamos de comentar y escribe quince líneas en un folio, se echaron a temblar. Porque se puede leer libros sin pensar, ver películas sin pensar, votar sin pensar y hablar sin pensar, pero pararse a pensar para hacer lo anteriormente descrito es otro tema.

Se ensalza lo rápido, lo que no te hace pensar y lo que te "entretiene". Que no es que el entretenimiento porque sí no esté bien, no es cuestión de ser nazi tampoco; pero joder, pasarse la vida como un zombie lobotomizado es peligroso. Es peligroso porque vivir en sociedad requiere esfuerzo, y requiere esfuerzo porque echa mano del pensamiento inevitablemente. Y pensar necesita tiempo, necesita probar A y B y C, y luego darte cuenta de que Z es una solución viable. Pensar significa equivocarse, cambiar cada día, pasarte tres meses leyendo un libro que ni siquiera llega a las 400 páginas porque cada capítulo te deja la cabeza llena de cosas sobre las que reflexionar y necesitas tiempo para digerirlo y enfrentarte al siguiente. Y eso no estimula la compra compulsiva en las librerías, el pensamiento adormecido necesario para encontrarte con una bazofia y opinar que es una obra maestra.

¿Cómo se puede vivir así? Imagino que fácilmente, ya que lo raro es lo contrario, vivir en un mundo donde te sientes una marciana todos los días porque entras a discutir un tópico que los demás apoyan y retroalimentan como si fuera una verdad universal, y quedarse callados luego, como si acabaras de tirar un petardo en mitad de la sala. Es más fácil decir que "no tengo imaginación", "no sé escribir", "no me apetece pensar", que cultivar el mayor don que tenemos como especie. Porque una excusa rápida la ponemos todos, pararte a pensar, invertir en eso tu tiempo y comprometerte con tu propio pensamiento es mucho menos frecuente. Y luego la conflictiva soy yo, encima. Conflictiva tú, so zorra, que me estás haciendo dudar acerca de si pegarme un tiro en la frente o pegártelo a ti.

Al contrario de lo que la gente suele pensar, no me gusta discutir a cada tres frases, ni escribir textos largos como este a menudo, con las mejillas encendidas por la rabia y la indignación. Llega un punto en el que  hasta a mí me da pereza buscar los cimientos del pensamiento de la persona e ir tirándoselos uno a uno. Primero porque que a una persona le hagan eso no le gusta y segundo porque detenerme a hacer eso con cada puñetera persona que me encuentro no suele servir para nada, ya que a la mínima de cambio pasan a otro tema, borran ese instante en el que les he desarmado el discurso y siguen con su vida. Y si ya son un grupo confabulándose entre ellos y diciendo todos los mismos tópicos, de verdad que me entran ganas de quedarme en casa con mis gatos. Me consta que ellos piensan más que la mayoría de personas que me rodean a diario. 

Encontrar a alguien con el suficiente valor para pensar es un tesoro, si encontráis a alguien así no os libraréis de los debates, las discusiones y los puntos de vista radicalmente opuestos, pero joder ¡qué puto placer hablar el mismo idioma!

21 noviembre, 2012

Reflexiones y preguntas sobre la monogamia y la monoandria

Las preguntas y reflexiones que voy a plantear son fruto de las cosas que leo, vivo y escucho. Sin pretender en ningún momento dogmatizar el asunto, ni tener ni puta idea en qué concluye todo esto, salvo datos antropológicos y psicológicos acerca de cómo viven y resuelven los conflictos en distintas partes del mundo lo seres humanos y de por qué sentimos lo que sentimos, procuraré plantear una serie de preguntas que me hago cuando veo lo que veo.

Nuestra sociedad nos pide que, cuando nos enamoramos, guardemos fidelidad eterna a la persona de la que lo hacemos y esto genera muchos conflictos, según veo. Bien es cierto que cuando dos personas están enamoradas normalmente no tienen ojos para nadie más durante un período del tiempo, pasado el cual, la bestial reacción química desaparece y la relación se transforma en una cálida relación amorosa basada en el respeto y la confianza. Pero, ¿puede haber respeto y confianza en una relación cuando la sociedad nos pide encarecidamente que ocultemos a los demás y a nosotros mismos nuestros deseos?

A día de hoy no he conocido jamás a una persona que, teniendo una relación estable con un alguien, no se haya sentido atraída por otra persona -o incluso haberse enamorado-. Como confidente de algunas personas que soy, no ha faltado en mi vida ver a personas llorando amargamente por ser infieles a su pareja y preguntándose por qué han actuado así, personas reprimidas con sentimientos de culpabilidad por desear a otra persona además de su pareja sin saber qué hacer, personas destrozadas al saber que su pareja les ha sido infiel. Y cuando veo todas estas situaciones llenas de sufrimiento, angustia, ansiedad, estas vidas llenas de mentiras, de represión, de negación para consigo mismas me pregunto ¿realmente es todo esto necesario?

¿Cuándo decidimos privatizar el amor? ¿Cuándo decidimos que había una sola forma de amar, de follar, de formar una familia en detrimento de todo lo demás? ¿Es realmente respetar a tu pareja el hecho de negar nuestros impulsos sexuales, es decir, es respetar una pareja el no serte fiel a ti mismo? ¿Tan mal estaría destrozar de una vez por todas esa imposición, que nadie elige pero que tienes que cumplir a rajatabla, de ser fiel hasta que la muerte os separe sin una previa negociación de las partes? Pensad en cuántas escenas de celos ahorradas, cuántos sufrimiento ahorrado, cuánta ansiedad eliminada si pudiéramos comprender que se puede amar a muchas personas, que se puede terminar con la idea de que el amor y la posesión son la misma cosa. ¿Acaso cuando te acuestas con una persona significa que dejas inmediatamente de amar a otras? No, porque crear nuevas relaciones, nuevos sentimientos, no eliminan mágicamente los que ya hay. Los sentimientos caducan por otros motivos. Igual que quieres a mamá y a papá, porque son personas distintas y cada uno te aporta algo diferente, se podría querer también a Fulanito y Meganita y todas sus variantes, cada uno por lo que son, cada uno por lo que te aportan. Amar sin limitaciones, amar sin celos de por medio, amar sin culpabilidad. Amar sin sufrir, en definitiva.

Leo a la antropóloga Helen Fisher, leo a Marvin Harris, hablando sobre otras culturas. De cómo todos cuidan a los hijos que nacen de una mujer en otros lugares, donde un niño no tiene preferencia sobre otro en la tribu, donde todos son hijos de todos y por eso merecen el mismo cuidado y respeto. Donde no hay lugar para el egoísmo, ni el sentimiento de que una persona sea sólo para el disfrute privado de otra. Lugares donde parecen sin duda más felices sin el concepto de propiedad privada, más allá de una choza o una porción de tierra donde poder vivir. 

En nuestra sociedad se nos entrena para consumir. Para tener. Tener casa, tener coche, tener pareja, tener hijos. La perfecta cadena del consumo incontrolado. Por eso se protege el matrimonio, donde tu marido es sólo tuyo, tu mujer es sólo tuya y por lo tanto los hijos tienen unos padres muy claros -casi siempre, claro-. Interesa sacrificarte por tu prole, que tus hijos sean competitivos con los hijos de otros para poder escalar en la jerarquía social y así tener más cosas que nadie. Consumir más que nadie, pagar más que nadie. ¿Esto es lo que queremos en nuestra sociedad, competitividad en lugar de cooperación?

Si todas y cada una de las personas que he encontrado en la vida, entre las que me incluyo, hemos deseado a personas más allá de lo estrictamente normativo, será que la monogamia y la monoandria que nos imponen falla por algún lado, ¿no? Ay, ¿será que no estamos hechos para ser propiedad de alguien y ser felices a la vez? Hay personas que viven en monopareja toda su vida y se declaran felices, ¿lo son realmente? me pregunto. Cuando les preguntas muchas veces cómo han durado tanto tiempo juntas, te suelen responder con una palabra: sacrificio. Sacrificio de deseos personales, imagino. Sacrificio de tu propia individualidad en nombre de la pareja. Dos personas sacrificando aquello que podrían llegar a ser si no tuvieran una pareja que las "castrara". O no, quién sabe. Las parejas que llegan juntas a su lecho de muerte después de cincuenta años de matrimonio feliz son pocas. Es una fórmula a la que se supone que todos aspiramos, pero que funciona sólo en una  parte de la población casi residual.

¿De veras deberíamos en nombre de la fidelidad, del "sólo soy tuyo y de nadie más", llevar una vida ya sea de mentiras o de represión? ¿No estaríamos más sanos mentalmente si pudiéramos besar a quien nos diera la gana, acostarnos con quien nos diera la gana, amar a quien nos diera la gana, simplemente siendo sinceros con respecto a nuestros sentimientos y deseos? ¿Mantener el enamoramiento de dos, tres personas a la vez, sin tener que sacrificar un amor por otro con el consiguiente sufrimiento? ¿Entender que los celos no tienen cabida si esa persona afirma que te quiere, pero sin que tenga que renunciar a amar a otra persona si así sucede? Tener libertad, en definitiva, para establecer qué relación queremos tener y no dar nada por sentado, en lugar de poner una etiqueta a una persona y otorgarle así una serie de derechos y responsabilidades que no ha elegido.

Pensar que las parejas llenas de amor que duran para siempre apenas son reales. Que nuestras mentes piden otra cosa, otra manera de vivir. Terminar con conceptos como el adulterio y la infidelidad, con sentimientos negativos como los celos y la inseguridad, dejar de ver bien el llamado sufrimiento por amor. Acabar con la imposición irreal y ficticia de las relaciones monoafectivosexuales. O lo que tendría un valor incalculable: terminar con los asesinatos o maltratos que intentaran justificarse con "la maté porque era mía".

Decía Helen Fisher que el ser humano está en el mundo para reproducirse, no para ser feliz. Y yo me pregunto, ¿podría el ser humano ser feliz si supiera cómo?


(Agradecería vuestros comentarios -aunque sea como anónimos- con todo el debate que pueda surgir de este post, me parece un tema de lo más interesante)

20 noviembre, 2012

Aquellos días de cine y cerveza

Imagino que estoy igual que muchos de vosotros. A medio camino entre el estrés, la ansiedad, la tristeza y el enfado. Lo que vulgarmente se llama "frustración", vaya. Y a pesar de esto soy consciente de que soy muy privilegiada porque hay bastantes más personas de las que me gustaría que tienen menos que yo -y eso que yo tengo poco- y esto no es más que una pataleta por "tonterías".

El otro día me puse nostálgica. Me puse a recordar aquellos días en los que llegaba el fin de semana y siempre podía salir, a donde fuera. ¿Os acordáis de esos días en los que ir al cine era un plan, aunque cada día estaba más caro, plausible? Incluso al principio, cuando una entrada todavía se situaba entre los 3 y 4,5 € (aunque recuerdo el cine a 300 pesetas), yo me pasaba los fines de semana allí metida -siempre que no hubiera bazofia que ver, claro, si no no me veían el pelo-. Eso era hace unos cinco, seis años. Madre mía. Cinco o seis años. Desde hace por lo menos tres, ir al cine se convirtió en un lujo. De ir tres veces al mes pasé a ir tres veces al año, mirando con lupa qué película ver porque no tenía dinero para acudir tanto como me gustaba. Creo que he llegado a pasar más de un año sin pisar un cine. Cuando me enteré de la subida del IVA me concedí los últimos caprichos, entre el cine de verano -más barato- y mi última entrada al cine convencional (después de llevar meses y meses sin aparecer por una sala). Eso fue en agosto, para despedirme. No sé cuándo volveré a pisar un cine, no veo probable que lo haga en mucho tiempo, ¿tal vez nunca más?. Entre la engañifa del 3D, la basura que proyectan y el precio de la entrada, no tengo posibilidad de ir ni motivación. Salvo la nostalgia. Me gustaba la experiencia de ir al cine. Era un espectáculo, joder. Llegar, sentarte frente a esa pantalla que parecía que te iba a comer, que se hiciera el silencio en la sala y verte envuelta en sonidos e imágenes. Me emocionaba, me asustaba o me sentía eufórica. A menudo salía con el corazón en un puño, destrozada o con ganas de comerme el mundo. Y cuando ibas con amigos o familia era triplemente divertido. Elegir la película, sentarte con ellos y luego comentar lo que a cada uno le había parecido. Y luego pasaba el tiempo y un día decías: ¿Te acuerdas cuando fuimos a ver...? Y te reías con esa persona recordando que a ti te pareció bazofia y le dieron un Oscar después a la película por alguna cosa absurda, o que al de delante se le cayeron las palomitas y cuando se encendieron las luces estaba muerto de vergüenza, o que le tuviste que dar a tu amiga un pañuelo porque se le caían los lagrimones, o porque te sentiste identificada con algún personaje, o porque después tenías un subidón de adrenalina, o porque de la tensión se te saltó una lentilla en mitad de la sala -soy un desastre, lo sé- o porque luego te pasaste una semana con la banda sonora en la cabeza tarareándola a todas horas. Tengo muchos buenos recuerdos ligados al cine y ahora a menos que me pase tres meses ahorrando no voy a tener posibilidad de construir nuevos. Y me jode enormemente. Me jode porque ya no es un plan. Y llega un domingo lluvioso y me pregunto: bueno, ¿yo que hacía en estos días para que no me entrara el bajón? Algo que ya no puedo hacer: ir al cine.

No ya sólo el cine, ir a tomar una cerveza con alguien cada día resulta más difícil. Se ha notado muchísimo el IVA en la compra. Con 9 euros yo hacía maravillas. Ahora nueve euros te dan para comprar 3 productos básicos y da las gracias. No es de extrañar que cierren tantos sitios, ahora la cerveza te la tomas en tu casa y cada día incluso esto es más un lujo, porque con ese dinero puedes comprar macarrones para comer, por ejemplo. 

Y luego abres el armario y está lleno de ropa "por si acaso". Jerseys llenos de bolitas, camisetas con agujeros, pantalones con descosidos que no has tirado porque no sabes cuándo vas a poder comprar ropa, de atuendos cochambrosos que normalmente utilizarías para trapo de limpieza pero que ahora guardas con celo "por si acaso" no puedes comprar ropa dentro de un mes o tres. Y como encima la ropa que hacen a día de hoy es una mierda, hecha para que la tires al año en plan obsolescencia programada, cada día te das más cuenta de que te vas quedando en harapos. Y no puedes renovar armario. Y comprar unos malditos calcetines vale casi igual que una entrada al cine, o cuatro cervezas o seis paquetes de pasta. Y haces las cuentas y te compensa más sobrevivir que ir guapa o pasar un rato con los amigos. Nos van arrinconando en nuestras casas, saliendo para lo mínimo imprescindible porque eso es ahorrar en transporte, en cerveza y en vida social. Y si luego te cortan la luz, el agua y al poco te llega una carta del banco echándote de tu casa, normal que la gente se suicide. Primero te vas sintiendo cada vez más solo durante meses a base de recortes, los comedores sociales no dan de sí y de pronto no tienes dinero para no dormir en la calle. Es un drama. Por eso dentro de todo, aún me considero afortunada. Pero ¿hasta cuándo? Unos cuántos recortes más -aunque mi precaria economía no sé hasta qué punto es sostenible en el tiempo tal cual está- y me tendría que replantear seriamente muchas cosas. Como si me compensa vivir en otra ciudad distinta a la de mi familia, o si me compensa seguir estudiando, o si...

Hemos perdido tantas cosas, poco a poco en nuestro día a día, que echas la vista atrás y se te saltan las lágrimas. Mi mente había tenido a bien no echar cuenta de esto y el otro día algunas cosas que he perdido me vinieron de sopetón -he procurado no hacer un buen análisis de la situación por el bien de mi estado anímico-. Y las noticias son un golpe bajo, uno tras otro, varios cada día y así un día y otro y otro... Y con la moral por los suelos sólo puedes tirar hacia delante mirando a quienes te quedan alrededor, lo que te queda alrededor y los buenos recuerdos de aquellos días de cine y cerveza.

02 noviembre, 2012

Agnósticos y ateos; misma filosofía, distinta percepción de "dios"


Lo que nos separa a ateos y agnósticos es simplemente un problema en la definición del contexto muchas veces más que otra cosa.

No creo que ningún ateo ni agnóstico tuviera problema en aceptar una evidencia clara y absoluta de una existencia divina si algo que identificamos como “dios” en nuestras respectivas culturas bajara o subiera o se apareciera de alguna forma ante la humanidad.

Ahí entra lo peliagudo. ¿Qué es un dios? Por lo que vemos en la mayoría de las religiones, un dios es un ente sobrenatural, mágico por así decirlo, responsable de la creación de este universo y de las criaturas que vivimos en él, algo “antropomorfoseable” con lo que los seres humanos nos identificamos, un ente con sentimientos que vela por nosotros de alguna forma, una especie de protector invisible.

No tenemos pruebas de que algo así exista -lo más parecido que conozco en mi vocabulario se llama atmósfera-, más bien lo contrario. De hecho, tanto es así, que un dios puede ser lo que nos venga en gana porque no es evidente que sea una sola cosa: un dios puede ser una persona, un animal, la naturaleza abstracta etc. Es decir, que dios no es un término absoluto y bien definido, es una palabra baúl con la que cada uno hace lo que quiere. No es algo universal, no es algo evidente por definición. Es un término que simplemente responde a las necesidades de protección de algunas personas, que se sienten muy solas en esta vida -¿y quién no?-.

De este término adaptable para lo que a cada uno le sale de la punta, las religiones han sabido cómo hacer caja y cada una te lo vende como puede para conseguir adeptos e influir en las comunidades. A veces para bien, a veces para mal, pero prácticamente todas tienen un objetivo común: hacer proselitismo de su filosofía.

Puesto que la definición de “dios” es algo social, yo me declaro atea dentro de la sociedad en la que vivo. Es decir, que no me trago las definiciones de dios que da ninguna religión. Si se demostrara que existe una fuerza creadora de este universo, no la llamaría “dios”, probablemente la ciencia -el único camino fiable que conocemos hasta ahora para conocer la verdad- le diera una terminología apropiada. Si a día de hoy esa fuerza no se ha manifestado de una forma clara ante la humanidad, ni se ha preocupado de nosotros, no tengo que llamarla “dios” puesto que la especie humana le otorga ciertas cualidades protectoras a ese término y por ahora no me siento protegida por ningún dios en absoluto. Si no tengo un dios al que adorar ni que se preocupa por mí, puedo definirme de cara a la sociedad como “atea” puesto que dios tal y como yo lo entiendo y/o me lo hacen entender no existe.

¿Eso quita que si de pronto una mano sale del cielo y nos saluda a todos y se presenta como nuestro creador, niegue esta evidencia? Sería absurdo. Aunque desde luego le pediría unas cuantas explicaciones a ese supuesto dios, a parte de estar muy acojonada en los primeros momentos.

De hecho, normalmente cuando te defines atea ante la sociedad, los religiosos te suelen dejar más en paz porque te defines como incrédula ante las patrañas que te quieren vender. Un agnóstico que parece que está ahí, pichí pichá, esperando a que alguien le demuestre algo, suele ser más la comidilla de las sectas que deambulan por el mundo. Y un agnóstico en el fondo comparte la misma visión del mundo que un ateo, lo que pasa es que al ser tan generalista en su definición y no contemplar la parte social de la religión parece que está de acuerdo con ella en que algo así debe existir y que antes o después se mostrará. Y es tan escéptico como el ateo en que sin evidencias no puede haber aceptación.

En definitiva, si hay una fuerza creadora del universo no tiene las propiedades necesarias para ser llamada “dios” a mi entender. No debe ser venerada ni tenida en cuenta puesto que a día de hoy no tenemos evidencias de la misma. Como cada uno se quiera definir esa cosa suya, pero desde luego los ateos no dejamos la puerta abierta a cuentos para adultos como sí parecen hacer -de cara a los religiosos- los agnósticos.

A los ateos ya nos dan por condenados, a los agnósticos esperan convencerlos aportando supuestas pruebas de la existencia divina que no son tal ni para ellos, ni para nosotros.

Así que lo que nos diferencia a ateos y agnósticos es que los ateos nos definimos escépticos de cara a la sociedad -que es lo que nos afecta en nuestro día a día, digamos que es una visión más pragmática de la vida- mientras el agnóstico se define escéptico de cara al universo -aunque quien le va a dar por saco para que se convierta a una religión no va a ser el universo, sino el creyente próximo-. Pero con pruebas suficientes, ateos y agnósticos no tendríamos problemas en admitir la existencia de una fuerza creadora sólo que a lo mejor a los agnósticos les da por llamarla “dios”, ya sea un alienígena con antenas lo que se manifieste así o un torrente vital, y los ateos como que no vamos a caer en esa trampa , por definición.


dios.
(Del lat. deus).
1. m. Ser supremo que en las religiones monoteístas es considerado hacedor del universo.
ORTOGR. Escr. con may. inicial.
2. m. Deidad a que dan o han dado culto las diversas religiones.


01 noviembre, 2012

Dolorosas e ingenuas preguntas retóricas


Me llega al correo una petición de una plataforma de recogida de firmas a la que estoy inscrita con una dolorosa e ingenua pregunta retórica como supuesto título atrayente: ¿Qué medidas ha adoptado España para luchar contra la corrupción? Y la recogida de firmas trata de buscar una respuesta del Gobierno para que nos dé explicaciones, para eso se promueve esta petición.

Personalmente estoy harta de estas cosas. No de las recogidas de firmas, que a veces han dado sus frutos y la unión ciudadana ha conseguido cosas realmente hermosas para mejorar la vida de una persona o colectivo. Estoy harta de esas preguntas bienintencionadas, retóricas y aparentemente ingenuas para atraer al público supuestamente despistado, que leo en ocasiones como ésta, en titulares de periódicos, en artículos de blogs etc. Cuando leo ¿Qué medidas ha adoptado España para luchar contra la corrupción? Lo que me sale del fondo del alma es: Pues ninguna, gilipollas. Tal cual. Así de brusco. Porque estoy harta de que haya gente que parece que todavía no se entera y por eso nos traten a los demás como submentales. Este Gobierno no sólo no toma medidas anticorrupción, claro está, sino que además promueve leyes que facilitan la corrupción, los paraísos fiscales y las historias mil.

Estoy cansada de todas esas benignas preguntas que pretenden informar a los incautos. Quien no se haya enterado todavía de lo que pasa en este país o es subnormal profundo o es un cínico de aúpa que hace como que no se entera, no hay más. Lo que pasa es que cínicos y subnormales hay más de lo que a muchos les gustaría admitir. Preguntas como: ¿Tienen culpa nuestros políticos del agravamiento de la crisis en España? ¿Conoces las diez claves de las medidas del Gobierno? ¿Realmente Europa manda en España? Me revuelven en el estómago, me hacen tener crisis biliares y que me den ganas de buscar un fusil. Al principio, cuando a algunos nos pilló todo esto de despistados, allá por 2008, 2009, incluso 2010, todavía tenía sentido que se hicieran cosas de este tipo. ¿A finales de 2012 y con la que está cayendo? Dejen de tomarnos por imbéciles, por favor.

He dicho, repetido y discutido hasta la saciedad que eso de que la gente dice de que “es que el PP lo está haciendo mal” es mentira. El Gobierno a día de hoy lo está haciendo de puta madre, lo está haciendo maravillosamente, magníficamente, de hecho si me permiten la licencia, son casi una obra de arte las medidas que están tomando. ¿Qué pensáis que hacen los partidos de derecha? ¿Luchar por los trabajadores? ¿Fomentar la igualdad social? ¿Cuidar de lo público? ¿Hacer recortes en la Casa Real y en la Iglesia? El PP no lo está haciendo mal, está velando eficazmente por sus intereses. Ah, que no sabíais que al PP no les interesáis vosotros, ni yo, ni la pensión de vuestra abuela, sino los banqueros, los arzobispos y las grandes fortunas. Ah. Y los votásteis. Ah. Pues no os quejéis, imbéciles.

Las medidas criminales del PP no van a hacer sino empeorar, esto lo sabe hasta el tato, y me parece muy bien que protestéis, pero que recojáis firmas con preguntas ingenuas para pedir explicaciones al gobierno y que sigáis diciendo que el gobierno lo está haciendo mal, no tiene cabida a estas alturas. Otra cosa es pegarles sustos de muerte con huelgas -muy eficaz y principal arma de la ciudadanía contra la tiranía de los gobiernos-, rodeos al Congreso, a sus casas y a donde haga falta. ¿Pero recoger firmitas y preguntar al señor Rajoy por la subida del IVA que dijo que no iba a hacer? ¿Qué edad tenéis, por favor? Yo tengo sólo 22, la política de Aznar me pilló muy joven, pero mis dos dedos de frente me dieron para saber ya por aquel entonces que, por ejemplo, no poner remedio a la subida del precio de los pisos que hacía que la gente no pudiera tener una vivienda, que no escuchar a la población en cuanto a prestar apoyo logístico en una guerra tan criminal como todas, y que mentirnos a todos con que el 11-M lo hizo ETA, está mal. Está fatal. Mis dos dedos de frente me dieron para buscar de dónde venía el PP, la Historia que tiene detrás, quién es Rato, quién era Fraga, quién es Aznar etc. etc. Y me dio para entender que la Iglesia y el PP es la misma cosa -salvo por unos cuantos no sé si héroes y/o personas profundamente equivocadas que aún profesan cierta ética humana para con los demás aunque sea en nombre de Dios y no del humanismo-, que es un partido que luchará por la monarquía, por una falsa democracia más recortada, por privatizar lo que es de todos -cosa que ya hizo Aznar en sus tiempos- y por velar por unos pocos poquísimos y no por el resto.

Así que pedid antorchas, rodead sedes de partidos que permiten que se cometan atrocidades humanas en nombre de la banca -del PSOE también, que de esos también podría decir otras cuantas cosas-, votad partidos minoritarios y NUNCA dejéis de ir a votar, organizáos para hacer huelgas, piquetes o pedir prestadas guillotinas a los franceses, pero no malgastéis saliva ni tiempo ni esfuerzo en decir con una sonrisa de oprimido cobarde: Disculpe, señor Rajoy, ¿sería tan amable de explicarnos por qué su partido nos la mete doblada día sí, día también, nos escupe en la cara, nos mete fuego y luego se vuelve a follar nuestro cadáver? Es que hay propuestas ciudadanas muy interesantes para que usted no haga todo eso que dice que no le gusta hacer.

Al PP esta crisis le ha venido de puta madre para no dar excusas y para comportarse de la forma tan prepotente que sabe, para hacer lo que más le gusta hacer: mancharse las manos con sangre de los trabajadores y llenarse los bolsillos cueste lo que cueste. La derecha siempre será la derecha, jamás una alternativa válida aunque os prometan el oro y el moro para todos aquellos que queremos una sociedad más justa. Las soluciones para el pueblo siempre vienen por la izquierda, aunque ésta sea más difícil de encontrar que la piedra filosofal y todos los partidos “obreros” digan tenerla.


30 octubre, 2012

Esto de escribir y de esta escribiente

Esto de escribir imagino que empezó al vivir casi nueve años de mi vida siendo hija única -aunque luego me lo chafaran mis padres-, en un afán de querer imitar a los autores de cuentos que leía y de dedicar mi tiempo a algo que me parecía productivo. Yo también imaginaba cosas fantásticas, y como no tenía a nadie a quien contárselas, pues las escribía. Desde entonces no me he quitado la costumbre.

Normalmente la gente habla mucho y piensa poco, y me repugnaba terminar así, de modo que antes de abrir la boca pensaba y repensaba mucho lo que iba a decir. Eso me quita espontaneidad en ocasiones, pero me salva de decir un montón de estupideces en otras y hace que mis opiniones, estén equivocadas o no, sean medianamente maduras.  También hace que sea más callada de lo habitual.

Escribo más que hablo porque lo que digo me sale mejor. Más puro, más reposado. Lo que se escribe permanece, los sonidos se diluyen. Probablemente, a menos que lleve una cerveza encima, sería incapaz de defender tan extensamente cualquiera de mis opiniones, salvo excepciones, claro está, que también hay ocasiones en las que hablo hasta por los codos porque sí.

También tengo que confesar que tengo otra traba: no me gusta mi voz. Pensaba que al crecer tendría voz de princesa Disney o algo por el estilo y creo que lo que tengo es voz de contralto, menos femenino a mi parecer. Y la odio, aunque para cantar Sweet Dreams versionada por Marilyn Manson quede de puta madre. Esto hace que hable bajo -ya más por costumbre que por otra cosa- y que hablar en ciertas circunstancias sea para mí un fastidio. De hecho cuando hablo por teléfono cambio la voz completamente de forma instantánea, en parte porque odio hablar por esa máquina -ironías de la vida- y en parte porque siento que con mi voz, tono, volumen de habla normal y deje cordobés, me resulta más difícil hacerme entender. Así que prefiero dedicarme a los bolígrafos y a los teclados aunque sea reconocer abiertamente que soy una taimada comunicativamente hablando. Aunque estoy en tratamiento, lo juro.

Puedes escribir prácticamente donde quieras si tienes los instrumentos necesarios y al ser una tarea solitaria no se precisa de mucho más. A veces quieres que te lean y otras no, pero siempre puedes escribir lo que te dé la gana. Es muy liberador tener siempre esa opción abierta.

Tener un blog hace que pueda tener una ventana más de comunicación abierta al mundo, un lugar donde son mis palabras las que reciben al visitante -y no mi imagen, ni mi voz, un estorbo en muchas ocasiones según el ambiente- y a las que tienes opción de contestar, si quieres. Tanto que he hablado del feminismo en otras ocasiones, un blog es una magnífica muestra del pensamiento de muchas mujeres que andamos por ahí perdidas, una carta de presentación donde si te desprestigian o te ensalzan es por tu pensamiento y no por tu imagen, algo que te puede sentar peor, pero da un trato más humano y equitativo. Prefiero mil veces que me digan "perspicaz" a que me digan "guapa". Lo primero me lo he currado yo, lo segundo ha sido azaroso. Lo escrito te permite volver sobre ello, ampliar tus opiniones o cambiarlas radicalmente y seguir la historia de cómo varía tu pensamiento. Por eso no me gusta borrar nada de lo que escribo, en su momento parecía tener sentido, y borrarlo es como padecer de cierto etnocentrismo pero aplicado a tu misma persona. Si eras gilipollas, eras gilipollas, asúmelo y sigue adelante con tu vida procurando no serlo en un futuro, que es lo que realmente tiene valor. Además echarse unas risas nunca viene mal.

Quisiera emprender una viaje donde la escritura sea uno de los ejes de mi vida, pero nunca sé muy bien cómo hacerlo exactamente. Mientras me decido a saltar y no, tengo este lugar y todas mis opiniones vertidas en distintos medios. Tal vez con esto de tener blog ya esté creando algo aunque no pueda encontrarse en ningún libro de ninguna tienda. Por lo pronto me sirve para ordenar mis ideas, para explorarlas y ponerlas en duda, para conocerme y para conoceros a vosotros, los que me leéis, que es una de las cosas más maravillosas de existir en la blogosfera.

Escribir es algo tan genial, que en un momento dado puede salvarte la vida. Como mínimo, del tedio.

Y aunque por ahora no tengo mucho que decir, me apetecía compartir unas palabras con vosotros desde mi siempre sesgado y parcial punto de vista escrito. Y si de lo que está escrito o está por escribir queréis hacer alguna mención siempre podéis dejarme un comentario, escribir a mi correo o, por qué no, invitarme a una cerveza. Siempre contesto, aunque tarde en hacerlo.


26 octubre, 2012

Esos escalofríos


Cuando voy en el metro muchas veces no puedo controlar esos símiles que hace mi cabeza al viajar en el vagón. Observo a la gente, cada uno a lo suyo, viajar en silencio para bajar apresuradamente en su parada o subir con prisas mientras lanza miradas ansiosas al panel que anuncia las estaciones por las que el tren va pasando. Unos van a trabajar, otros vienen de vuelta, pero todos desfilan por los controles del metro con su respectiva tarjetita. Todos luchando y considerándose afortunados por tener un trabajo y poder llevar a casa un pedazo de pan. Y mi mente relaciona metáforas que van desde un matadero hasta situaciones parecidas en otras épocas. ¿Qué nos diferencia de ello?

Una mujer abre un periódico y comienza a leer las noticias que contiene. A esa mujer le están diciendo qué pensar sobre ésto y aquello, la están manipulando y ella no sólo lo consiente sino que lo busca activamente. Dos estudiantes sentadas a mi izquierda visten de forma tan similar que parecerían gemelas de no ser por el color del cabello, diferente en cada una. Personas que luchan día a día por mantener y cuidar este sistema, que se levantan temprano para trabajar y dar varias horas de su tiempo a cambio de comida, que vuelven a su casa y ponen el televisor y a eso lo llaman “desconectar”. Y se me hace inevitable pensar en esas manos negras que lo dirigen todo, esas manos negras que no conozco y que están manejando los recursos de todos: sanitarios, educativos, ambientales. Recuerdo esas voces que dicen en Europa que las personas vivimos demasiado, que hay que recortar pensiones, recortar en sanidad y recortar en educación. Que nos están matando y no nos damos cuenta. Que si esto sigue así, las enfermedades e infecciones camparán a sus anchas por las calles gracias a esa mano que sutilmente, pero de forma inexorable, va segando a esas pobres gentes los pocos derechos que le van quedando, incluído el derecho a vivir. Sólo hay que pensar en los alimentos que tomamos, sin garantías de calidad ninguna. Peor que el pienso de otros animales. Me oprime la garganta el pensamiento de que el sufrimiento no le importa a nadie. Que sólo somos los engranajes que hacen funcionar un reloj cuyas manecillas ni siquiera alcanzamos a ver, siendo engranajes prescindibles al fin y al cabo, y cuando nos rompamos sólo es cuestión de sustituirnos por otra pieza. Porque somos muchos inconscientes y por ello pueden hacerlo. Las manos negras pueden permitirse el lujo de matarnos silenciosamente mientras nos dicen cómo vestir y qué pensar, teniéndonos entretenidos como animales en un matadero.

El barrio obrero donde vivo no mejora mis pensamientos. Yo soy muy afortunada y sólo estoy aquí de paso, pero para otras personas esto es su vida. Viven en ese barrio de edificios de ladrillo sin pintar, de ventanas apelotonadas todas juntas en los mismos lugares de la fachada para poder captar algo de luz, rodeados de coches agolpados en unas calles de jardines tan tristes como el futuro que esas personas poseen. Que mis vecinos se levantan antes de las siete para trabajar, que vuelven a casa mustios para comer en un hogar donde todos los sillones de la casa están orientados al televisor siendo éste el máximo entretenimiento, que cada día hay que limpiar, cocinar y recoger la casa en la que viven, siendo los objetivos de su vida cada día los mismos. Y piensan que son felices, que son afortunados porque tienen unas pocas pertenencias y un trabajo al que dedican su vida y que los consume cada vez más a cada jornada. Y no aspirarán a más, se quedarán ahí, porque esa es su vida y ese es su barrio. Porque trabajar es lo máximo a lo que aspiran, a pasar todos los días por ese metro y dirigirse a sus puestos de trabajo como corderitos bien amaestrados. Trabajar, descansar y volver a trabajar para mantener un sistema que en el fondo ni siquiera les gusta, pero no se lo plantean y continúan. Y algunos vivirán resignados, otros pensarán que viven en la cumbre de aquello a lo que pueden aspirar y esto me mata de impotencia. Me dan ganas de zarandear a un anónimo cualquiera y decirle ¡despierta! Y saber que la situación no sólo no va a cambiar, sino que va a ir a peor, aumenta el nudo de mi garganta.

Hacen con nosotros lo que quieren, nos dicen cómo tenemos que vivir y nosotros obedecemos sonrientes y nos dejamos convencer de que o esto es lo mejor, o simplemente es lo que hay. Y me recorren esos escalofríos por la espalda porque este es el peor de los mundos posibles, donde escapamos como especie de la violencia del entorno natural para aplicarnos la violencia social a nosotros mismos. A nuestra propia especie y a las demás. Donde a falta de morirse de hambre nos atrapan desde el miedo por la no supervivencia con trabajos absurdos y objetivos idiotas, cambiando la jungla natural por otra artificial que falsamente es más benigna.

La ciudad no se para por la lluvia como durante la Prehistoria, no nos refugiamos todos en torno al fuego de la cueva para disfrutar del espectáculo natural. Seguimos trabajando y yendo a donde se supone que tenemos que ir, porque tenemos una sanidad que nos cuida cuando nos ponemos enfermos aunque cada vez quede un poco menos de ella. Porque seguiremos yendo a trabajar bajo la lluvia aunque podamos ponernos enfermos y no tengamos medicamentos para recobrar la salud. El hollín de las fábricas ya no lo tenemos impreso en el rostro como hace unos siglos, porque no hace falta. Basta con doblegar la voluntad de cada uno por la mañana ante el despertador, con gastar nuestra más preciada posesión -que es nuestro tiempo- en objetivos que nosotros nunca nos pondríamos, en descuidar los vínculos afectivos del hogar para dedicarnos en cuerpo y alma a un sistema donde unos cuantos viven sin preocupaciones de ningún tipo y nosotros les permitimos que sea así. Nos desvivimos por una oligarquía que nos escupe a la cara cada día bajo la falsa ilusión de que somos libres y nos permiten hacer lo que queremos. Que podemos comer, vestirnos y dormir bajo un techo -cada día menos-, no como en los países pobres que un día explotó nuestra nación bajo lemas de patriotismo.

¿Merece la pena una vida como ésta? Tener un mundo maravilloso, un planeta lleno de belleza y posibilidades para que el solo hecho de nacer sea una condena para la mayoría de seres vivos. Aniquilar especies mientras la nuestra se reproduce sin control destruyéndolo todo a su paso. Somos cada vez más pero el reparto de riqueza sigue siendo el mismo, por lo que cada vez tocamos a menos trozo de pastel por cabeza -salvo unos pocos- y por ello se permiten precarizar nuestras vidas mientras el nivel de la suya va aumentando.

Esos escalofríos consiguen que quiera ponerme a gritar porque este sistema me tiene atrapada. Porque quiero pegar un golpe en la mesa, huir a toda costa, pero todo será en vano mientras haya millones que ignoran o permiten que esto continúe así.

Yo no nací para esto.

03 octubre, 2012

Despedidas y comienzos


Soy de naturaleza nómada. Si me quedo demasiado tiempo en un sitio, este tiende a asfixiarme poco a poco y suelo tener la imperiosa necesidad, tarde o temprano, de salir de allí. He vivido en distintas ciudades y distintas casas. Algunas me aportaron bastante; otras, casi nada. Casas y ciudades, indistintamente.

Suelo decir, por todo esto, que mi hogar no está en ninguna parte. Mi hogar soy yo y algunas de las personas a las que quiero. Mi hogar no es un sitio específico, no está ligado a una forma, a un nombre o a un color, sino a cosas mucho más abstractas. Por eso cambia a menudo de lugar, está aquí y allí, en varios sitios a la vez, y otras veces, en cambio, en ninguno.

Hoy me he despedido de una casa. Una casa simple, con paredes y techo y puertas. Una casa parecida a otras en las que he vivido y diferente a otras tantas.

Sin embargo, sé que esa casa en parte era un hogar. Por todo lo que allí ha pasado, por todo lo que me ha tocado vivir no sé si por la vida o por el lugar o un poco por todo...

Sabes que abandonas un hogar, sea este una casa, una persona o cualquier otra cosa, porque cuando te vas se queda algo de ti con ella.

Hoy he perdido algo, porque algo de mí se ha quedado con esa casa. También algo he ganado, porque algunas cosas de las que quería deshacerme también se quedarán con ella, o eso espero.

Y ahora tengo una leonera, mi leonera, llena de cajas y una fontanería que da pena, esperando a que pueda hacer algo con ella y, quién sabe, tal vez pueda convertirla con el tiempo en un pedacito de hogar.

14 septiembre, 2012

Cien días


Como una luna nueva,
como el metro de Madrid,
negro como una caries
o un septiembre estudiantil.
Como la certeza de que no sueñas conmigo,
negro era aquel bar
donde se esconden los malditos
de los amaneceres,
de los repartidores de periódicos,
de las agujas del sol,
del amor del prójimo.
Allí la encontré.

Como un suicida asomado
al borde del precipicio,
amontonando maldiciones
sobre la barra de aluminio.
Temblaba en sus ojos
el humo de mil cigarros
que fumó con un tipo
que la había besado,
que la dejó una mañana
dormida entre las dunas de su cama,
que se fue con otra una madrugada.
Así la encontré.

Alguien me contó que llevaba cien días
encerrada en aquel bar,
pidiendo fuego o alguna pista
que le ayudara a encontrar
la luz dentro del laberinto,
el mapa donde está escondido,
el mar donde arden las promesas
donde solías naufragar.

Cien días escondiéndose del gris
cielo de marzo y sus atascos,
tragando niebla por la nariz,
soñando contigo en los lavabos,
jurando no salir con vida,
sellando todas las salidas,
buscando en un mar de ginebra
una playa en la que encallar.

Besó una copa llena
de cenizas, me miró,
me dio el humo de sus manos,
lo fumé. A cambio yo
le conté que la ciudad
la estaba esperando,
que afuera llovían madreselvas,
que se acercaba el verano,
que qué iba a ser de nosotros
si decidía no venir conmigo,
que saliera a desafiar
al alba y sus asesinos.
Así le hablé.

Sonrió cansada y perdida,
se abrió su boca azul.
Besó de nuevo la copa,
se marchó y toda su luz
fue devorada por la puerta de un servicio
donde mujeres sin alma te empujan al precipicio.
Serán ciento un días
encerrada en la negrura de este bar,
yo salí a la calle y olvidé pagar.
Y me marché.

-Ismael Serrano-


10 septiembre, 2012

Encrucijada


Es realmente poético que ésta sea mi entrada número 500.

¿Casualidad?



Y así pasan los días,

con la sensación de que cada decisión

que vayas a tomar

conseguirá dolerte un poquito más

que la anterior,

haciéndote insensible a tu alrededor

y dejándote el corazón hecho trizas.


Vivir es esto de lo que te habían protegido

durante tanto tiempo,

ahora puedes entenderlo.


Y sí, te atrae el acantilado

casi tanto como una cuchilla,

no puedes evitarlo

sólo te queda como antaño

elegir si continuar el libro

o darlo ya por terminado.


Cansada de vivir a los veintidós

quién vas a ser dentro de un año,

llegarás viva a los veintitrés

y si lo haces, ¿te gustará lo que ves?


Por eso te pones tantas trabas,

por eso la vida siempre es tan complicada

quien esté a tu lado te hará daño

y quien no esté...

quien no esté, también.

Aunque peor que estar solo

es ser mal acompañado.


Podrás soportar tanto dolor

sin venirte abajo.


Cómo lo harán los demás

para seguir respirando.


Si reniegas de dios,

de la convención,

de las fechas del calendario,

qué te queda para seguir respirando.


Sólo el humo del cigarro,

¿y si te lo quitan?

No habrá forma de acortar tus días.

¿Merecerá la pena escribirlos, acaso?


Si te leen la tristeza en los ojos

hacia dónde vas a mirar,

quién te va a curar,

cómo vas a aguantar.


Es terrible cuando llega el momento

en el que ya sólo te inyectas vida

para calmar el síndrome de abstinencia,

y así huir de la angustia existencial.


Y si era este el secreto

que estaba guardado desde hace tanto tiempo,

que sólo queda el sufrimiento

y sólo con fe puede ignorarse

para seguir caminando.


¿Se puede vivir de escepticismo,

te puedes morir de pesimismo?


Ellos tienen ya bastante con lo suyo,

tú, con lo tuyo,

¿hacia dónde vas a caminar?


09 septiembre, 2012

Relativamente absoluto


La linealidad es amiga de la costumbre

y la costumbre suele ser muy amiga del final,

y yo ya estoy cansada de finales

de emprender ciclos interminables

que luego vuelven a empezar.


He aprendido que las mejores historias

avanzan a trompicones,

variando la intensidad

reinventándose cada día,

por qué el ser humano se empeña en agotarse

mutuamente hasta la extenuación

si es probable que después no haya nada más.


Por eso me gusta tener mis días grises,

me ayudan a comprender el valor de los demás.


Si tuviera que hacer una reflexión sería

que en esta vida sólo merecen la pena el alcohol

y los amigos. Todo lo demás son tonterías.

¿Y qué es un amigo?

Un amigo es aquel que, tras haber perpetrado un asesinato,

sin preguntar nada, te ayuda a enterrar el cadáver

y luego te invita a una copa para pasar el mal trago.



08 septiembre, 2012

Misión imposible: Encontrar un piso de alquiler decente

Encontrar un piso decente para vivir en Sevilla es más difícil que encontrar a Wally en una convención del Atlético de Madrid. Sobre todo si:

a) Tienes poco dinero.

b) Quieres vivir sola.

c) Tienes una facultad a la que ir todos los días.

d) Tienes 6 hijos de diversas especies que requieren de espacio.

e) Te gusta vivir con dignidad.


Teniendo en cuenta la segunda y cuarta condición, buscar una habitación no es lo suyo, sino un piso. Muy decidida me voy a las páginas de alquiler de pisos y en seguida introduzco la ciudad y el importe máximo de alquiler que estoy dispuesta a pagar. Los resultados no se hacen esperar:


Piso prototípico 1: La ratonera.

¿Ha deseado poder ducharse en la cocina alguna vez o cocinar en el dormitorio? ¡No se preocupe! Tenemos un excelente piso muy céntrico donde la falta de espacio le llevará a tener las orgías más interesantes de su vida. Nosotros pensamos que el oxígeno es un lujo que no todo el mundo puede permitirse. Algunos dirían que éste piso es una jaula de hámster, pero nosotros preferimos decir que es íntimo, perfecto para personalidades antisocia... eh... individualistas.


Piso prototípico 2: La reliquia.

¿Nota cómo la nostalgia le corroe cuando visita un museo de antigüedades? ¿Siente que todo tiempo pasado fue mejor? Si es así, le recomendamos nuestro apartamento old style, jurándole sobre la tumba de Bécquer que el mueble más nuevo que encontrará data de la Primera Guerra Mundial. Si es usted un aventurero al que le gusta vivir al límite, pruebe las jurásicas butacas del salón-comedor ¡nunca se sabe cuándo van a venirse abajo provocándole una fractura de cadera! Y si lo alquila durante dos años, le regalamos el cuerpo sin vida de Alfonso X El Sabio que está en la bañera.


Piso prototípico 3: Horror vacui.

¿Los espacios demasiado abiertos le provocan escalofríos? ¿Es la línea recta demasiado aburrida para usted? ¡Descuide! En este piso le garantizamos que no podrá entrar por la puerta a menos que sortee por encima los 4 muebles que están puestos en la entrada. Si sobrevive, todavía le queda escalar por encima de una cómoda, tres sillas, dos sofás y cinco mesas hábilmente dispuestas en el pasillo hasta llegar a la cocina, donde nada más abrir la puerta se le caerá el frigorífico en la cara. ¿No le parece excitante? Si quiere comprobar los límites de la física, alquile este habitáculo y podrá tener la satisfacción de explicarle a sus amigos cómo en un salón de 3 metros cuadrados pueden caber dos sofás de tres plazas y un televisor gigante de plasma, además de dos pequeñas palmeras. ¡No volverá a sentirse vacío en la vida!


Piso prototípico 4: Welcome to the jungle.

¡Este piso lo tiene todo! ¿Busca espacio, es estudiante y necesita un piso barato? Le recomendamos este bonito apartamento bien comunicado, luminoso, con aire acondicionado y tres dormitorios... ¿truco? ¡No tiene ningún truco! Este piso está disponible y listo para entrar a vivir -si puede sortear para ello, por supuesto, a los dos traficantes que circulan por el barrio, los cinco chulos que reclutan jovencitas como prostitutas entre las vecinas, el vecino que vive encima suya que colecciona cadáveres de estudiantes y la familia de simpáticos psicópatas que se mearán en su puerta para darle la bienvenida al barrio. ¡Recomendado para estudiantes de Psicología y Sociológia interesados en trabajo de campo! ¡Porque nunca fue tan expeditivo el ir a hacer la compra! Y si por accidente contrae el SIDA de alguno de los yonkis del barrio, le incluímos la luz y el agua en el precio durante 2 meses.


Piso prototípico 5: El ideal.

¡Eh, usted! ¡Sí, sí, usted! ¿Es una jovencita a la que le gusta el silencio, las zonas ajardinadas y la posibilidad de pasear por la noche por el barrio sin recibir un navajazo? ¿Vive con 4 gatos, una coneja enana y un agapornis? ¡Pues tenemos el piso perfecto para usted! Dos dormitorios, cocina, distrito tranquilo, muebles a convenir, vecindario respetable... y todo esto nada más y nada menos que ¡en Toledo! ¡Sí, sí! Si quiere usted vivir tranquila y feliz tendrá que mandar la carrera a tomar por culo y venirse a vivir a otra ciudad, porque en Sevilla no va a encontrar una puta mierda con los criterios que usted establece. Le deseamos una agradable estancia en las 3000 viviendas o, en su defecto, en un bonito pueblo extremeño. De nada.


Muérome de estrés, porque necesito un piso YA.


06 septiembre, 2012

Visibilización de la causa feminista


A raíz de lo que le ha ocurrido a la artista feminista Alicia Murillo y a varias publicaciones que he leído en diversos medios, he decidido aportar mi granito de arena en cuanto a una serie de cosas.

Para empezar, quiero denunciar públicamente el acoso sexual que sufrimos todas las mujeres en España sin excepción. Acoso sexual normalizado, al que te enseñan desde bien pequeña a quitarle importancia cuando lo sufres porque “son cosas normales que hacen los hombres” y que se solucionan con “tú ve modestita y sin destacar, agachando la cabeza para que no te miren”. Como he dicho en otras ocasiones, normal es sinónimo de mediocre la mayoría de las veces, de modo que esa respuesta ya no me satisface.

La normalización de la violencia no elimina el problema. Hasta a las propias mujeres nos cuesta darnos cuenta muchas veces de que la sufrimos, porque hemos interiorizado el excusar cierto tipo de comportamientos y tratar de olvidar el suceso en cuestión lo más rápido posible. Irónicamente nunca dejamos de sufrirlos, de modo que da igual cuánto los obviemos, siempre los vamos a padecer a menos que la sociedad en la que vivimos cambie.

Parecería que el “puñetazo” que Alicia ha pegado en la mesa con su proyecto de “El cazador cazado” a simple vista es bastante violento. Sin embargo, leyendo los comentarios que ha suscitado su trabajo, una se da cuenta de la mucha falta que hacen este tipo de acciones. Comentarios del tipo: “vete a fregar”, “vistes como una puta”, “te llega el wifi a la cocina”, “lo que te hace falta es una polla que te tape la boca” y otras lindezas del estilo consiguen que a mí me hagan hervir la sangre. Me hacen hervir la sangre porque están dichos por gente “normal”, gente que está ahí, que va contigo en el autobús, que te cruzas por la calle, que puede ser incluso hasta un conocido, un compañero o un amigo al que a la minima de cambio le sale un ramalazo de este tipo. Pero ella se lo ha buscado, ¿no? Claro que sí, la culpa es siempre de nosotras. Luego nos asustamos con las escalofriantes cifras de violencia machista que hay en nuestro país... ¿cómo puede ser con tooodo lo que se promueve la igualdad desde la familia, las escuelas y el gobierno, verdad? (ja!) Porque el machismo está ahí, inculcado con el biberón, y luchar contra él parece una barbaridad ya que es un principio “básico”.

Y si te quejas a la más mínima de cualquier percance que te ocurra -a menos que sea una violación en toda regla, que se ha conseguido que al menos no se vea bien aunque ha costado ¿eh?- ya estás siendo una exagerada, ya te estás pasando, ya estás loca. "Venga, que no es para tanto, sólo te ha dicho que estás muy buena" / "Si sólo ha sido un piropo, una cosa sin importancia" / "¿Tocarte el culo? Deberías sentirte halagada por eso".

Pues bien, me he animado a contaros experiencias propias en las que “un hombre normal” hacía una de esas conductas “normales” y animo a otras chicas y mujeres a que hagáis lo mismo y contéis vuestras experiencias sea donde sea para visibilizar el problema y lo lejos que estamos de una solución definitiva.

Recuerdo que esto es sólo una muestra. Si tuviera que hacer recuento tan sólo de las miradas lascivas que recibo cuando voy sola -o acompañada, para el caso- por la calle, os diría que en un trayecto de 5 minutos puedo recibir unas 30, más o menos según esté la calle de transitada. A veces uno o dos comentarios más o menos asquerosos, en ese tiempo. Y sólo os estoy hablando de 5 minutos de mi vida. Empezad a sumar y a mis tiernos 22 añitos os puedo contar varias anécdotas desagradables:


1.La primera, la que más me marcó. Un intento de violación a los 7 años.

2.He visto cómo compañeros de clase molestaban a las chicas ya sea subiéndoles la falda, tocándoles el culo con la mano o una regla o cualquier otra cosa. Desde Primaria.

3.Cumplir los 13 años y tener que soportar no sólo los cambios de la edad, sino que los hombres empezaran a mirar mi pecho, mis piernas o mi trasero.

4.Una vez había quedado con unas amigas en una plaza y un viejo se me acercó y mirándome las tetas me dijo babeando: estás buena, como para follarte. Yo tenía 13 años.

5.Ésta es curiosa porque ilustra perfectamente que cualquier hombre, por el hecho de ser hombre, sea de la edad que sea, no tiene reparos en hablarle a una chica en cualquier tono. Un crío de 10 años, yo con 15, que me dijo: estás tan buena que te comería todo el coño.

6.Yo, 14 años. Defendiendo el papel de la mujer en la sociedad en clase de Lengua y Literatura, y un compañero de clase se me acerca cuando la profesora se hubo marchado y me dice: las mujeres lo que tenéis que estar es fregando. Que os ponéis muy chulitas y luego normal que terminéis muertas.

7.Yo, 16 años. Vuelvo a casa de noche y noto como dos chicos empiezan a seguirme. Empiezo a caminar más deprisa, ellos también. Echo a correr con la suerte de que los pierdo de vista.

8.Esto me lo dijo una persona cercana a mis 15 años: No vistas así, no ves que vas de mujer objeto. (Llevaba una minifalda bastante decente, qué queréis que os diga). Un hombre puede ir en cambio sin camiseta cuando hace calor y no se le acusa de ir “provocando”.

9.Miles de comentarios de hombres resentidos, porque no me plegaba a sus deseos, acerca de que yo “era una puta”, tratando por todos los medios de aislarme socialmente.

10.Iba a mis 16 años con una amiga mía y su madre, paseando las tres por la calle y un viejo se le acercó a mi amiga con total impunidad y le dijo: como te descuides, te la meto.

11.Verano, 40 grados a la sombra. Yo, pantalones y camiseta de tirantes y un hombre por la calle mirándome riéndose y diciéndome: anda que no vas fresquita ¿eh?

12.Típicos comentarios de: Rubiaaaaaaaaaa.

13.Ir caminando por la calle y que un coche me deje sorda porque al cerdo que lo conduce se le ha ocurrido hacer la gracia de llamar mi atención tocando el claxon en mi oreja.

14.Aguantar cada dos por tres que hombres que van en coche o que van caminando, aminoren la velocidad para poder mirarme más tiempo el trasero. Después, meter un acelerón o en su defecto, continuar detrás de mí.

15.Primer año de carrera. Un tío decide que le gusto y sin mediar palabra empieza a intentar meterme mano y a acercarme la boca, convencidísimo de que yo estoy por la labor.

16.Un seminarista -no de los religiosos- que quería explicarme ciertas cosas, al terminar la charla quiso hacerme “el favor” de llevarme en coche, cuando accedí -ingenua de mí- aprovechó para ponerme una mano sobre mi pierna mientras conducía y empezar a acariciarla mientras comentaba que a ver cuándo nos volvíamos a ver.

17. Notar como en el transporte público un hombre “sin querer” pone una mano donde no debe, o trata de restregarse contra mí por donde pilla.


Voy a parar aquí porque creo que he ilustrado bastante bien el problema, aunque os aseguro que me dejo muchas cosas en el tintero. Si todas las mujeres tenemos historias que contar de este tipo ¿acaso no es un problema sobre el que hay que llamar la atención? ¿acaso no nos da derecho a denunciar públicamente a cualquiera de estos cerdos en lugar de seguir calladas y fingir que no pasa nada, que esto es normal? Porque yo, si tuviera una hija o una hermana, no querría que tuviera que sufrir este tipo de cosas. Y todo esto puede parecerle hasta gracioso a un machista cualquiera, hasta que una cosa así le pasa a su madre, a su hija, a su tía ¿verdad? Debe ser muy divertido acosar a las mujeres por la calle para ver qué cara ponen y comentarlo entre risitas con los amigos. Normal que muchas de nosotras hayamos optado por estar a la defensiva, hacer otra cosa sería cuanto menos imprudente.

El hecho de que prácticamente ningún hombre se haya visto envuelto en esas situaciones y en ningún caso, en todas ellas, como yo, o como cualquier otra mujer, pone de manifiesto que el problema es claramente el machismo y parece que tengo que conformarme con que haya hombres que me traten como basura por el mero hecho de tener vagina. Pues no lo voy a tolerar.

Es muy curioso que tachen de “maricones” a los hombres que se sensibilizan con la causa femenina. Una vez más, la femineidad es utilizada como insulto para todo aquel que se resista a mantener el patriarcado machista, violento y terrorista que atenta de manera leve o grave contra cada mujer.


Luego vienen políticos del PP diciendo que el aborto no es un derecho y yo me pregunto si de verdad la igualdad, no sólo la legal, la igualdad es de verdad un valor arraigado en la población española.

A veces me tachan de reaccionaria, de radical y de feminazi -cosa que, sinceramente, no se ajusta a la realidad; lo que no quiere decir que no sea una apasionada luchadora feminista- y yo digo: "Si quieres juzgar mi camino, te dejo mis zapatos".



02 septiembre, 2012

Personulidad


Quizá te extrañe esta forma mía de actuar

es como si perdiera el rumbo cada vez que me vuelvo a encontrar

como si una desquiciada agarrara el timón de mi mente muy fuerte

y condujera el barco hacia un naufragio seguro sin decir a dónde va.


Tal vez siempre he sido así, de una inestabilidad sorprendentemente estable,

casi nunca cambiante, una entropía recurrente en el discurrir de mis días

no sé cómo lo consigo para que la fortuna me sonría,

he visto nitroglicerina mucho más segura que la chica aquí presente

y con bastante menos peligro.


Lo único que permanece es esta búsqueda inconstante

de algo que no logro recordar haber perdido antes,

es emocionante no saber si lo que estoy buscando son un par de guantes

o tal vez la sombra que ofrecen las alas de un sombrero.

Da igual, sea como fuere siempre es como buscar dentro de mi maletero,

termino con frecuencia confundiendo la botella de agua y la de refrigerante,

como si fuera una tarea que no hubiera hecho nunca antes.


Un buen día amanezco alegre y, sin motivo aparente,

a los cinco minutos ya estoy llorando y sufriendo como nadie,

no sé hacerlo y mejorar,

siempre habrá alguien que lo intente y consiga en las primeras veces,

lo mío es más de levantarme para volver a caerme

y así continuar.


No te sorprendas si un día me encuentras debajo de un puente

rodeada de gatos y el futuro hecho añicos

siempre he sido más de vivir el presente

y si veo una lata de soda, la cojo y la agito

y digo que esa soy yo,

que de tanta contención un día saldré con la fuerza de un torrente

y lo que me lleve por delante tal vez se arregle o tal vez no.


30 agosto, 2012

La importancia de llamarse absurdo


Anoche soñé que desayunaba en otra ciudad,

y que ésta no dormía, que París retumbaba de risa

a las dos de la mañana y que el río se desperezaba lento

como un gato que no sabe muy bien donde está.

En el ensueño se encuentran a menudo

los días azules de los que hablan las canciones,

esas que cantan los fantasmas que te llenan con su voz

y te hacen retroceder cinco años en el tiempo.

Guárdame el secreto, por favor,

tengo adicción a los conciertos

y la verdad es que estoy dispuesta a viajar

allá donde la música me llame,

aunque tenga que tocar en la calle para pagar el viaje.

Será ligero mi equipaje,

sólo dos botellas de vino, cigarrillos y un vaso de licor,

lo que tenga, se comparte,

es mi forma de celebrar la comunión.

Merlín puede acompañarme.


29 agosto, 2012

Personaje de viejas canciones en días templados


Menuda mierda de director,

ya intuía nada más nacer

que me iba a dar el papel equivocado.


Estoy cansada de ser la sal de la herida

pero también el ungüento que cura otra

o la saliva hasta volver a ser la sal,

y así hasta el infinito.


Después de debutar en varias obras de teatro

aún busco mi argumento y tal vez

vaya a morir sin conocerlo.


Que no me inquieta.


Siempre vengo con mil frases aprendidas

de los libros que llevé bajo el brazo cuando niña

esperando con paciencia aplicarlas

a una realidad que nunca llega,

y que al darme alcance me dé cuenta

de que se deshacen y quedan en nada.


Y tú,

¿tú inventarías frases para mí?

Ya ves que no tengo escudo.


Y me encierro a cal y canto

entre las paredes del pensamiento

como si no hubiera nada más allá de este cuarto,

alejándome de ti como si huyera del diablo

para llamarte asustada a las dos de la mañana

desde mis sueños.


Pero qué voy a hacer, salvo mirarte,

soy demasiado cobarde para decirte

que eres para mí un acantilado

y sé que si voy a por ti

en el salto puedo matarme

y por eso no lo hago.


27 agosto, 2012

Anuncio por palabras






Guapa esquizofrénica busca lavavajillas simpático para intercambiar pastillas.






26 agosto, 2012

Ni de izquierdas ni de derechas


Hay personas de mi generación -y algo más mayores y pequeñas- que suelen decir que no son ni de izquierdas ni de derechas. Lo que realmente quieren decir es que no son ni del PP ni del PSOE, pero han sido educadas en que la derecha es el PP y la izquierda el PSOE y no ven más allá -ese ha sido el juego del sistema y hasta hace poco he escuchado pocas protestas acerca de ello-. Si te sientas a hablar con ellas, sueles descubrir que en la mayoría hay ideales de izquierdas, pero no saben identificarlos como tal porque NADIE LES HA ENSEÑADO QUÉ ES LA VERDADERA IZQUIERDA. No todas las personas saben que lo de "ni de izquierdas ni de derechas" fueron palabras del dictador Primo de Rivera por la pésima educación recibida, y sí, hay personas que juegan con ello al equívoco, no digo que no, y son la ultraderecha camuflada en una aparente tibieza política, pero sinceramente no creo que sean mayoría y mucho menos lo representativo. Y yo pregunto: ¿cómo queremos una juventud de izquierdas plenamente consciente de ello si los más mayores no sólo habéis permitido en muchas ocasiones -no en todas- que se le llame democracia a una continuación encubierta de la dictadura sino que, además, ni siquiera nos habéis hablado acerca de lo que vivisteis en aquellos años aciagos? ¿O esperábais sinceramente que en el colegio y el instituto nos dieran verdaderas clases de Historia y nos volviéramos revolucionarios de la noche a la mañana, cuando se ha procurado por todos los medios "acomodarnos" al sistema incluso desde la propia familia y que no rechistáramos? Si hay una clara ruptura generacional en cuanto a información, ¿cómo esperáis que parte de la juventud no esté realmente confusa? Y que desde los sectores de izquierda se los tache directamente de fascistas no creo que sea una buena solución para darles la bienvenida a los más jóvenes. A lo mejor es un buen momento para sentarse a hablar y que la verdadera izquierda dé un paso al frente. Claro, que si depende la cosa de gente como Valderas o Cayo Lara vamos de cráneo... pero recordad, cuando alguien diga -sobre todo si es joven- que no es de izquierdas ni de derechas es muy probable que tal vez no tenga ambas nociones demasiado claras y no hace falta llamarlo falangista. Todos hemos visto la permisividad "progresista" en cuanto al retroceso de los derechos sociales año tras año y la tibieza sindicalista si se jugaban unos cuantos liberados o una suculenta subvención... Por eso hay personas que no quieren marchar con ellos en las manifestaciones y por eso el 15M al erigirse como movimiento exclusivamente social y declararse apartidista -a pesar de reivindicar posturas claramente de izquierdas- ha tenido éxito.

Es fácil de entender si vemos cuál es la izquierda visible en muchos casos... así yo tampoco me consideraría de izquierdas.

Es tarea de todos despertar a los alelados -que los hay y muchos- y quitar a aquellos dirigentes políticos de izquierdas que no estén comprometidos con los programas del partido. Si no, la gente seguirá renegando de todos esos paladines que llevan el estandarte de "izquierda" y a los trabajadores, como siempre, nos seguirán jodiendo la vida.