27 diciembre, 2012

Palpitar

Acabo de encontrar un poema escrito en una libreta de apuntes. Tiene por lo menos dos o tres años de antigüedad. Me ha resultado curioso encontrarlo, así que he decidido que voy a dejar que vea la luz y no termine olvidado en un desván como tantos otros, a pesar de no ser nada del otro mundo.


Decía Wilde que la única forma
de evitar la tentación es cayendo en ella.
Yo me estremezco ansiando hacerlo
para regresar más sabia, más fuerte y completa.
Besar los labios de lo prohibido,
de los sueños, 
de las palabras que resuenan en los oídos
para perderse en el recuerdo.

Desear la suavidad y la violencia,
pasión sin freno y besos delicados
deslizándose por mi cuello;
haría titubear a cualquiera.

Hay que ser un loco,
un artista para soportarlo
de pie, sin postrarse humillado
ante la belleza;
más arrodillándose ante ella
con veneración.

Hay que ser todo y nada
en un segundo,
en una leve ráfaga.

Follar con los ojos cerrados
para besar con ellos abiertos.
Disfrutando del momento,
del instante.

Sumergirte en lo profundo
de las turbulentas aguas del deseo
para no regresar jamás.

2 comentarios:

Ehse dijo...

Hace poco escuché que era una lástima cómo el lenguaje se había apoderado en parte de la moral, es decir, es una lástima que se vea como algo malo caer en la tentación con lo bonito que sería ascender a la tentación.
Por otro lado, eso le quitaría el morbo tan atractivo de hacer algo que no se debe hacer.

Me ha gustado mucho el poema, me parece bien rescatarlo ahora como propósito para 2013.

Elvira dijo...

No lo había pensado, pero es una gran idea eso de ponerlo como propósito ;)

Estoy de acuerdo contigo, aunque la verdad es que no me importa los matices del lenguaje, así es más divertido jugar con él.

Un saludo y feliz entrada de año.