21 noviembre, 2012

Reflexiones y preguntas sobre la monogamia y la monoandria

Las preguntas y reflexiones que voy a plantear son fruto de las cosas que leo, vivo y escucho. Sin pretender en ningún momento dogmatizar el asunto, ni tener ni puta idea en qué concluye todo esto, salvo datos antropológicos y psicológicos acerca de cómo viven y resuelven los conflictos en distintas partes del mundo lo seres humanos y de por qué sentimos lo que sentimos, procuraré plantear una serie de preguntas que me hago cuando veo lo que veo.

Nuestra sociedad nos pide que, cuando nos enamoramos, guardemos fidelidad eterna a la persona de la que lo hacemos y esto genera muchos conflictos, según veo. Bien es cierto que cuando dos personas están enamoradas normalmente no tienen ojos para nadie más durante un período del tiempo, pasado el cual, la bestial reacción química desaparece y la relación se transforma en una cálida relación amorosa basada en el respeto y la confianza. Pero, ¿puede haber respeto y confianza en una relación cuando la sociedad nos pide encarecidamente que ocultemos a los demás y a nosotros mismos nuestros deseos?

A día de hoy no he conocido jamás a una persona que, teniendo una relación estable con un alguien, no se haya sentido atraída por otra persona -o incluso haberse enamorado-. Como confidente de algunas personas que soy, no ha faltado en mi vida ver a personas llorando amargamente por ser infieles a su pareja y preguntándose por qué han actuado así, personas reprimidas con sentimientos de culpabilidad por desear a otra persona además de su pareja sin saber qué hacer, personas destrozadas al saber que su pareja les ha sido infiel. Y cuando veo todas estas situaciones llenas de sufrimiento, angustia, ansiedad, estas vidas llenas de mentiras, de represión, de negación para consigo mismas me pregunto ¿realmente es todo esto necesario?

¿Cuándo decidimos privatizar el amor? ¿Cuándo decidimos que había una sola forma de amar, de follar, de formar una familia en detrimento de todo lo demás? ¿Es realmente respetar a tu pareja el hecho de negar nuestros impulsos sexuales, es decir, es respetar una pareja el no serte fiel a ti mismo? ¿Tan mal estaría destrozar de una vez por todas esa imposición, que nadie elige pero que tienes que cumplir a rajatabla, de ser fiel hasta que la muerte os separe sin una previa negociación de las partes? Pensad en cuántas escenas de celos ahorradas, cuántos sufrimiento ahorrado, cuánta ansiedad eliminada si pudiéramos comprender que se puede amar a muchas personas, que se puede terminar con la idea de que el amor y la posesión son la misma cosa. ¿Acaso cuando te acuestas con una persona significa que dejas inmediatamente de amar a otras? No, porque crear nuevas relaciones, nuevos sentimientos, no eliminan mágicamente los que ya hay. Los sentimientos caducan por otros motivos. Igual que quieres a mamá y a papá, porque son personas distintas y cada uno te aporta algo diferente, se podría querer también a Fulanito y Meganita y todas sus variantes, cada uno por lo que son, cada uno por lo que te aportan. Amar sin limitaciones, amar sin celos de por medio, amar sin culpabilidad. Amar sin sufrir, en definitiva.

Leo a la antropóloga Helen Fisher, leo a Marvin Harris, hablando sobre otras culturas. De cómo todos cuidan a los hijos que nacen de una mujer en otros lugares, donde un niño no tiene preferencia sobre otro en la tribu, donde todos son hijos de todos y por eso merecen el mismo cuidado y respeto. Donde no hay lugar para el egoísmo, ni el sentimiento de que una persona sea sólo para el disfrute privado de otra. Lugares donde parecen sin duda más felices sin el concepto de propiedad privada, más allá de una choza o una porción de tierra donde poder vivir. 

En nuestra sociedad se nos entrena para consumir. Para tener. Tener casa, tener coche, tener pareja, tener hijos. La perfecta cadena del consumo incontrolado. Por eso se protege el matrimonio, donde tu marido es sólo tuyo, tu mujer es sólo tuya y por lo tanto los hijos tienen unos padres muy claros -casi siempre, claro-. Interesa sacrificarte por tu prole, que tus hijos sean competitivos con los hijos de otros para poder escalar en la jerarquía social y así tener más cosas que nadie. Consumir más que nadie, pagar más que nadie. ¿Esto es lo que queremos en nuestra sociedad, competitividad en lugar de cooperación?

Si todas y cada una de las personas que he encontrado en la vida, entre las que me incluyo, hemos deseado a personas más allá de lo estrictamente normativo, será que la monogamia y la monoandria que nos imponen falla por algún lado, ¿no? Ay, ¿será que no estamos hechos para ser propiedad de alguien y ser felices a la vez? Hay personas que viven en monopareja toda su vida y se declaran felices, ¿lo son realmente? me pregunto. Cuando les preguntas muchas veces cómo han durado tanto tiempo juntas, te suelen responder con una palabra: sacrificio. Sacrificio de deseos personales, imagino. Sacrificio de tu propia individualidad en nombre de la pareja. Dos personas sacrificando aquello que podrían llegar a ser si no tuvieran una pareja que las "castrara". O no, quién sabe. Las parejas que llegan juntas a su lecho de muerte después de cincuenta años de matrimonio feliz son pocas. Es una fórmula a la que se supone que todos aspiramos, pero que funciona sólo en una  parte de la población casi residual.

¿De veras deberíamos en nombre de la fidelidad, del "sólo soy tuyo y de nadie más", llevar una vida ya sea de mentiras o de represión? ¿No estaríamos más sanos mentalmente si pudiéramos besar a quien nos diera la gana, acostarnos con quien nos diera la gana, amar a quien nos diera la gana, simplemente siendo sinceros con respecto a nuestros sentimientos y deseos? ¿Mantener el enamoramiento de dos, tres personas a la vez, sin tener que sacrificar un amor por otro con el consiguiente sufrimiento? ¿Entender que los celos no tienen cabida si esa persona afirma que te quiere, pero sin que tenga que renunciar a amar a otra persona si así sucede? Tener libertad, en definitiva, para establecer qué relación queremos tener y no dar nada por sentado, en lugar de poner una etiqueta a una persona y otorgarle así una serie de derechos y responsabilidades que no ha elegido.

Pensar que las parejas llenas de amor que duran para siempre apenas son reales. Que nuestras mentes piden otra cosa, otra manera de vivir. Terminar con conceptos como el adulterio y la infidelidad, con sentimientos negativos como los celos y la inseguridad, dejar de ver bien el llamado sufrimiento por amor. Acabar con la imposición irreal y ficticia de las relaciones monoafectivosexuales. O lo que tendría un valor incalculable: terminar con los asesinatos o maltratos que intentaran justificarse con "la maté porque era mía".

Decía Helen Fisher que el ser humano está en el mundo para reproducirse, no para ser feliz. Y yo me pregunto, ¿podría el ser humano ser feliz si supiera cómo?


(Agradecería vuestros comentarios -aunque sea como anónimos- con todo el debate que pueda surgir de este post, me parece un tema de lo más interesante)

8 comentarios:

Anónimo dijo...

Has dado en el clavo de la cuestion. Gran mazazo a una de las mayores hipocresias y mentiras que mantenemos a dia de hoy. Eres una mujer sabia que dice verdades y sabe mirar en el corazon de las personas y por eso muchos te van a considerar un peligro, estoy seguro de que esto que has escrito va a levantar ampollas en la mente cuadriculada de muchos. No te calles nunca tu forma de pensar.

Unknown dijo...

Vivimos en un mundo con un buen puñado de monos. Y curiosamente los monos son los que más opresión pretenden ejercer siempre. El monoteismo, los Estados de una sola nacionalidad, la monogamia en todas sus variantes. En mi opinión, todos estos monos se caracterizan por una visión exclusivista, parcial, egoísta e individualista de la sociedad. Queremos que las cosas sean plurales, pero no parece que haya cabida para lo plural con tanto mono. Las cosas plurales son más complejas, requieren reflexión, sentido crítico, seguridad en uno mismo, apertura mental.

Me encanta esta entrada porque me toca una fibra muy personal. Estoy plenamente de acuerdo contigo, yo percibo que las relaciones actuales están muy marcadas por la posesividad y el materialismo. El amor parece que se resume a los derechos de propiedad que se tienen sobre alguien, para tirarte a ese alguien, para monopolizar su vida, para compartir la tuya única y exclusivamente con esa persona. ¿Es eso amor? Yo creía que era algo más abstracto, algo menos sujeto a cadenas.

No quiero convertir este comentario en un lloradero, pero tratar de romper con esa concepción es peligroso, y a mi me ha traído muchas consecuencias negativas. Mis actitudes respecto al amor y el sexo me han llevado continuamente al aislamiento y a la incomprensión, y aunque te acostumbras, a veces es duro.

Salud.

Anónimo dijo...

Romper esa mentalidad es el problema, y más aun si se va reforzando con el paso de los años y la educación en casa ha arraigado eso. La vivencia propia de unos sentimientos distintos, abiertos, renovadores son los que provocan esa ruptura a las ideas clásicas impuestas. Hay que probarlo, sentirlo. La forma de ver las relaciones cambia cuando rompemos la idea impuesta.

También creo que no todo va como la seda en este tipo de cosas. Es un terreno difícil de controlar, porque depende mucho de las costumbres y cultura de cada persona. Unas relaciones como las que hablas no podrían sostenerse en personas con la insuficiente capacidad para entenderlo sin tender al interés personal. El engaño y las mentiras seguirían existiendo, pero con otra forma distinta.

A veces no es tanto problema de la personalidad propia de una persona. Creo que es más bien la cultura del lugar, el qué dirá la gente, etc. Está más que comprobado que muchas personas sienten lo que tú dices pero pocas se atreven a llevarlo adelante, posiblemente por eso mismo, por la censura sentimental que nos rodea.

Elvira dijo...

Desde luego si las cosas estuvieran claras y fueran fáciles este tipo de cuestiones no surgirían. Desde luego que no hay nada que sea un camino de rosas y yo desde luego sé que hablo desde el desconocimiento, pues nunca he tenido una relación abierta. A lo mejor tienes una y hay quienes se terminan tirando de los pelos. A saber. Desde luego sí que hay censura en general sobre escucharse a uno mismo y hacerse caso, hay que luchar a brazo partido por las cosas que queremos, sea una relación a largo plazo con una sola persona u otra cosa distinta.

El ser humano siempre tira hacia el egoísmo, independientemente de lo que le rodea y de cómo vive su vida. Yo no tengo muchas respuestas, por no decir que casi ninguna. Tengo muchas preguntas y espero seguir teniéndolas, seguir debatiendo, seguir aprendiendo y que sea el que sea el camino que elija, lo tome conscientemente, libremente y lo lleve de la mejor forma posible.

Tendríamos que venir con un libro de instrucciones, al menos en cuanto a los temas importantes :P

Ehse dijo...

Siempre había dado por hecho que la monogamia y monoandria venían motivadas por una especie de egoísmo celoso ("te quiero para mí y nadie más") en principio motivado por amor y más adelante como un factor cultural; pero la teoría que expones de la competitividad me parece muy interesante...

Por mi parte siempre he creído, o he querido creer, que el amor verdadero es aquel que te hará olvidarte de que existen otras personas en la tierra a las que podrías amar. Pero eso es muy exigente y probablemente no dure eternamente.
Hay demasiadas parejas que en el fondo sabes que no están enamorados. Quizá vivimos demasiado influenciados por la cultura de la monogamia como para poder sacar aquí un juicio justo. Nos han convencido de que si amamos a varias personas a la vez entonces no es amor verdadero en ningún caso.

Amar a más de una persona a la vez es complicado, por tanto requiere un grado de madurez mucho mayor. En cualquier caso, esto es un tema más emocional que racional, no deberíamos sentirnos culpables por nuestras emociones, y creo que lo ideal sería poder darles rienda suelta.

Un abrazo!

Anónimo dijo...

Enamorarse es una palabra muy grande...muy peligrosa.
Hay más corazones destrozados por desenamoramientos que por infartos, muchos más.
Quedan hechos trizas, como si una granada explotara en su interior...hecho jirones.
Se desangra, se desinfla y repararlo es de las operaciones más complicadas que existen. Esto es lo que hemos conseguido los "moernos" humanos por ser tan imbéciles.

Estoy totalmente de acuerdo con usted señorita...pero creo que si difícil es encontrar parejas que sean "felices" tras 50 años de matrimonio, reprimiendo como bien dices, todo eso que podrían haber sido como individuo único, más difícil es encontrar a gente que tras 50 años de enamoramientos y desenamoramientos no estén hechos también una mierda.

Creo que depende de muchas cosas;
depende de cada persona, de qué capacidad tiene para enamorarse, corresponder y luego desenamorarse o continuar enamorado de ese/a y volver a empezar...eso desgasta (a cada uno de una manera) y creo que va con la edad y las experiencias acumuladas de cada uno.
Tan libre me puedo sentir amando a muchas personas como amando sólo a una (esta es una ecuación en la que estoy trabajando :P )
Porque, ¿cuanto amor puedo poner en un beso? ¿todo? ¿o me reservo un poco para la que tengo que besar después de ti?
Amar a 3 o 4 personas a la vez y no sentirte regular, desequilibrado interiormente y algo perdido, creo que es complicado.
-Hola María.....eehhh digo, Rosa, te amo-.
Se vuelve uno majareta, y creo que va con tu momento de la vida: si lo necesitas ahora hazlo, y si sigues necesitándolo pues sigue haciéndolo, pero estoy seguro de que también puede acabar uno hasta los cojones de caras nuevas, de nuevos olores, nuevas formas y mismas despedidas...o no.
Diferente es, que te atraigan más personas, que te gusten, que las aprecies, pero, ¿enamorarse de todo el que te guste? ¿enamorarse a lo bestia o sólo un poquito? ¿se pueden controlar esas proporciones conscientemente, fríamente encima de esa lava ardiente?...no sé.

Porque, qué hacemos con los enamorados, ¿van entrando en una lista y van saliendo solos? ¿se van apagando como los conejitos de Duracell y se caen de lado?

Por ejemplo:
Te enamoras de una persona,
os bañáis juntos durante un tiempo en "bestial reacción química",
pero uno de los dos se enamora de otra persona mientras esa bestial reacción química seguía viva, ¿que ocurre?
Pues que un corazón estalla y el otro recibe una sobredosis. (más o menos, al final, es lo mismo)
A eso hemos llegado.

Es un juego peligroso.
Un arma de destrucción masiva.
No sabemos "usarnos".
Es la bandera que porta nuestra mente cuando va a las manifestaciones que se celebran en la plaza del cerebro, para dar mucho por culo.


Yo también busco esa manera de vivir,ese "¿por qué tiene que doler?" y sin un día para mi mal viene a buscarme la parca (como decía el otro) quizás me encuentre todavía buscando y buscando,y al final me enamoraré también de ella.

Por cierto, una vez me enamoré de una chica, y supe casi al instante que nunca la iba a perder ya que nunca sería mía.
Ella está por ahí, a su bola, medio loca, buscando y buscando, o mejor dicho, sintiendo y sintiendo.

Yo seguiré amándola, y si ella no lo sabe nada importa, porque lo sé yo.
Aunque no sé muy bien si eso que siento es "estar enamorado",es otra cosa, mas me alegro por ello, ya que es algo que desconozco y lo desconocido me fascina.

Es complejo lo que aquí se plantea, y seguro estoy de que guarda muchas de las soluciones, a muchos de los problemas del Humanus Imbecilis.

Gracias por plantearLo.............

Argeseth dijo...

Aunque efectivamente el ser humano es un primate que no es del todo monogàmico, tampoco llega a la laxitud de nuestros primos los chi;pancés o los bonobos. En las sociedades formadas por ellos, las crias son "comunitarias", pues evidentemente no hay manera de saber quién es el padre y la responsabilidad de cuidarlas recae principalmente en las madres.
La tendenia a la monogamia es al parecer una formula muy efectiva para el desarrollo de la especie, como podemos ver en nuestro caso, pues hay una colaboracion màs estrecha entre dos individuos dentro de la sociedad, no solo para cuidar a las crias, sino también para ayudarse mutuamente.
Para algunos etologos y evolucionistas, una de las claves del éxito de nuestra especie frente a otros primates y hominidos ya desaparecidos que competian por los mismos territorios es la unidad compacta que sociologicamente derivo en lo que conocemos como familia.
Ahora bien, esto es una consideracion sobre la evolucion de la especie y de ninguna manera un juicio moral o ético. Supongo que lo màs "simple" es llegar a un acuerdo entre dos (o màs) adultos con respecto al tipo de relacion que deciden formar.

MariaJU dijo...

En fin, todas esas barreras vienen dadas por aquel avispado que quiso dominar al resto a través de urdir confusiones y preñar de miedos en vez ganarse las simpatías de la tribu por fuerza y belleza, como hace todo macho q se precie, para tener contentas a todas las hembras de su manada, jajajajaja, que ya ves, en el mundo de los leones las leonas viven tan ricamente: se ponía viejo, y hala! otro nuevo para las chicas, y ni celos ni nah, jejeje.

Bromas aparte, llevas toda la razón del mundo y yo tb hablé en serio en mis primeros enunciados antes de llegar al macho alfa que volvía locas a las hembras (jejeje). Me viene a la mente un artículo q leí hace años acerca del tema y q ya no existe el enlace pero que felizmente lo copié q se titulaba 'Selección Natural' u que te dejo aquí: http://www.mediafire.com/view/?lsgopdku8s4appo y esta tira de pájaros q son la repera: http://www.mediafire.com/view/?2g23xa445j5a6#5b0rm9kdrgeijbb

Si no llegas a ver los enlaces, me avisas y te los envío por email.

En este artículo has dejado claro lo que el 90% de la población piensa y/o no se atreve o no sabe enunciar. Y si lo manifiestas en voz alta entre amigos, formas un sindios (lo he vivido), anda todo el mndo intoxicado con las telenovelas y sus editoriales. Así ves a la gente, amargá.

un abrazo pequeña GRAN MUJER :)