30 abril, 2008

...Pero hay quien resiste en medio del Caos...

Así es.
El Caos no puede conmigo.
Ya estoy comenzando a volver a instaurar cierto orden en mi micromundo y a reestablecer mi ánimo.
Me dan unas bajadas de ánimo tremendas a veces, que se compensan poco a poco hasta que vuelvo a sonreír. No es tan difícil.

Me siento mejor una vez asimiladas las malas situaciones. Además, afortunadamente en el ámbito familiar, las cosas van mejorando poco a poco.
Un familiar mío tenía una afección de la cual se temía que fuera un cáncer. Tras haberse sometido a varias pruebas, se ha decretado que efectivamente un cáncer no es, y por lo tanto, la vida de esa persona no se ve amenazada.
Este era un tema que me tenía bastante mal, la verdad, entre otros problemas familiares de los cuales no hablaré aquí.

Pero sí que he de decir que lo he pasado mal entre unas cosas y otras, porque he tenido dificultades por todos los frentes.
Sin embargo, ya me siento fortalecida y dispuesta a continuar con la cabeza bien alta y el corazón henchido de ánimo.

Ayer fue la decimotercera gymkhana matemática cordobesa de la cual, yo fui una de las coordinadoras que ayudaban a los participantes. Me gustaría felicitar públicamente al grupo de los "Lethales", compañeros míos de clase, por su magnífica actuación y por haber tenido el orgullo de conseguir el primer premio de la gymkhana. Nunca se me olvidarán vuestras sonrisas, gritos de alegría e incluso saltos. Disfrutadlo, porque os lo merecéis.

Hoy he estado haciendo un examen de Historia tipo Selectividad que me ha salido bastante bien. Después de la pequeña crisis que tuve a principios de este trimestre en el estudio (ya dije que había tenido dificultades por todos los frentes, siendo el estudio uno de ellos) he de decir que creo haberme recuperado y que llevo una buena racha de exámenes. Espero que me dure para Selectividad.

Me gustaría hacer una breve incisión y decir que quienes me comentan son "valientes pensadores", no meros cobardes que se ocultan tras un anonimato. Eso no tiene ningún mérito, me recuerda a lo que hacen los niños de preescolar cuando hacen algo malo y al preguntarles la maestra contestan: "yo no he sido". Así que me figuro que mi anónimo debe rondar los cinco años dada su falta de madurez y valentía al hacerme críticas. A mí me da igual lo que me digan, como dice un proverbio que me encanta: "Sólo se tiran piedras al árbol cargado de frutos".
A buen entendedor...

Me gustaría exponer una conversación ficticia inventada por Diana y por mí, en la que quienes dialogan son Casares Quiroga, Presidente del Gobierno de la II República, y un informador que le comenta el avance de los nacionales. Se trata obviamente de una parodia ante la inactividad del Presidente. Una pena que sea de izquierdas y republicana como muchas otras personas, y que todos nos veamos representados por tipos como éste.


Informador: Señor Quiroga, en Marruecos ha habido una sublevación militar. ¡Desean derribar a la República!

Casares Quiroga: ¿Qué? ¿Cómo? Aaah... bueno, no hay de qué preocuparse, en un chasquido de dedos, la sublevación cesará. Ya sabrán actuar convenientemente nuestros camaradas.

(Al día siguiente)

Informador: Señor Quiroga, la sublevación de ayer se ha extendido por una porción considerable del país. ¡Rápido, es el momento de actuar antes de que ocurra algo grave!

Casares Quiroga: ¿Actuar para qué? Sólo es un fuego fatuo, ya se verán reducidos dentro de poco...

(Tiempo después)

Informador: Señor Quiroga, la franja norte de España ha caído en manos de los nacionales.
Casares Quiroga: Bueno, bueno... Ya se rendirán. No nos precipitemos.

(Días después)

Informador: Señor Quiroga, Franco y Mola llaman a su puerta para notificarle que está usted en manos del bando nacional. ¡Han invadido toda España!
Casares Quiroga: Aaah... eso no pasa nada, invítalos a pasar, que vamos a negociar y a tomar un poco de té.

(Instantes después)

Informador: Señor Quiroga, ¡Reaccione! ¡Los nacionales lo están agarrando por el cuello y le están encañonando con una pistola!
Casares Quiroga: Ahh... Eso no pasa nada, se habla todo y ya está.

¡PAN! ... y lo mató.

Gracias, señor Quiroga, por jodernos la Segunda República, a usted y a la pandilla de inútiles que constituyeron el gobierno republicano en general. (Por supuesto, los primeros locos que movieron todo esto fueron los militares deseosos de una Dictadura, no los estoy exculpando, ni mucho menos).

En fin, tenía ganas de cierta distensión en las entradas.
Y para terminar, os dejo una canción que me encanta y me tiene un poco obsesionada últimamente:

http://es.youtube.com/watch?v=J__luZHTCCw


Cuidáos, y hasta que volvamos a vernos.





28 abril, 2008

...Y el Caos se adueñará del mundo...

Mira que he intentado racionalizar las cosas. He tratado de decirme a mí misma que lo mío sólo son impresiones.

Sin embargo, me parece que ya no soy la única que se da cuenta. Diversas conversaciones me lo han confirmado. Así que lo siento, pero no se trata de mi locura.

Últimamente tengo la sensación de que las cosas ya no son lo que eran. Más bien, que el curso natural de mi pequeño micromundo ha sido modificado sin previo aviso, de forma abrupta.

Algo así como si se hubiera abierto la puerta que conecta el mundo del Caos y el Orden, y nada es lo que parecía en un primer momento.

Las personas que conmigo eran frías, se muestran cariñosas. Aquellas que eran cariñosas, se muestran frías. Mis amigos de toda la vida se distancian de mí, y aquellos que llegaron después muestran un claro acercamiento hacia mí. Muestro rechazo por personas que quería, siento afecto por personas que me rechazan. No quiero como debería a personas que se encuentran a mi lado, quiero más de lo que debería a personas que tienen cada vez menos conciencia de mi existencia...

He caído en un vórtice de Caos, en un mundo lleno de espejos y sombras, donde nada es lo que parece...

Sé que no estoy sola. Nadie me está dando de lado, es sólo que...

¡Me siento tan sola!

Tengo que pararme a mí misma los pies para no abrazar al que tengo al lado sin "razón aparente", únicamente porque siento a veces un muro en torno a mí o un muro que rodea a otras personas y necesito derribarlo, necesito calor humano, necesito no sentirme tan lejos del mundo, de todos, de mí misma...

Me encuentro rodeada de personas y situaciones que no comprendo. Me gustaría entrar en las demás mentes, investigar sus entresijos, sacar algo en claro de todo esto. Pero no lo consigo y las palabras de la gente se me quedan cortas, ya sea por limitación del lenguaje, ya sea porque son las propias personas quienes limitan sus palabras.

Y yo estoy cansada del Caos.

Siento que voy a explotar un día de estos.

No sé cuándo ocurrirá. Ni dónde. Ni con quién.

Pero siento que estoy acumulando todo ese Caos que me rodea en mi interior, y que cuando no pueda más...

Por favor, regaladme algo de cordura y racionalidad, antes de que todo lo que siento termine conmigo...

(Impulsiva tenía que ser...)

Don't let me down,

don't give up,

don't give in.

The rain comes down,

cold wind blows

The plans we made

are back up on the road

Turn up my collar,

welcome the unknown

Remember that you said:

"One day you'll walk alone"

Who will help me up?

Where's the helping hand?

Will you turn on me?

Is this my final stand?

In a dream I cannot see

Tangled abstract fallacy

Random turmoil builds in me

I'm addicted to chaos

-Megadeth-


24 abril, 2008

Autodestrucción



Ha ocurrido algo en tu vida que acaba de marcarla para siempre.
Tenías hechos tus esquemas de la vida, y ese suceso se los acaba de cargar por completo.
O puede que no.
Quizá sólo estás cansad@ de la rutina.
Quizá deseas ser una persona completamente diferente.
O tener un destino que nada tenga que ver con el que ahora parece que se encuentra ante ti.

Perfecto.
Acabas de dar los primeros pasos.

Bienvenido al mundo de la autodestrucción.


Es un mundo al que se llega por los dos hechos por los que se vive, por los que se mata, por los que uno se rebela y otras veces se calla, por lo que alguien es infiel o por lo que otro en cambio no es más que un perro sumiso...
Los dos problemas más grandes que tiene la humanidad y que siempre tendrá, no nos engañemos ilusionándonos con que son muy complejos, porque se resumen sencillamente en dos palabras: carencia y exceso.

¿Quién no ha sufrido por falta de amor? ¿Y por exceso de confianza? ¿Por exceso de tristeza? ¿Exceso de rutina o carencia de una vida emocionante, que viene a ser lo mismo? ¿La muerte?¿Qué es la muerte sino la carencia de vida? ¿Qué es la vida a veces, si no la carencia de felicidad?

Dos problemas, sólo dos: Carencia y exceso.

El ser humano funciona por el principio de Le Chatelier:

"Si un sistema en equilibrio es perturbado, el sistema evoluciona para contrarrestar dicha perturbación, llegando a un nuevo estado de equilibrio "

Y eso es lo que buscamos en nuestra vida: equilibrio.


Sin miedo, no sabemos lo que es la seguridad.
Sin soledad, no sabemos valorar la compañía.
Y un largo etc.

Un exceso de compañía, incluso por grata que sea, puede llevarnos a volvernos antisociales.
Estar siempre solo conlleva un empobrecimiento de espíritu al no tener a otras personas gracias a las cuales poder enriquecernos. Por no mencionar que los solitarios empedernidos terminan perdiendo la cabeza.
Si tuviéramos miedo siempre, acabaríamos volviéndonos locos, porque no se puede estar las 24 horas del día en alerta permanente. De ser así, es que ni siquiera podríamos dormir, lo que conllevaría alteraciones del sistema nervioso y finalmente, la muerte. En cambio, si siempre nos sintiéramos seguros, nos volveríamos incautos hasta tal punto, que podríamos cruzar la calle con los ojos cerrados.
Y todo esto explicado aquí con ejemplos sencillos es al fin y al cabo a pequeña escala lo que nos ocurre.
Necesitamos el equilibrio casi tanto como respirar, porque si se da lugar a que exista carencia o exceso de algo, es cuando comienzan los problemas y la infelicidad para nosotros.
Según el principio de Le Chatelier anteriormente citado, cuando aparece la carencia o el exceso de algo, tenemos la imperiosa necesidad de hacer algo para cambiar eso, es decir, para reestablecer el equilibrio.
A menudo, tratamos de ocupar el vacío que algo deja con otra cosa, de modo que la balanza no se vea desequilibrada. Otras veces, el exceso de algo nos lleva a prohibir que esa situación siga ocurriendo en nuestra vida para compensar que se haya mantenido hasta entonces de forma permanente.
Pero claro, no todo es fácilmente sustituíble en la vida.
No puedes, por poner un ejemplo, cortarte un dedo y tratar de reemplazarlo con un tenedor.
No tendría sentido.
Es entonces ante esa imposibilidad de contrarrestar un exceso o una carencia, cuando nuestra vida se convierte en una vorágine de caos y malestar que nos termina conduciendo a la autodestrucción, motivo por el cual estoy escribiendo todo esto.

Llegado un momento en que no podemos soportar ese vacío o esa acumulación excesiva, es cuando llegamos a una solución extrema: ya que no podemos terminar con ese problema, habrá que aniquilar al afectado por ese problema, es decir, uno mismo. De este modo, todo desaparece del mapa. Dos pájaros de un tiro.

Este razonamiento llevado a un punto extremo desemboca en el suicidio, pero en general, esa no suele ser una solución muy común.
No he venido a hablar de suicidio, que ahora que recapacito, el título tan ambiguo que he puesto podría ser malentendido por aquellos que lo lean sin más, porque al fin y al cabo, no hay autodestrucción más completa que acabar con nuestra propia vida.
Sin embargo, los que toman esa decisión desgraciadamente ya no toman ninguna más en su vida. Y realmente, yo no puedo hacer recapacitar a los muertos o a los que ya han tomado la decisión de matarse, sino a aquellos que, aún dolidos, siguen aferrándose a la vida.
He aquí a los verdaderos héroes a los que me dirijo.

La autodestrucción puede llevarse a cabo de muchas formas, pero todas encauzadas hacia el mismo fin: dejar de ser lo que somos, para así poder terminar con nuestros problemas.

Hay a quien le da por hacer cosas que le perjudiquen directamente: se refugian en sustancias nocivas para el organismo, tales como el alcohol y demás drogas para evadirse de la realidad y poder ignorar sus problemas por un rato y ya de paso, destruir neuronas de su cerebro. Esta práctica efectivamente llevada a cierto punto, termina ocasionando modificaciones en la conducta y en la personalidad, convirtiendo a la persona en otra diferente.

También encontramos a aquellos que, de pronto, cambian bruscamente de forma de ser por autoimposición. Esta decisión acarrea la supresión de la propia personalidad con la consiguiente infelicidad que esto acarrea, siendo una solución que empeora el problema, más que lo soluciona.

Otra posibilidad es desligarse de los ambientes y personas que causan al sujeto malestar. De esta forma, el individuo se ve más libre a la hora de tomar decisiones y modificar ciertos aspectos de su realidad. Dentro de las posibles soluciones al desequilibrio vital, pienso que ésta es la menos nociva, ya que invita a la reflexión y si al final descubrimos que no es el remedio que buscábamos, siempre se pueden volver a retomar personas y ambientes. Hay quien (y este es el inconveniente de tomar esta decisión) pensará que no debimos actuar de tal forma, porque eso va en detrimento de las relaciones humanas. Creo que si hemos avisado a esa persona de la decisión tomada y al volver nosotros a reemprender la relación que teníamos con ella, entonces la persona nos rechaza, no merecía tanto la pena como pensábamos, así que nos hemos librado de un lastre, lo que al final nos beneficia.

La última probabilidad de elección que observo es justamente de la cual escribí el otro día: el autoengaño. El autoengaño es la opción menos dolorosa a corto plazo, debido que nos permite gozar de felicidad unos cuantos momentos más. Sin embargo, también se trata de una forma de autodestrucción porque con el autoengaño bloqueamos nuestra capacidad de respuesta ante el problema al evadirnos de él, de modo que evitamos ser nosotros mismos al adjudicarnos una realidad que no es la nuestra. Esa situación termina también por perjudicarnos en mayor proporción que al principio, ya que tarde o temprano tendremos que enfrentarnos a la realidad y es más duro volver al mundo real después de una fantasía.

La autodestrucción no es deseable por el sufrimiento que conlleva, sin embargo, a lo largo de nuestra vida será una tentación a superar.
A menos claro, que el proceso de autodestrucción salga bien y consigamos convertirnos en aquello que deseamos ser... sin embargo, pienso que es muy posible que tengamos que pagar un precio demasiado alto por ello.
Quizá la solución no esté en autodestruirnos, sino en irnos modificando poco a poco y no de golpe, ir limando asperezas para conseguir descubrir nuestro verdadero yo y potenciarlo al máximo en beneficio propio y colectivo.

De todos modos, debemos ser cautos. No siempre somos conscientes de que nos estamos autodestruyendo. La autodestrucción de nosotros mismos, la mayoría de las veces comienza sin que nos demos cuenta de ello.
Y todo lo que sea destrucción acarrea importantes cambios que si no son abarcados de una forma racional, terminarán consumiéndonos.




Habló una adicta a la autodestrucción.


22 abril, 2008

Autoengaño

Mira, no te mientas más a ti mismo.
No hagas nacer en tu ilusa mente falsas esperanzas, porque yo no te quiero.
No te quiero, simplemente.
Yo no soy para ti, deberías saberlo ya.
Yo no te quiero.
No te quiero.

¡Ay!

Llaman a la puerta.

Uhm... parecer ser, ¿pero es?
Sí, si que es...

Puedo oír tus pasos en la escalera y tu voz detrás de la puerta.
Yo me acerco cautelosa a ella, sin tocarla y me quedo quieta en el rincón.
Claro, es normal que no salte ferviente en tus brazos, porque yo no te quiero.

Tus pasos se alejan...


¡Espera, no te marches!
Abriré la puerta y bajaré los escalones de mármol de dos en dos para verte,
a pesar del riesgo de caerme y hacerme daño.

Pero...
no te engañes ¿eh?
No deseo que te creas tus propias mentiras.
Que yo, querer, lo que se dice querer, no te quiero...




Uhm... pero Elvira...
¿Aquellos que se mienten a sí mismos no intentan repetirse la misma frase que les gustaría que fuera cierta una y otra vez, para ver si de ese modo, pueden creérsela?


Ssshh, sshh...
¡Calla, calla, imbécil, que nos descubren!

20 abril, 2008

Y es como una mantita caliente para el corazón, después de un invierno largo y frío




Este fin de semana me he sentido verdaderamente arropada por mis amigos.

Después de pasarlo tan mal, me ha supuesto un alivio ver que hay algo más, que mi vida no termina en un fracaso, que hay gente a la que le importo y que no está dispuesta a dejarme sola.

Me encantó el día de ayer, a pesar de que el día anterior hubiera sido emocionalmentepara mí un desastre. Me encantó sentir la fraternal sonrisa imperturbable de Javier por la mañana, la riada de optimismo y serenidad que transmitía Serafín en sus palabras y la sensación de verme reflejada a mí misma en los ojos de Ismael y las conversaciones bajo el cielo apocalíptico a la una y pico de la mañana.

Necesitaba algo así.
Ser yo misma, poder volver a sonreír.
Y aunque ayer fuera un día gris, nuboso y frío, me sentí con una calidez que hacía mucho tiempo que no experimentaba.
No cuesta mucho hacerme un poquito feliz ¿a que no?


No hubo mucha suerte con Iván Ferreiro, que por cierto, es un grupo de artistazos, porque a pesar de que su concierto fue cancelado, tuvieron el gran gesto para con sus seguidores de tocar en un pub para la gente. Seguro que aquellas personas que vinieron desde otros lugares fuera de Córdoba le estuvieron muy agradecidas.
Es genial que un grupo, además de ser bueno musicalmente, tenga esa entereza y calidad humanas.
El garito se llenó enseguida y no pudimos entrar, pero bueno, esperemos que vengan en otra ocasión a vernos.

Y bueno, por lo demás, este día lo pasaré dedicada por entero a Biología, que más me vale. Quizá me deje caer un rato por MSN, hoy no tengo ganas de estar sola.


Gracias, mil gracias a vosotros por mostrarme el otro lado.
Necesitaba tanto una perspectiva agradable como respirar.
Os merecéis todo el cariño que pueda brindaros y más.
Sois mi red, mi paracaídas, aquello que vela por mí cuando peor me encuentro.
Gracias por estar siempre a mi lado, por darme siempre vuestra comprensión, palabras de aliento y motivos para sonreír.

Se dice que los verdaderos amigos se prueban en la adversidad, y vosotros habéis sacado matrícula.


Hoy brindo por vosotros.


Y para terminar...


-Nunca pensé que moriría junto a un elfo.

-¿Tampoco junto a un amigo?

-Eso sí, sin dudarlo.

13 abril, 2008

De la fe en las relaciones


Me gusta la soledad, sobretodo cuando me siento abandonada por el resto del mundo.
Tanto es así, que hay veces en las que hasta me creo que no necesito a nada ni a nadie para ser feliz, que me basto yo sola.

Es en estos momentos precisamente, cuando empiezo a elucubrar y a tratar de plantearme de forma objetiva mi currículum escrito hasta el momento en el tema del amor.

He vivido más fracasos en esta parcela de la realidad que años llevo viva: chicos a los que he amado, pero que no me amaban; muchachos que me querían, pero yo no les podía corresponder; jóvenes con los que me comprometía y al final, el intento de buena fe terminaba en un apoteósico maremagnum... Una completa locura, vamos.

Como es obvio, las personas que más me han marcado han sido aquellas de las que he estado enamorada, y dentro de esa división, siempre me han marcado más aquellas con las que he mantenido una relación.

Teniendo en cuenta que, normalmente lo he pasado peor cuando una relación mía terminaba que en cualquier otra circunstancia, me detendré a analizar este hecho en concreto.

Básicamente, siempre he encontrado los mismos fallos en los compromisos de pareja (permitidme que sea un poco egoísta a la hora de analizar esto, desde mi posición de mujer):
Los varones con los que he tratado en todos estos años, o bien no me amaban lo suficiente, o bien no sabían cómo amarme.

Siempre he tenido claro que alguien que me ame de verdad, sabe con total seguridad qué sentimientos procesa hacia mí. Me antepondría a otras personas y trataría de hacerme feliz.
Por supuesto, hay que tener en cuenta que todo esto supondría no ser perjudicial para esa persona. Tampoco hay que llegar a un extremo por ejemplo de: "Soy feliz si te cortas los brazos" (Por poner un ejemplo, por poco acertado que sea). Hacer feliz a alguien no debería ir nunca en contra de la felicidad propia.
Y eso es lo que se puede esperar de una relación, que se respeten los acuerdos de pareja, que haya amor, respeto, confianza y alguien con quien poder compartir experiencias, para que, finalmente, ambas partes de la pareja sean felices la una con la otra.


Otros fallos que he encontrado es que los muchachos no sabían quererme. Y en su mayoría, no sabían quererme porque estaban cegados por su propio egoísmo. Y aquí me he encontrado con muy diversos casos: desde celos incontrolados que terminaban atentando contra mi derecho de tener otras amistades y que éstas fueran respetadas ( Y aquí ha variado desde el que se dedicaba a hablar mal de mis amigos hasta el que se afanaba en apartarme de ellos y hacer que mi contacto con ellos se viera degradado), en otros casos, el chico estaba con la indecisión de si escogerme a mí o a otra muchacha, lo que a ambas nos perjudicaba; y finalmente estaban aquellos que pensaban que tenían derecho a todo y me terminaban tratando como si fuera un objeto sexual.
Que tu pareja sea egoísta, sea en el aspecto que sea, es algo tan abominable que me causa absoluta fobia y repulsión. Me enfada, me saca de mis casillas y eso va en detrimento del afecto que le profeso a una persona siempre.
Otro suceso que también me pone los nervios de punta, es que la persona se muestre fría conmigo. Necesito a alguien cariñoso a mi lado, yo no puedo estar junto a un trozo de piedra.
Necesito detalles pequeños, detalles insignificantes que me hacen muy feliz: Un simple piropo de vez en cuando ("Qué guapa estás hoy", "Te sienta muy bien esa camiseta"), sms por la noche o nada más despertar diciéndome algo medianamente romántico, sonrisas o besos sin venir a cuento, caricias, regalitos porque sí (y no necesariamente con valor económico), un "te quiero" dicho de pronto...
¡Hay tantas cosas con las que se puede obsequiar a alguien a quien profesamos afecto!
Yo es que me siento mal directamente si no lo hago. Es algo que sale de mí. Necesito comunicar el amor que siento a la otra persona.


La verdad es que observando todo esto de forma objetiva, cada vez me pregunto con más frecuencia si merece la pena tener una relación con alguien.
No puedo evitar sentir una fobia mayor a tener un compromiso, porque ya sé de sobra lo que conlleva: Crisis, celos, inseguridades, desigualdad en el trato de pareja (y no sé por qué, normalmente yo siempre soy la que sale perdiendo), palabras que se dicen sin pensar, miedos, esperanzas inútiles...
Todo un cúmulo de desagradables situaciones, en definitiva.
Pero entonces, llega un sentimiento. Un estúpido sentimiento creado por reacciones químicas en nuestro cuerpo llamado "amor".
¿Y qué ocurre entonces?
Que toda esa retahíla de inconvenientes que tiene una pareja queda reducida a cero.

¿Cómo algo que nos puede reportar de forma objetiva más dolor que alegría puede ser una ilusión para millones de personas, entre las que me incluyo?
¿Por qué nos vemos empujados hacia la desgracia más absoluta únicamente porque el corazón late un poco más deprisa cuando vemos al señor o señora X?

¿Cómo yo, que estoy tremendamente decepcionada con todas y cada una de las relaciones, sean más o menos formales, que he mantenido en mi vida, puedo seguir creyendo en el amor?

Una frase, una sola frase reduce a cenizas todo lo expuesto aquí.


***
"AMOR VINCIT OMNIA"
***
Y yo soy tan soñadora y romántica, tan impulsiva o claramente tan gilipollas, que la acato.
La biología y la evolución nos ha timado a todos. Y a mí la primera.
Un día de estos, cuando vuelva a caer, no me volveré a levantar.
Y a pesar de saberlo, sigo en mis trece, yo, eterna niña enamorada del amor...
Así me va...

11 abril, 2008

"Las palabras se me escapan por los poros de la piel"


Este blog tiene actualmente dos años. Ha pasado muchos avatares, y me imagino que le quedan otros tantos.

Este lugar está consagrado al Caos. Soy una neurótica que un día se levanta y empieza a ensañarse con el mundo, otro se pone melancólica y escribe un poema, otro se siente alegre y añade una canción; en otras ocasiones me entran ataques de egocentrismo o de rechazo hacia mí misma, y el resultado son fotografías o relatos amargos y obsesivos.

Por eso, este blog no puede ser de otra manera, sino absolutamente caótico. Y eso es algo que no cambiará con los años, pues se trata de una forma de ser y de una forma concreta de ver el mundo.

Entren, fascínesen u horrorícense. A mí me da igual. Solo espero no dejar a nadie indiferente.

Aquí no finjo, no uso disfraces, ni miradas envenenadas. Aquí soy yo misma.
Y espero que vosotros también lo seáis... si podéis.