13 octubre, 2008

Oda al mosquito sevillano


En el bello rubor de la tarde
te aproximas, maldito vampiro,
para hundir en mi piel tu cuchillo
y avivar la ira que arde
cual ramo de tomillo en mis entrañas.

Como un gato sibilino
que presume con alarde
de destrezas y artimañas,
sonríes muy ladino
y te acercas, malandrino,
a libar de mi sangre.

Yo te miro de reojo,
molesto acaparador traidor
de glóbulos rojos;
canalla, pérfido felón
que enciende mi enojo.

Te vas a sacar de mi pozo
sanguinoliento y arterial,
con júbilo y con gozo
mi tesoro más vital.

Naces en el Guadalquivir,
cerca de la Giralda
con más cara que espalda
y no me dejas vivir.

Si al cantar las sevillanas
no caes rendido con unas palmas,
te enviaré al agujero
con sprays, Raid y veneno
para que la cara te partas
tras el accidentado vuelo.

Y no sonará tu trompetilla,
ni tendré picaduras en los dedos
por tu causa, puñetero,
ni en Marbella ni en Sevilla.



2 comentarios:

Anónimo dijo...

Querida hermana, el hecho de que a usted le piquen los mosquitos, no es mera casualidad, si no fruto de un insidioso Druida que a ellos los manda, para extraer su apetitosa sangre y de ella hacer un hechizo de destierro. A mi parecer, no creo que haga falta mencionar que dicho Druida soy yo y que el conjuro está practicamente terminado; por tanto, más le vale asegurar sus ventanas o en la próxima escapada mosquiteril, habré finalizado el último ritual.

PD: que vá.., el humor no se nota.. xDDDD

Un beso Elvira

Green dijo...

Waw, todo un alarde de ingeniosa destreza poética. Por cierto,no sabía que te gustara tanto Oscar Wilde...un tio ingenioso y a su vez un buen manipulador. Nada nada, muy profundo todo. Disfruta de tu sangre hasta que un vampiro microscópico y con alas te la robe ;)