21 noviembre, 2009

Espejos y espejismos



Y volver de nuevo y encontrarte con la ciudad muerta, las calles negras, las farolas luchando por sobrevivir y el frío apoderándose de todos los rincones del cemento.


Nadie se baja hoy en la estación, los pasillos están desiertos.


Las rejas metálicas que enclaustran las vías, los cables que dirigen la corriente que otorga la vida al tren cargado de pasajeros sin rostro, la odiada y odiosa luz eléctrica que despoja a todo aquello cuanto baña de vida, y lo convierte en un trasto más de hojalata, en una mirada perdida, en una sonrisa plástica, en un suspiro silicatado; todo conspirando para convencerte de que el otoño no ha llegado a la ciudad: el otoño ha llegado a ti, y la ciudad es solo tu reflejo.


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