Es el frío. Hace frío. Tengo las manos heladas y creo que por extensión, también las palabras. Tengo frío y estoy enferma, como las antiguas niñas abandonadas en hospicios. Intento buscar alguna bufanda que tuviera guardada en el armario, pero me encuentro con su vacío. Por favor, por favor, una manta. O un abrigo. Hace frío, ¿no lo sientes? Y se me quedan las palabras congeladas en la mente, y en las manos, y en el papel y la pantalla. Es como el juego de los copos de nieve, solo que impregnados de ausencia. De carencias de afecto, o tal vez es el hambre. El fútil hambre que todo lo arrasa y controla, y yo tengo las manos heladas, ¿no lo ves? Soy un saco de huesos, las cartas están echadas. Y yo ya no sé jugar con el silencio.
Palabras amargas.
2 comentarios:
Y es este cielo gris que sin embargo hace daño a los ojos por el brillo del sol tras las nubes. Es este cielo que pesa y que dan ganas de ahogarse en una taza de té.
Es el frío, la ausencia, el vacío, el silencio...
Es el olvido, lo que teme el espectro.
Publicar un comentario