Es realmente poético que ésta sea mi entrada número 500.
¿Casualidad?
Y así pasan los días,
con la sensación de que cada decisión
que vayas a tomar
conseguirá dolerte un poquito más
que la anterior,
haciéndote insensible a tu alrededor
y dejándote el corazón hecho trizas.
Vivir es esto de lo que te habían protegido
durante tanto tiempo,
ahora puedes entenderlo.
Y sí, te atrae el acantilado
casi tanto como una cuchilla,
no puedes evitarlo
sólo te queda como antaño
elegir si continuar el libro
o darlo ya por terminado.
Cansada de vivir a los veintidós
quién vas a ser dentro de un año,
llegarás viva a los veintitrés
y si lo haces, ¿te gustará lo que ves?
Por eso te pones tantas trabas,
por eso la vida siempre es tan complicada
quien esté a tu lado te hará daño
y quien no esté...
quien no esté, también.
Aunque peor que estar solo
es ser mal acompañado.
Podrás soportar tanto dolor
sin venirte abajo.
Cómo lo harán los demás
para seguir respirando.
Si reniegas de dios,
de la convención,
de las fechas del calendario,
qué te queda para seguir respirando.
Sólo el humo del cigarro,
¿y si te lo quitan?
No habrá forma de acortar tus días.
¿Merecerá la pena escribirlos, acaso?
Si te leen la tristeza en los ojos
hacia dónde vas a mirar,
quién te va a curar,
cómo vas a aguantar.
Es terrible cuando llega el momento
en el que ya sólo te inyectas vida
para calmar el síndrome de abstinencia,
y así huir de la angustia existencial.
Y si era este el secreto
que estaba guardado desde hace tanto tiempo,
que sólo queda el sufrimiento
y sólo con fe puede ignorarse
para seguir caminando.
¿Se puede vivir de escepticismo,
te puedes morir de pesimismo?
Ellos tienen ya bastante con lo suyo,
tú, con lo tuyo,
¿hacia dónde vas a caminar?
No hay comentarios:
Publicar un comentario