Ando frenética desde hace unas semanas. No dejo de pensar en todo lo que tengo que hacer. La semana pasada fue bastante burocrática, arreglando papelajos y descansando más bien poco. Lo del Erasmus a Noruega me tiene sin dormir, dándole vueltas y vueltas a cómo voy a hacer una locura como ésa. Porque claro, yo no podía ser normal e irme de Erasmus a Inglaterra, Francia, Alemania o Italia. No, yo me largo a Noruega. Aún recuerdo el cosquilleo de excitación cuando vi que me ofrecían ese destino y cómo lo elegí en un impulso que me vino de no sé dónde. También elegí Tallin, donde ya he estado, que queda en la otra punta de Europa, al lado de Rusia y concretamente en Estonia. Lo que yo decía, que soy atípica hasta para ser una Erasmus -bueno, eso y que ya he estado en Inglaterra, Francia, Alemania e Italia... varias veces en cada una... y en otras ciudades europeas que ahora no vienen al caso-.
Tengo ganas de ir a una de esas malditas reunioncitas que hace la Universidad para los Erasmus y así acribillar a preguntas al pobre que me pongan delante.
Lo del Autismo me tiene también bastante centrada -venga, a ver quién es capaz de ver el chiste de esta frase- y con el comienzo del nuevo cuatrimestre estoy que trino. Además tengo 3 gatos que preparar para el viaje a Noruega: cartilla de vacunación, análisis, chips, vacunas... Y encontrar un piso, que es otra de las cosas que me quitan el sueño.
Esto es elegir la vida en Modo Experto.
Si el estrés no me mata, lo hará el frío.
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