17 junio, 2011

Naturaleza proyectiva


Hoy me enamoré de un chico de quince años

que tal vez ahora tenga dieciséis,

de esos que escriben poemas en la soledad de su cuarto

a una mujer a veces presente, a veces ausente,

con la que no sabe qué hacer.


Yo quiero rosas amarillas

pero mi amor regala margaritas a otras mientras me niega un beso,

y a mi hogar no llega ningún mensajero con un ramo de flores.

Solamente ortigas y me desespero.


En mis sueños estoy enamorada de este joven

poeta en secreto, y suspiro mientras él

también regala poemas a otras,

a otra en concreto,

y yo sólo soy una enamorada por inercia.


En los tests de manchas sólo veo París.

París, ¿por qué será que sólo veo París?

Y eso que para mí sólo es una ciudad gris llena de franceses

pero tal vez les perdone el acento si me regalan una rosa.

Blanca, para más señas. Roja, si lo prefieren.


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