Se despiertan viejas pasiones y tú no te encuentras entre ellas.
Qué lento se despereza el tiempo, como una libélula amarilla
que tarda en expirar.
Se agota el café en mi taza y las lágrimas se secan
más pronto que tarde.
Más rápido se consumen las olas contra las rocas
que tu saliva en mi garganta
o el azufre del cenicero.
*Esta es la entrada 400. No es que sea importante, sólo es un dato.
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