Bebo una copa,
bebo otra copa;
miro en el fondo
de la botella
y no hay un genio
en su interior.
En mi sonrisa,
un caracol.
Las margaritas,
los margaritas,
de antiguo invierno
se han marchitado,
no me han dejado
ni un solo adiós.
En tu sonrisa,
un caracol.
Seco mi capa,
mojo tu boca
bajo al infierno,
no rezo a dios.
Casi sin prisas,
un caracol.
Dejo una mueca
toco una tecla
de un piano helado
de la pared.
En mi sonrisa
de caracol.
Si duermes solo
deja una muesca
entre tus labios
de celofán.
En tu sonrisa
de caracol.
Recojo un beso,
quito el perfume,
chupo la savia,
no sé qué hacer.
Son las aristas
de un caracol.
Digo te quiero,
vivo en un coco,
bebo tu ausencia,
abrazo el aire,
dónde estarás.
Son tus sonrisas
de caracol.
2 comentarios:
Hay quien sostiene que los pentasílabos no pueden formar estrofas ellos solos, que necesitan las muletas de los heptasílabos para caminar. Acabas de demostrar que están equivocados. Y muy bien demostrado. Sigue en el coco.
Gracias, de corazón. Sigo en el coco.
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