07 diciembre, 2010

Revista


Editorial

Un café rápido,

un zumo de naranja, quizá

no basten para restablecerte el ánimo.

Observa el atardecer

con un duro beso en los labios.

¿Cómo puedes ser tan cruel?


Artículo 1

Llevarme el viento prendido en el rostro

duele tanto como no volverte a ver.

Quizá no debí pedir tanto.

La ironía es que fue sin querer.


Artículo 2

No me duelen las avenidas.

Ni el más mínimo rincón.

Sólo me pregunto

por qué en estas calles

se rezuma la misma escarcha

que en las aceras de tu corazón.


Artículo 3

Fuiste a ver la caída de las hojas

y el cielo tomó por decisión

desnudarse a su vez.

Gorriones y jilgueros por doquier

yacieron muertos entre las setas.

Qué macabra oferta,

naturaleza muerta a tus pies.


Contraportada

Se disparó la aguja del velocímetro

mientras caía una tormenta implacable

sobre tus manos llenas de nieve.

Nadie sintió cómo corrió

la sangre en tu interior.

El breve lagrimeo en tu boca.

Cómo te aferrabas al manillar

sin superar los noventa kilómetros hora.


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