Salvo cuando era pequeña y "vecinos" significaba unos cuantos niños con los que poder jugar, los vecinos nunca me han gustado.
En su mayoría son ruidosos, con un respeto nulo hacia otras formas de vida, desagradables, sucios, chillones y lo peor de todo, extremadamente cotillas.
Tengo, por ejemplo, unas familias en mi edificio que podrían optar con facilidad a un cásting de Familia Monster. Quienes no ponen una música altísima -y espantosa- a las 2 de la mañana la ponen a las 10 de la mañana un sábado. ¿Resultado? Levantarme -o sin poder dormir- encabronada con Lady Gaga, con Los chunguitos o sevillanas varias. Discusiones a voces entre parejas que no follan nunca, niños que lloran para llamar la atención de sus padres fingiendo claramente por cualquier tontería o porque los padres son unos mantas que cuando el niño llora se ponen a gritar, como si eso arreglara algo. Perros permanentemente hacinados en patios interiores que ladran y lloriquean sin parar, niños que viven arriba y que tiran cosas contra su suelo -mi techo- y no me dejan estudiar... Una jodida pandilla de infelices, esos son los que viven en mi edificio.
Luego está la gente de la calle. Como un tío que se ha comprado un coche superfashion que utiliza para tener permanentemente aparcado y escuchar música a toda hostia. O un abuelo que vive en la acera de enfrente y se pone al lado de la puerta de mi portal -¿por qué?- a mirar la calle.
Luego hay una tía que está grilladísima y se pone a hablar con cualquiera de Dios, o el cielo, o los animales, o la meteorología...
Un enorme puñado de gente muy infeliz y muy aburrida que se dedica a meterse en la vida de los demás porque son incapaces de vivir la suya y a rajar de lo lindo. Intentan meterse en mi vida a raíz de que tengo animales, pero es que paso, paso de ellos. Ya sé que me tienen como una jovencita rara, hippie y "sucia" porque tengo gatos en casa -con lo bien que está mi casa, tan mona puesta y tan limpia...-. Y como siempre se cotillearán unos a otros sobre mi casa y lo que se hace y se deja de hacer en ella, inventando historias si hace falta. Pero qué coño les importa. Que se miren un poquito ellos y a sus hijos, que da pena verles siempre con miles de problemas minúsculos que son incapaces de solucionar.
A veces me pongo furiosa, he tenido verdaderos arranques de presentarme en su casa y darles una paliza, de verdad. Como al imbécil ese que se dedica a espiarme por la ventana, como si no me diera cuenta. Imbécil, más que imbécil. Métete en tu vida y deja de preocuparte por lo que pase en mi casa.
Y perdón por este desahogo, pero es que a veces lo necesito. Lo dicho, que me voy a largar en cuanto pueda a un sitio donde el siguiente vecino esté a un mínimo de 5 Km... además, teniendo en cuenta que son mi principal fuente de mosqueo se reducirían considerablemente mis probabilidades de sufrir un infarto. Y si me da, pues al menos no tendré a un grupo de gente mirándome agonizar sin hacer nada y comentando mientras la jugada. Imbéciles.
1 comentario:
te entiendo al cien por cien, yo tb estoy rodeado de personas aburridas que me critican,,, me han criticado todo,,, cuando ponia musica alta me criticaban por eso ahora soy silencioso no ago ruido y apenas ablo, y me critican por ser silencioso,,,, por ruidoso o por silencoso, el caso es criticar, triste que no tengan mas cosas que hacer, no generalizo, se que hay buena gente que me rodea, pero estos que mas se hacen notar, an caido en un fenomeno llamado histeria colectiva y lo an convertido en un hobby diario,, si yo fuera un loco estadounidense ya se abria formado algun follon tipico que acaba en el noticiario,,, pero me a encantado tu frase inicial: cualquier precio merece la pena por el pribilegio de ser uno mismo. e leido todo tu articulo y me e sentido muy identificado, yo prefiero leer un libro k kedarme en la calle criticando a los que no salen a la calle,,, un beso seas quien seas y sigue siempre siendo tu misma, no vivas la vida que queiran k vivas, no sigas ningun dogma, sigue siempre tu instinto y tu corazon!
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