El individuo ha luchado siempre para no ser absorbido por la tribu.
Si lo intentas, a menudo estarás solo y a veces asustado.
Pero ningún precio es demasiado alto por el privilegio de ser uno mismo.
28 enero, 2010
Apariencias
Vestía siempre de corto, con vestidos vaporosos hasta la rodilla y grandes escotes, o minifaldas rojas con minúsculas botitas y tops palabra de honor. Le encantaba beber cerveza en los pubs, matarse por las noches a whisky limpio, fumar toda clase de tabaco que caía en sus manos y juguetear con el humo. Era descarada con los desconocidos y con los conocidos a medias, se acostaba con quien se presentaba ante sus ojos y luego borraba sus números de la agenda y se prometía no volver a verlos nunca más.
Se pintaba unas uñas que se solía morder, acariciaba disimuladamente el móvil como si esperase alguna llamada importante y mientras mantenía una sonrisa impertérrita, le clavaba los ojos a su interlocutor con toda la mala idea que podía.
Pero si se miraba más de cerca, era la misma que cuando llegaba a casa se ponía una camiseta larga y vieja para acurrucarse en el sofá, tenía el frigorífico lleno de zumo y agua sin una sola bebida alcohólica de por medio, carecía de mechero porque solo fumaba fuera de casa y de boca, las fotos de las mesillas eran del perro que había tenido en su infancia y que había muerto atropellado por un coche, la agenda de su móvil solo tenía registrado el número de su madre y el de su hermano y cuando se tiraba en la cama era para escribirle a su amor platónico cartas de amor que él nunca recibiría, porque la triste realidad era que estaba enamorada de un militar que tenía dos o tres amantes francesas y alguna española del sur, ademas de las cuatro prostitutas que visitaba desde su adolescencia; y no sabía leer, el pobre, y aunque supiera, ella sabía que pudiendo tener a toda mujer que quisiera nunca se fijaría en ella, que follaba por puro reflejo y ocasionalmente, por amor.
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3 comentarios:
Ahora tu cabecera parece la portada de uno de esos libros espantosos de la saga Crepúsculo, ¡qué bien!
Esto se pone cada dia mejor! Bravo.
El día que empiece a escribir como la zorra esa, me arranco la cabeza y me la como. Mientras tanto, es ella la que se copia de la genialidad de otros y la deforma... Además, es una foto de ajedrez. Seguro que la "escritora" y los que colaboran con ella no saben ni que ese juego existe.
Tengo la conciencia tranquila.
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