Esta mañana me descubrí en la facultad
persiguiendo el hálito de un fantasma azul,
salas y aulas completamente vacías, así como el cielo,
sin miradas proyectivas que fueran a arrancarme la piel.
Di las gracias por ello.
Y proseguí mi camino sin inmutarme en los pasillos grises
resonando mis pies contra el cemento
como mi vida por besarte.
No hay nada ya en este lugar que me importe,
estoy tan yerma como la hierba quemada
a este lado del horizonte
y apenas me apena que haya llegado el verano.
Podría llamar a alguien,
pero sólo dolería.
Sólo dolería
porque todo terminó antes de empezar
y sé que si mañana se hundiera el edificio
con todos los demás ni siquiera
giraría la vista, no daría marcha atrás
parar llorar el pasado perdido.
Con un nudo en la garganta, resbaló una lágrima
por las costuras de mi ropa y al mismo tiempo
que pensaba en que no había nadie para consolarme
encontré en esa desgarradora ausencia todo mi consuelo.
De mis labios se deslizaron algunas gotas de sangre.
2 comentarios:
estabas un poco chunguilla, no? pero al llegar a casa seguro q te reparaste. espero. abrazo >:o)
Nada importante, descuida. Ya sabes, el lirismo poético siempre es de un exagerado que te pasas. Si no, no sería poético. Un beso :)
Publicar un comentario