10 mayo, 2012

El mito de las dos Españas*

*Se me pidió una entrada acerca de que los jóvenes de ahora no nos sentimos identificados con el tema de las dos Españas, que eso es algo del pasado que nada tiene que ver con nosotros. He aquí la entrada que he hecho sobre ello. Además, así aprovecho y lo entrego en las jornadas marxistas, ya que se nos ha pedido que hagamos un ensayo de tema político.


Nací en 1990 en Asturias, en el seno de la mal llamada democracia. Crecí sin que me faltara de nada, en un ambiente que, sin ser opulento, califico de abundante.

Recuerdo conversaciones que tenía con mis amigos, con mis compañeros de clase, en plena adolescencia. Estábamos descubriendo el mundo y por supuesto, la política formaba parte de él. Sin embargo, ninguno de nosotros tenía otra cosa clara de la política aparte del hecho de que era un rollo. Por aquel entonces no comprendíamos el alcance de lo que esta esfera significaba en nuestra vida cotidiana. Había cosas mucho más interesantes que hacer en esos días: ir al cine, salir de marcha, conseguir el número de móvil de aquella persona que nos gustaba...

A pesar de ello, como nuestras charlas eran muchas, no pudimos evitar que saliera a colación en más de una ocasión el tema de las dos Españas algo que, debido a nuestras paupérrimas clases de Historia en cuestión de información y a que en nuestras casas no se hablaba sobre ello, no sólo nos chocaba, sino que veíamos como algo muy lejano.

Para nosotros las dos Españas era un mero tema político que el patético bipartidismo español se lanzaba a la cara a la mínima de cambio. ¿Dos Españas? ¿Qué era eso? ¿No se había olvidado todo con la Transición? ¿A qué venía? Nosotros éramos hijos de la democracia y remover cosas que no entendíamos nos hacía sentir inseguros, por lo tanto, preferíamos no hablar de ello.

Era una opinión prácticamente unánime el pensar que nosotros habíamos superado esa etapa y que ahora tocaba centrarnos en el Estado de Bienestar, el lugar donde llevábamos viviendo toda nuestra vida.

Por afán de aprender, servidora se empezó a informar sobre el tema en cuestión porque en parte sentía curiosidad y porque en parte tenía familia de una de esas dos Españas que tenía mucho que decir. Yo sólo tenía una vaga idea de que la dictadura había sido horrible, pero no entendía ni cómo ni por qué se había desarrollado todo aquello. Hay una cita por ahí cargada de razón que dice que si no conoces tu Historia, estás condenado a repetirla. Creo que parte de lo que está ocurriendo en nuestro país, a día de hoy, es debido a ello.

Formo parte de una generación que sabe muchas cosas, pero que no entiende nada. Vivimos en la era de la información, somos los españoles más preparados de la Historia... pero vamos a repetir, error por error -si no somos inteligentes, claro- lo que pasó en los años treinta. En mi opinión hay una ruptura clara entre nosotros y aquellas personas que vivieron las dos Españas en su propia piel. Debido a que no es un tema agradable, debido a que hay muchas heridas que siguen sangrando y es doloroso hablar de ello, debido a que aún hay personas que tienen miedo de hablar de todo aquello por la fuerte represión, debido a que nuestros mayores han confiado en que fueran los libros y no ellos quienes nos contaran lo ocurrido, mi generación ha perdido el conocimiento que la tradición oral podría haberle otorgado. Y nos hemos quedado, de alguna forma, huérfanos de Historia -y, por lo tanto, de héroes como modelo a seguir-.

Sin embargo, a pesar de todo, hay quien no olvida y no sólo eso, sino que además ha transmitido su ideología paso por paso a su descendencia. ¿Y quién tendría tanto interés en que la tradición perviva, en que un sistema injusto como es el actual se siga manteniendo? Ésa es la burguesía española.

La derecha, que debe a la ignorancia del pueblo su continuidad, se ha asegurado muy bien de transmitir a sus vástagos las formas de opresión necesarias para pervivir y el sentimiento de odio hacia aquellos que no son sus semejantes.

La izquierda se ha visto abandonada no sólo porque quienes creían en ella han mantenido su silencio, sino porque además, en el símil de democracia actual no hay cabida para un verdadero partido mayoritario de izquierda. Los que se declaraban marxistas ya no lo son tanto y donde dije digo, digo Diego. La población que deseaba una sociedad más justa, donde el pueblo gobernara para el pueblo, se ha visto profundamente decepcionada por algunos partidos que no han sido fieles a la supuesta ideología que defendían. Empero, la derecha se ha mantenido cual garrapata anclada a su ideal.

De este modo, a día de hoy, tenemos una burguesía que sigue siendo tan fuerte como lo era hace ochenta años, con el agravante de que quienes pueden pararle los pies están tan imbuidos en la ignorancia que el propio sistema educativo ha mantenido sobre sus conciencias, que muchos congéneres míos siguen dormidos. Ahora mismo están deseando que la crisis pase, como si fuera una tormenta incontrolable y no hubiera unos claros responsables de la situación de desamparo y pobreza en la que la ciudadanía se va hundiendo poco a poco.

Necesitamos despertar. Necesitamos que el pueblo proclame no sólo las injusticias que el sistema perpetra contra la ciudadanía en la actualidad, sino aquellas que ya padeció en su momento y que tienen un claro riesgo de volver a repetirse.

El supuesto mito de las dos Españas, no sólo no es un mito, sino que es una realidad tangible aquí, ahora. A mí no me gusta definirlo como “de las dos Españas”, porque parecería que simplemente nos dividen dos visiones de la vida éticamente aceptables por igual, como si el rojo y el azul fueran meros colores aleatorios sin ser ninguno mejor o peor, como si ambos tuvieran el mismo sentido de justicia.

La nuestra es una Historia de opresores y oprimidos, de burgueses que se nutren de la sangre del pueblo de forma literal y a cualquier precio. Es una Historia de reyes, de Grandes de España, de caciques y señoritos que parasitan a millones de personas. Es una Historia de matar al que tienes en frente si hace falta con tal de perpetuar el sistema, de aplastar de un golpe -de Estado, militar, cuya consecuencia fue una dictadura criminal- la voluntad de todo un país en defensa de los intereses de unos pocos.

A veces, ser imparcial o indiferente significa ser cómplice aunque sea de forma inconsciente.

Si quieren mi opinión, España sólo hay una y será lo que los trabajadores queramos que sea a base de sacrificio, lucha y esfuerzo... o no será.


2 comentarios:

K4M4R4 dijo...

Tu entrada no puede resumir mejor lo que he empezado a pensar últimamente sobre la situación política española y te lo dice alguien que "despertó" hace poco.

Lo de las dos españas es tan real como hace casi 80 años.

Un saludo Elvira ;)

@ladelapiragua dijo...

Buenas noches, y disculpa si no te contesté antes al mensaje del Twittee. Realmente mi vida anda algo complicada y no entro mucho, y como los mensajes directos no los cantan pues, lo poco que he entrado, ni los miré ya que no suelo tener ninguno habitualmente.
Ante todo muchas gracias por escribirlo, acabo de leerlo y sí era ese el enfoque. Está genial, la pena es que aunque no queramos llamarlas así, están latentes y cada vez más.
Yo por mi parte hoy estoy flipada de la que se ha liado por la tal Fabra. La verdad, aunque considero deplorable su manifestación, creo que la mecha que se ha encendido resulta, cuando menos, desmesurada, y no me refiero a que la gente salga a protestar, que eso hace tiempo que deberíamos estar a diario, no por un comentario, sino por la jodida estafa y ruina que tenemos encima, sino por las salvajadas que he llegado a leer.
La gente se pasa mucho, una cosa es que le retiren el cargo que ocupa, y otra esa violencia.
Pero bueno, las cosas están que arden, y ella debería haberse hablado hacia dentro, que no son maneras...
Lolita, lo dicho, muchísimas gracias por el post, un besito y nos vemos por estos espacios;).

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