En este día tan especial, damos el pistoletazo de salida al comienzo de la Semana de la Estulticia, también conocida como Semana (de la) Santa (estupidez) -solo que ya somos tan humanistas que hemos suprimido esos paréntesis para abreviar-.
En esta semana, hordas de cofrades, fans cofrades, tontos de capirote y gentuza varia se reúnen para participar de las más variopintas formas en la procesión de fulanas cubiertas de oro (llamadas Vírgenes por no sabemos qué tío cachondo que puso el mote de moda) y cadáveres que representan a ese pobre incomprendido que fue Jesús de Nazaret.
Invaden nuestras calles dejando goterones de cera incrustados en el pavimento (por parte de los tontos de capirote) y cáscaras de pipas desperdigadas por todos lados (por parte de los fans cofrades y de los tontos de capirote sin capirote), amén de botellas vacías, envoltorios de chicles y caramelos… vamos, pura basura. No se puede pasar por las calles –ni las inmediaciones- que forman parte del recorrido de pasos y más pasos de Semana Santa que bien deberían quedarse guardaditos en su puta iglesia, como hacen el resto del año.
Es este un espectáculo grimoso y patético que se sucede cada año para el sufrimiento de miles de personas que, como yo, aún tienen un mínimo de sentido común, sean o no sean católicos (si fueran verdaderamente católicos estarían protestando por usar imaginería con su adorado Jesusito de su vida de una forma tan grotesca) . Porque todo esto tiene, y no tiene, que ver con la religión.
El Catolicismo, como bien se sabe, se ha valido de las antiguas fiestas paganas para instaurar sobre ellas sus festividades. ¿Qué había antes de toda esta mierda cofrade? La celebración de la llegada de la primavera. ¿Cómo hemos transformado una época de expansión, donde las hormonas están desatadas, el clima favorece las actividades al aire libre, donde la tendencia natural del organismo es al bienestar y a la actividad; cómo hemos convertido esto en un período de recogimiento y sufrimiento, por la muerte de un tío que vivió hace 2000 años? Qué lista ha sido la Iglesia Católica. Cómo nos tiene cogidos por los huevos – en todo el amplio sentido de la expresión-.
Y como ni la Iglesia con su inmenso poder ha podido imponerse sobre la naturaleza humana, que en esta época está revolucionada, ha transformado a sus ídolos (al Chechu y la Mari) en motivo por el cual festejar un penoso espectáculo donde lo escabroso y lo macabro tienen cabida… y se le llama arte. Así el pueblo está contento... y ya se nos cobrará nuestra falta de sufrimiento en niños para el convento. ¿Luego salen los escándalos de pederastia por parte de los curas?, la gente solo puede decir lo mismo que Groucho Marx en "Un día en las carreras": Ya lo sabíiiiia, ya lo sabíiiiia. Y miramos para otro lado, se follan a nuestros hijos y en paz. Si total, en esta era de la desinformación y el pecado, el niño que a los 7 años no empieza a follar con su novia, deja a su hermana de 6 embarazada. Así que mejor que a nuestra hija se la folle un Santo Varón en lugar del desgraciao del barrio, que al menos tiene la decencia de santificarse la polla antes de proceder con el magreo.
Ea, y todo el mundo feliz.
Por eso, como no quiero seguir despotricando más, simplemente os digo: Felicidades, gilipollas. Porque en España existe un número tan grande de gilipollas, que hasta se os dedica una semana, y esto no lo hacen en cualquier país.
Y mientras la crisis económica nos sigue azotando, así como los problemas de Educación, Igualdad, Ciencia, Cultura… de siempre, el pueblo sigue hipnotizado entre el fútbol y los playmobil que procesionan en nuestras calles.
Si es que más gilipollas no se puede ser. Lo habéis conseguido: ¡Enhorabuena!
1 comentario:
Hablando de crisis... ¿Cuánto cuesta una carreta de esas?
Y para que luego llamen "frikis" a esos pobres desgraciados que no salen de su casa porque se están pasando un juego.
Al menos ellos no molestan. Yo, la próxima vez que juegue al Resident Evil 5, subiré los amplificadores hasta que escuchen en el Ayuntamiento cómo destrozo zombies a cuchillazos.
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