Voy a escribir
las cosas más desagradables
que nunca te hayan escrito,
decirte las palabras
más desagradables
que hayas oído,
de mí para ti.
Voy a poner de relieve
todas tus faltas, como
tus cuencas vacías,
tus manos de esparto,
tus minúsculos besos,
las brújulas frías,
los abrazos que se apagan,
las mañanas descalza,
los fantasmas que vuelven,
tu nombre que, en mi olvido
con el tiempo, se pierde.
Voy a vomitarte cada palabra,
a escupir en tu boca,
a llenarte de grietas la casa
y a quemarte la ropa
que descansa en el alféizar
de la ventana.
Luego me llamarás por teléfono
y me pedirás explicaciones.
Y cuando yazcas desesperado,
de rodillas, con mi voz sonando
por el auricular, y me pidas respuestas
y no te las dé, y en un alarde de valentía
me digas: "¿Nunca te preguntaste…?",
te cortaré desde lo más profundo
de mi lacerante línea con un maullido
que pondrá como escarpias
el vello de tus manos desnudas:
"Sí, mi amor,
pero nunca tuve derecho a las preguntas."
2 comentarios:
Me recuerda a la canción "Requiem por un cabrón". No es coña.
(¡Y cuidado con mis piernas, joder! ¡No soy de plástico!)
No conozco el texto, pero con ese título, qué horror...
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