-Jane, ¡¡es un pirado!!
-¡Pues yo también!
Y siempre estaremos pirados
y no seremos como los demás.
Y tú nunca estarás pirada porque eres...
Doña Perfecta.
-American Beauty-
Desde el viajero más vehemente
hasta el oficinista menos independiente,
tiene un lugar al que llamar hogar.
Yo soy una mujer aún dependiente
de la caída de las hojas de los árboles,
de la lluvia al golpear el cristal.
No pienses que no te quiero,
que te abandono a la intemperie
y si te he visto, no me acuerdo.
Si abro las alas y despego
es solo para reafirmarme en la creencia
de que este mundo es una mierda
y tú eres todo lo que tengo.
(Y me alegro de tenerte).
Me voy, pero siempre vuelvo.
Al joven llamado Cuervo
le he arrancado las plumas una a una
y el resultado es una serpiente gris marengo.
Y en lugar de cascabel, tiene una aceituna.
¿Tienes las sábanas frías?
Pues yo te las caliento.
No hay nada que se me dé mejor
que hacer que sonrías
e invitarte a cafés sin aliento.
¿Duermes en una cama enmohecida?
La desinfectaré con lejía
y la pintaré del color que tú elijas.
Bésame y te enseñaré
que aún puedo tu pasión encender
con tan solo unas caricias.
He sido una estúpida, perdóname.
Si fuera perfecta,
estaría en Milán, en una pasarela
o haciendo anuncios para El Corte Inglés.
Pero como ese no es el caso,
pido amparo entre tus brazos;
un lugar entre tus sábanas
donde poderme esconder.
Si tú no me aceptas,
estaré condenada a vagar por el mundo
como la hija pródiga que nadie quiere tener.
Soy solo una vagabunda sin rumbo,
una desgraciada más.
Tal es así, que soy rubia.
Y aunque tenemos fama de tontas
te aseguro que la canción no se equivoca:
“La rubia es sensacional
y la morena tampoco está mal.”
Lo que ocurre es que soy
una rubia más complicada de lo normal.
Pero qué quieres que te diga,
prefiero ser una rubia grillada
a que me recuerden por “no estar mal”
y tener los cabellos del color de las cucarachas.
Quiero ser una zumbada sensacional,
y creo que lo consigo.
(Así que las morenas, al río).
Déjame tu piel de abrigo,
convertir tus labios en fuego
El frío en calor; el hielo, en estío.
Si tus sábanas tienen frío
y por estar solo te vuelves demente,
permíteme convertirlas en sábanas ardientes:
Donde la pasión y el vino tengan destino,
donde el calor y el amor tengan lugar.
Y si algo he aprendido
en mis vuelos de desatino
es que no quiero irme
a un lugar donde no esté contigo.
Porque donde tú estés,
sea una playa,
un maldito barco pirata,
un piso lleno de ruido,
una ciudad bajo mando cofrade,
una iglesia sin portal,
una casa llena de cafres,
la cima de una montaña
un castillo lleno de ¡¡arañas!!…
El lugar donde tú estés,
aunque se encuentren las sábanas
frías, templadas o calientes,
o estén sucias y por limpiar…
el lugar donde tú estés
ese y solo ese, será mi hogar.
(Voy a clasificar esto como "Literatura" en las etiquetas, pero no le hagáis mucho caso...)
2 comentarios:
No sé qué diría Derrida de nosotros, pero me ha gustado.
Bah, pues lo invitamos a cañas y ya verás cómo se anima.
"¡Ábrele la boca a esa puta...!"
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