07 agosto, 2012

Grito egocéntricamente desesperado


Muchas son las noches en las que me siento a escribir.

Noches en las que, como hoy,

me asaltan recuerdos de un bar que ya no existe

donde iba a soñar a los quince.

Qué fácil era la vida entonces,

quedaba todo por hacer.

Siete años después,

fumo, bebo y me arrastro,

hago todo lo que dije que nunca iba a hacer.

He aprendido mucho,

pero no tanto como para no volver a caer.

Siempre se me exigió ser responsable

por parte de aquellos que nunca consigo lo fueron,

qué pasa si ahora soy yo la que no quiero,

qué pasa si soy yo la que no quiero.


Dicen que estoy sumida en una especie de locura,

y tal vez tengan razón,

pero si quiero navegar a la deriva

estoy en mi derecho.

Soy una persona adulta

aunque no sepa qué voy a hacer con mi vida

a los veintidós.

Sólo sé lo que no quiero,

lo cual ya es bastante más

de lo que he oído decir por ahí.

Pegan tirones de mi ser hacia todas partes,

sigue la senda elegida, sigue la senda correcta,

es lo mejor para ti.

Qué van a saber qué es lo mejor para mí

si ni siquiera me conocen.

Tal vez yo tampoco, pero hey,

estos ojos son mis ojos

esta boca es la que hay

y si quiero la pinto de rojo.

Si quiero me abro en canal

y cuezo mis despojos en una hoguera,

si quiero me abro las venas

y me desangro en la bañera.

No digo que lo vaya a hacer,

pero podría hacerlo si quisiera.


Cambio de parecer como de marca de cigarrillos,

lo único permanente en esta vida es el cambio,

lo único constante para unos pocos elegidos es crecer

manteniendo despierta la mirada de un niño.

Y mientras qué, mientras a fumar y a leer.

Sólo pido que si alguna vez cometo errores

sean los míos y no los de los demás.

Me quiero demasiado para volverme a perder,

pero si lo hago que sea por mi mano.


¿Es tanto pedir? ¿Es tanto rogar?

Que me dejen en paz,

que me dejen en paz,

que me dejen en paz.


2 comentarios:

Zan dijo...

Uf.. Aquí el cuarentón paternalista al aparato.

Ende decía "Haz lo que quieras", hasta llegar a tu verdadera voluntad. Los que te obligan a cambiar viven donde estamos todos, en la ciudad de los antiguos emperadores. Envidiosos porque ya no tienen más deseos que pedir,y ya no viven. Otros, que se preocupan y te aprecian, porque saben que vas a fallar en el mismo sitio donde fallaron ellos.
Falla a menudo, es lo más divertido que me ha pasado en 20 años. Pero por favor no te desangres, no leo casi poesía y lo echaría de menos.

Elvira dijo...

No tengo intención, pero gracias por tus palabras.

Estallar viene bien de vez en cuando, la poesía es un gran instrumento.

Habrá más.

Un saludo, cuarentón jajajaja :P